
Entrevista de Patricia Mango
Cuando se abre la inmensa puerta de Radio Oriental, la imagen en un banner de Jacinto Vera recibe al visitante. Tras subir dos escaleras, se escucha ya en los parlantes la inconfundible voz de Julio Frade. Está en el aire su programa “Frade con permiso”.
Se ha vuelto el hombre del momento porque el libro “Gracias Señor” escrito por Angel Atienza, recoge parte de su inmensa vida. Ambos coincidían en Radio Cultura los jueves. Un día, Atienza lo encaró: “mirá, como te está sobrando tiempo, te voy a grabar”. Dos años y horas de cinta después, sentenció: “tengo material para un libro”.
El próximo 12 de agosto, acompañado por el piano, realizará una presentación en La Colmena, en diciembre hará su concierto de Navidad y en abril-mayo del año próximo, otro concierto especial, por sus 80 años que cumple el 3 de noviembre.
-Por qué agradece?
– Por todo: “ estuve en 40 países trabajando, dirigiendo. En Buenos Aires, en Chile, en España y todo lo hice desde Montevideo, porque nunca me mudé.
Recuerda dos personas que le dijeron que no se fuera de aquí: Pablo Picasso y Henry Macini*. Increíblemente, ambos conocían nuestro país y ya lo recomendaban.
Una cosa trae la otra al hablar con Frade en un desordenado mano a mano con Contraviento. Imposible mantener una línea cronológica ante un personaje tan abarcativo. Por ejemplo, al mencionar al aclamado pintor Picasso, cuenta que fue testigo del cuadro sobre la pared que hizo en vivo, en el Museo de Arte Moderno de New York. “Lo hizo delante de 200 personas que éramos su audiencia, en un solo trazo. Lo aplaudimos al final” rememora aun maravillado. Con naturalidad se le acercó: “Yo soy de Uruguay” y me dice: “¿De qué ciudad?”, “Montevideo” le digo yo, y me dijo: “Nunca te muevas de esa ciudad , porque es muy linda para vivir”.
En su anecdotario, son interminables los nombres célebres pero así y todo nunca se sintió embajador cultural del país.
Volvemos para atrás. Frade se recibió de Bachiller primero en New York y aquí le tomaron en cuenta el año que estudió allá. Y más atrás aún, a sus cuatro años su madre lo sentó frente a un piano y él, que se define como un único hijo “bien mandado”, obedeció sin chistar. Quién diría que se convertiría en un referente del teclado a tal punto que el piano que tiene lo acompaña desde sus 19, cuando lo compró a alguien que ni idea tenía de música y que solo lo ostentaba como adorno en su living. Ese piano desata otra anécdota: la de sus traslados.
-¿Qué piano tiene?
– Un Steinway de cola. Es lo más caro que tengo materialmente. Cuesta más o menos 50 mil dólares. Lo compré cuando tenía 19 años con la primera plata que tuve de Telecataplum. Pesa unos 700 kilos. Se lo compré a alguien que ni sabía por qué tenía un piano de cola, no era ni músico, lo tenía en el living porque en aquellas épocas se tenía que tener un buen piano, y trajeron el mejor de Europa que pudieron: vino de Hamburgo.
Y así aparece en el relato, un departamento donde vivió varios años: “el barrio no dice nada”, en referencia a la calle Eduardo Acevedo esquina Maldonado. Pero la vista desde el onceavo piso, dice demasiado. Subirlo fue una tarea de hombres, no hay otra forma. Ocho personas con una linga desde abajo, dos personas esperando arriba. Y él, rezando para que todo saliera bien. Bajarlo, fue lo mismo.
M’ijo el dotor
Su madre, la que lo sentó al piano, quería que tuviera una carrera universitaria. Su padre le dijo: ¿Cómo vas a ser músico y vas a trabajar en televisión? El “te vas a morir de hambre” era una regla que se encargó de que fuera una excepción .
Pese a que estaba seguro que no iría por ahí, decidió estudiar Derecho para darles el gusto. su costado actoral, le acompañaba a las aulas: ‘”los profesores me hablaban del programa de televisión, en el examen. ‘Anoche estuvo muy bueno lo que hicieron’, me decían”.
El Dr.Blas Masella quien le tomó un examen en Facultad, lo llamó seis años después:
“¿Se acuerda de mi?” y le digo: “Perfectamente profesor” y dice: “Yo fui durante muchos años catedrático de Derecho Romano, y nunca me dieron un examen como el que usted dio, fue tan brillante, además usted fue una exposición lo que hizo”. Y explica que pidió para “disertar” en lugar de ser interrogado. A la mitad de su disertación, le pusieron un triple sobresaliente.
Tan grande fue el impacto que este profesor lo llamó para ofrecerle la que sería su segunda beca a Nueva York en 1968.
Vivir y trabajar siempre de viaje
Frade fue director del Festival de la OTI, hizo grabaciones más en el instituto “Guión”en Buenos Aires , dirigió musicalmente el canal ATC cuando se inauguró y que demandó una inversión de 450 millones de dólares en 1978 Y aquella máxima de no poder vivir del arte, mutó en U$S 39.500 mensuales. “Y tenía 35 años, iba ahorrando siempre”.
Aquí, aparece (y referirá a esto innúmeras veces) el cuarteto obligado que se evoca al hablar de humor “de antes” en Uruguay: Eduardo D’Angelo, Enrique Almada y Ricardo Espalter.
“Éramos muy buenos compañeros de trabajo, no éramos amigos, porque nunca tuvimos tiempo de visitarnos. Trabajamos 51 años juntos. Una vida, empezamos en 1962 y terminamos en el 2001.
El tiempo que teníamos libre lo dedicamos a estar nosotros en casa, porque faltábamos de casa permanentemente. Éramos como visita en la casa, yo tengo tres hijos -y tres nietos-, y cuando se criaron yo nunca estaba, siempre estaba grabando en Buenos Aires, en Chile o en Montevideo”.
– ¿Se lo cuestionó usted?
– No, era mi vida, la hice completamente. Mi señora tampoco lo cuestionó, me acompañó siempre
– ¿Y sus hijos nunca le reprocharon las ausencias?
– Nunca falté en los momentos clave; siempre estaba y ellos vivieron una vida, se criaron en una mansión en Carrasco. Era una casa que estaba abandonada y que tenía 1500 metros de fondo y fui haciendo una mansión. En el 2000 vi que se venía la pálida, la crisisala vi dos años antes, porque en Argentina fue en el 2001”.
La vendió en poco más de medio millón de dólares. Hoy, piden U$S 1.650.000.
Cristina
Es su esposa de toda la vida. “Recorrió conmigo 35 países, yo recorrí 40, porque ella a algunos no quiso ir, se dio el lujo de decir alguno “Disculpame que no voy en esta contigo porque no quiero”. No quiso ir a Ecuador, no la culpo tampoco. Ella es chef, relata con orgullo. Estudió con el Gato Dumas en Buenos Aires.
– ¿Cómo compatibilizaba actuación, música, creatividad, dirección, viaje, todo sin fallar en ningún lado como hacía?
– Lo sigo haciendo hoy. Voy a cumplir 80 años y lo estoy haciendo, acá (muestra una agenda enorme, envuelta con dos “gomines” para sostener tanto papel en su interior) ves las cosas que hago y organizo solo. Tengo agenda, es como la Biblia. Acá, tengo que tener anotado, hoy es 14 no? bueno mirá, 14 viernes lo tengo Patricia Mango en la radio, tu teléfono lo tengo acá, , si vos no aparecés yo te llamo y digo te olvidaste que te estaba esperando a las 15:00 horas. Porque lo tengo anotado.
Debajo del nombre, hay una sigla. Es de una empresa donde irá a hacer una cobranza. Y más abajo, se lee “LAVADERO”. Refiere a una conocida tintorería y exhibe el ticket: “ves? tengo el ticket para ir a buscar la ropa”.
Frade cumplirá 80 años en noviembre. Trabaja desde los 14 cuando tocaba el piano en un cabaret. Ha viajado por el mundo, ejerciendo como músico pero también como actor. Compartió 51 años con los mismos compañeros, pero no se aburrió nunca. La clave? Tener proyectos siempre.
El libro ya vio la luz. “Gracias Señor” es una recopilación de anécdotas relatadas en primera persona. Lo ha llevado por toda su vida y con esto cierra aquel famoso ciclo de “tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro”.
Pero no. Ya hay más cosas para hacer. El 12 de agosto a las 21 horas, adelanta a Contraviento, realizará un concierto recital sobre el libro en La Colmena, ( Maldonado entre Juan Paullier y Requena). El que quiera va. Saca un ticket y va. Es tipo café, un lugar precioso. Después tengo el (concierto) de navidad, y después en marzo o abril mi concierto que voy a dar en el Solís, de los 80 años. Ya tengo planes, viste que tengo planes”.
Los más veteranos, lo asocian con Telecataplum, los veteranos más jóvenes con Decalegrón y ahora los jóvenes con “Los 8 escalones” con el que volvió a estudios desde otro lugar, como jurado versado en todos los temas.
Y hablando del presente, surge la tecnología y el arte en confrontación y como aliado .
– Te voy a decir algo, yo no tengo ningún problema con la parte digital ni con las redes, mi señora está en todas las redes y está todo el día con la computadora, entrando y Yo no. Y te voy a mostrar los 2 teléfonos que yo tengo. Te van a gustar.
– ¿Por qué no tiene whatsapp?
La pregunta se responde cuando saca de sus bolsillos, dos teléfonos que no son digitales siquiera. Son idénticos, el mismo número con diferente prefijo.
– Nadie me molesta, no tengo whatsapp\. Yo hablo con todo el mundo, me comunico y la agenda es fundamental. Una sola vez entraron ladrones a mi casa, acá en el Buceo, lograron abrir la ventana y entraron 30 segundos, porque yo ya estaría despierto o por levantarme. Y lo cierto es que no estaba: no lo podía creer! ¿sabés dónde estaba? En el jardín que quedaba abajo del edificio, la habían tirado, por suerte la recuperé porque me sacan esto y yo me muero.
– Un dia a lo Frade
– Me levanto a las 7 de la mañana, me baño, me apronto, voy a la computadora y recibo todo el programa ya ordenado por mi productor Roberto Riolfo, que me lo manda de noche. Lo mando a la fotocopiadora para que lo impriman, porque la impresora mía anda mal o nunca anda. Es casi un libro editado como sale, lo hacen perfecto.
Compro diario papel. Para estar informado. Y voy a la farmacia, porque ya a esta edad tengo que tener todos mis medicamentos al día.
-¿Y cuando almuerza?
– Ah, después. Yo salgo hoy como a las 16:30 más o menos.
– ¿Y cuando está con ocio que hace?
– Toco el piano. Nunca tengo ocio, miro televisión pero después de las 20:00. Si el ocio es a las 18:00 de la tarde tengo tarea para hacer en el piano siempre, porque estoy preparando mis conciertos.
– Tiene el 12 de agosto, Navidad, y el de los 80 años el año que ¿Qué le está quedando por hacer?
-Yo no tengo una cosa porque por ejemplo viste el libro era un pendiente, pero yo no fui el del libro fue Atienza. Si Atienza no aparece yo no hago el libro.
– Si ahora tuviera la posibilidad de reeditar alguna de todas estas vivencias que me contó, ¿cuál sería?
– Reeditar a mí no me gusta. Todo lo que hice lo dejo por hecho, y yo lo que tengo siempre ganas es de hacer algo nuevo o de hacer otra cosa.
Un paseo por los estudios de la radio, fotos, conversaciones y la promesa de vernos el 12 de agosto.
Afuera la tarde sigue gélida y el sol pelea infructuosamente por entibiar un ratito más. Ciudad Vieja inicia el movimiento final de ese viernes. Allí adentro, hay un señor de diminuta apariencia, enorme sensibilidad y un manojo de enseñanzas ddifícies de ldigerir en el momento.
El señor de los planes eternos, que ni afectado por una feroz lumbalgia deja de hacer. Este lunes anuncia que se hará un “bloqueo” que lo dejará como nuevo para seguir llenando la antigua agenda de tapas negras, esa que se resiste a quedar en blanco.
Mini ping pong
- Un lugar de..
El departamento ese que te comenté de la calle, no es un lugar lindo, es Maldonado y Eduardo Acevedo.
- Si fuera otra persona por un día.
+ Me gustaría ser un excelente pianista de Jazz como Bill Evans, pero no como persona porque Bill Evans era adicto a la droga y muy adicto. Y adicto a una droga que lo mató, que era la heroína, se la inyectaba y había días que tenía el brazo que parecía una bolsa de agua caliente, la mano. Y mira que te estoy hablando de un pianista superior, superior.
- ¿Un uruguayo?
– Enrique Iglesias.
- ¿Política?
– Sí, me gusta la política, yo fui blanco wilsonista mucho tiempo. Me ofrecieron ser senador. Yo dije que no, que si estaban locos, ¿qué hago yo en un senado? Yo soy músico; adentro del senado lo que puedo organizarles son algunas audiciones de música algo, no sé.
- ¿Y si no hubiera sido músico?
-Ah no sé, porque eso ya tendría que hablar con el más allá.
-¿Usted cree en Dios verdad?
-Totalmente, Dios esta conmigo y estuvo conmigo siempre. Estoy seguro de eso.
– ¿Y eso lo lleva a pensar por ejemplo en vidas pasadas, reencarnación?
– No, no. No me meto en esos temas esotéricos porque creo que no le hace bien a nadie. Y al que lo piensa menos.
– ¿Qué le gustaría que hiciera Uruguay hoy en día en materia de cultura?
– A mi me gustaría que Uruguay tuviera realmente más. Acá no hay folclore. Los que hacen folclore, hacen canto popular que es una cosa que no es folclore, en Argentina hay folcloristas. La milonga es totalmente uruguaya, la chamarrita, pero que la cultiven que la hagan bien.
– ¿Una comida?
– Me encanta la comida, soy muy gourmet, así. Una comida que me encanta es el Vitel Toné. Y es difícil que alguien se lo haga, es la ternera, atunada, Toné quiere decir atunado y Vitel es la ternera. Es la ternera con salsa de atún, y con una cantidad de cosas más.
– ¿Se siente orgulloso de sí mismo?
– Estoy contento, que no es lo mismo.
– ¿Por qué no?
-El orgullo es malo. Yo estoy contento con todo lo que he hecho, no estoy ni triste ni tengo nostalgia y todo eso, vio que yo no quise revisar cosas pasadas, hay que dejarlas. Las hice y están.
– ¿Tiene amigos?
– Muy pocos, tengo muy pocos, pero tengo y casi todos los que tengo son a través de la música. Los que tengo y tuve tienen que ver con la música.
– Uno ve a los pianistas como melancólicos sin embargo es reconocido actor de humor. ¿Cómo compatibilizaba eso?.
– En mí se dio que yo los separé, porque fijate que cuando yo estaba vestido con pantalón corto o haciendo las sobrinas de las Rivarola que estaba vestido con pollera. Ahora una cosa que te cuento, a Espalter no le gustaba vestirse de mujer, y nunca se sacó el pantalón por debajo de la pollera, siempre estaba vestido pero el se ponia la ropa de mujer arriba de su ropa de Espalter.
– ¿Ha dado clases alguna vez?
-No me gusta enseñar. Di clases una sola vez, en una Institución para músicos profesionales ya muy avanzados, tenían que saber mucha música.
-Para las nuevas generaciones ¿un consejo? sobre todo vinculado a la música.
– Que se acerquen a la música, la música es muy buena para el cerebro, es como las matemáticas para mantenerse joven, para evitar tener el Alzheimer es el arte más abstracto por lo tanto da mucha satisfacciones porque cada uno lo interpreta a su manera. Es tan abstracto que solamente con notas, silencios y ruidos, provoca estados de ánimo.