La clara victoria del candidato colorado Santiago Peña en las elecciones paraguayas no solo significó un duro golpe a la alianza de 40 Partidos que respaldaba a su principal contendor, Alegre, sino también dio por tierra con las esperanzas de las principales cadenas informativas internacionales, que en sus últimos sondeos coincidían sobre un “empate técnico”.
Así, en los días previos a la elección algunos medios internacionales de comunicación hicieron caudal de un virtual empate entre los dos principales candidatos, representantes de los tradicionales Partidos Colorado y Liberal de Paraguay.
Eso incluso alcanzó a “foros independientes de expertos electorales”, que también se hicieron eco de esa presunta paridad, elevada a categoría de verdad incuestionable por algunos despachos de Agencias, escritos desde Buenos Aires.
No era eso, en cambio, lo que sucedía en la realidad paraguaya, donde todas las encuestadoras que trabajan en Paraguay hace muchos años mostraban que la diferencia era de al menos 10 puntos. La única encuesta que daba un nivel cercano fue una hecha a nivel internacional a través de redes sociales, con una base científica al menos cuestionable.
Se trata de la empresa AtlasIntel, con sede en Brasil, quien presentó en la última semana de campaña unos resultados marcadamente llamativos. Así, en su resumen ejecutivo expresó, con un «margen de error +/- 2p.p. y un 95% confiabilidad», que «Si las elecciones se celebraran hoy, habría un empate técnico entre Efraín Alegre (34%) y Santiago Peña (33%). Sólo un 1,9% aún no sabe por quién votará. Payo Cubas creció 8 p.p. desde la última encuesta de la primera semana de abril, alcanzando el 23%, mientras que las intenciones de voto para Efraín Alegre cayeron 4 p.p. y para Santiago Peña cayeron 3 p.p. En un escenario hipotético reducido, Efraín Alegre muestra una ventaja de 4 p.p., con Alegre con un 41% contra un 37% alcanzado por Santiago Peña. Inclinación por el cambio. La mayoría de los paraguayos (53%) dijo que prefiere que el próximo presidente de Paraguay sea alguien de la oposición o la Concertación, mientras el 29% prefiere la continuidad del Partido Colorado.»
La realidad
Como sabemos, el candidato del gobernante Partido Colorado Santiago Peña se convirtió en el presidente electo de Paraguay, con un 42,93 % sobre el liberal opositor Efraín Alegre (27,52 %), según los resultados provisionales del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), con casi el 99 % de los votos escrutados.
De esta forma el joven candidato oficialista, ex Ministro de Economía en el gobierno de Cartes, su mentor político, se impuso a las restantes 12 opciones presidenciales, entre las que se destacaba una alianza de más de 40 partidos y organizaciones nucleadas en torno a la figura del Dr. Efraín Alegre, del Partido Liberal, quien protagonizó así un tercer intento presidencial, tras su participación en 2013, donde obtuviera el 37.11 de los sufragios, y en 2018, su mejor actuación con un 43,04 % de votantes.
El Futuro
La consolidación de Peña en la Presidencia de Paraguay puede constituir el inicio de un cambio profundo en el seno del Partido Colorado, que de la mano de una renovación generacional comience a despegarse de viejas prácticas que le han generado serios problemas a nivel nacional e internacional.
Sin embargo, pese a esa mala imagen y a serios problemas de corte social, la realidad en Paraguay tiene diferentes matices, que hacen que en los últimos años el estereotipo de décadas pasadas haya quedado definitivamente en el pasado.
En efecto, tras una serie de crisis estructurales, en los primeros años del nuevo Siglo se tomaron medidas muy audaces en Paraguay, y el país avanzó en una serie de reformas institucionales, al lograr un enorme consenso político a largo plazo para bajar las tasas tributarias y de impuesto a la renta del 30% al 10%, desde 2004 hasta hoy.
El Estado pasó a recaudar diez veces más y se formalizó en parte la economía, un problema histórico de Paraguay, con un gran crecimiento del sector agropecuario, que comenzó a exportar productos de calidad, favorecido por las acciones propias que llevaron a que Argentina abandonara su cuota de mercado.
Todo eso generó una transformación en las reglas de juego, que posibilitó que importantes capitales extranjeros invirtieran en el país, incluso de Uruguay, lo que ha llevado a que Paraguay cuente con un crecimiento económico sostenido en los últimos 20 años, impulsado por «los vientos de cola» dados por el superciclo de commodities, suba de precios de carne, soja y maíz. Hoy Paraguay está entre los primeros diez exportadores de carne, cuarto exportador de soja en el mundo y de los primeros diez de maíz, a lo que debe sumarse que tiene un índice de inflación anual del 4%, una de las más bajas de la región.
Eso ha determinado un incremento en el PBI per cápita, que ha venido creciendo en los últimos años de los 5.904 Dólares en 2020 a 6.280 Dólares en 2021, cerrando el pasado año con 6.614 Dólares.
Naturalmente, aún hay mucho por hacer en Paraguay y ese será el desafío para su nuevo Presidente y equipo. Hagamos votos por su éxito desde Uruguay, mientras recordamos tener presente a la encuestadora Atlas Intel y aprendemos a no tomar siempre como voces sagradas a las Agencias y medios del exterior.