Quito. (Especial para CONTRAVIENTO)
Por Hugo Carro
Lo primero que quedó claro tras la elección inédita de este domingo 20 de agosto en Ecuador, es que nuevamente habrá segunda vuelta electoral, de donde saldrá el futuro presidente del país.
La candidata correista, Luisa González (33%), y el joven empresario, Daniel Noboa (24%), son los finalistas de la contienda del próximo domingo 15 de octubre.
Fueron las primeras elecciones nacionales bajo “estado de excepción”, decretado por el gobierno de Guillermo Lasso, que durará 60 días. Hubo casi 100.000 efectivos, entre policías y militares, custodiando los lugares de votación, tras el asesinato a balazos de Fernando Villavicencio, uno de los ocho candidatos a la presidencia del país.
Trece millones y medio de habilitados, hicimos filas -de hombres y mujeres-, para depositar las papeletas en dos urnas.
Lo inusual fue ver a candidatos como Daniel Noboa y Christian Zurita, votar con chalecos y cascos antibalas, como a otros aspirantes a cargos legislativos, en las provincias de Esmeraldas, Guayas, Manabí, Cañar y Santo Domingo.
Además, hubo un plebiscito nacional, que propuso detener la extracción de petróleo en el amazónico Parque Nacional Yasuní, y en Quito, la capital, decidir sobre la prohibición minera en el Chocó Andino, reserva de la biosfera en el noroccidente de la capital.
La encrucijada correista, es enfrentar nuevamente, como hace dos años frente a Lasso, con Andrés Arauz como candidato. Y la encrucijada de la población y el futuro gobierno es tener una asamblea, de nuevo, con mayoría del correísmo, que llevará, como a Lasso, al desgaste de negociar cada proyecto por falta de respaldo legislativo, que tendría Noboa, si gana en octubre, lo que es posible, más que la candidata González. Más que por simpatías, por el mayor rechazo que tiene el correísmo fuera de sus seguidores.
Aprovecho a compartir un par de ideas que promuevo hace muchos años; la Democracia está herida. Cada vez es menos ciudadana y representativa, y las segundas vueltas, son una trampa electoral, que atenta contra aquello.