por P. Lotazo, Enviado Especial
ADVERTENCIA DE CONTENIDO: Esta crónica hace relación a hechos muy fuertes, que pueden herir la sensibilidad del lector. Se recomienda su consumo con moderación y mantener fuera del alcance de niños y mascotas.
Sugerimos ambientar la lectura con la mágica obra de Ennio Morricone.
Contraviento fue testigo exclusivo del tenso encuentro entre el Sheriff Louis Cooky, máxima autoridad del condado, y el conocido bandido de poca monta Tucorsi, quien había hecho correr en tabernas y saloons de todos los pueblos el rumor de la complicidad del Sheriff con las maniobras del temido coronel Douglas Marsetimer, quien pese a las recompensas ofrecidas aún se mantiene prófugo de las autoridades, que lo requieren por considerarlo un cerebro del tráfico de alcohol y armas a los indios.
Enterado Cooky sobre las versiones que había hecho correr Tucorsi inició su búsqueda, la que no fue fácil en tanto el bandido sabiéndose en falta procuró en todo momento refugiarse en los más recónditos rincones de su zona, donde recibió el cobijo de personas marginales, habituadas a vivir al margen de la Ley.
No obstante, olvidó Tucorsi que el Sheriff Cooky inició su actividad en esa misma zona y por ello ningún rincón de ese terreno le era desconocido. Era solo cuestión de tiempo que se produjera el encuentro y nada de lo que pudiera hacer Tucorsi podría evitarlo.
Cara a cara
El sol estiraba las sombras, camino hacia el ocaso, mientras el viento jugaba con el polvo desértico, en esa zona donde cualquier intento de hacer surgir la vida es tan inútil como esperar una acción positiva de una central sindical.
Allí se había refugiado, y hasta ahí llegó el Sheriff Cooky, en su elegante tordillo. Desmontó, tiró hacia atrás su níveo poncho y asegurándose de que la culata de su arma estuviera exactamente al alcance justo de sus dedos se encaminó lentamente al centro de la curiosa formación circular que caracterizaba a ese desolado cementerio.
No llevaba apuro, ni alarma. Tucorsi ya no podía huir, y todos sabían que Cooky era la pistola más rápida del condado, por lo que cualquier resistencia sería inútil.
Así lo entendió también el fugitivo, quien ante lo inevitable decidió minimizar daños y salir al encuentro del Sheriff, con una amplia sonrisa cual si se tratara de un encuentro ansiado con un amigo querido.
La estrategia no funcionó. Nada podía ya salvar a Tucorsi de la ira del Sheriff y el taimado bandido lo entendió al ver la fría mirada de hielo en el acerado azul de los ojos de Cooky. La mano helada de la desesperación se apoderó de la columna vertebral de Tucorsi, quitándole el habla y todo posible reflejo o reacción.
-Tenemos que hablar mejor.
-P…p…p…brrr…cof, snif..
-No, en serio te lo digo. No podés andar en Saloons y rodeos diciendo cualquier disparate sobre mí y mi gestión-
–P…p…p…brrr…cof, snif. Cof, cof…brrrrr…
– Si, hay que mejorar los modales. Sobre todo cuando todo el condado sabe que Marsetimer hizo todos sus negocios en el Condado en las gestiones anteriores, y apenas me puse la estrella en el pecho se tomó el palo y no apareció más por acá, se le quemó el mapa como en Bonanza. O sea, si trabajó con alguien acá no fue conmigo, sino con los que mandaban antes
-P…p…p…brrr…cof, snif.
– Yo entiendo que vos hablás para los indios que hacen señales de humo, o a lo sumo leen ejemplares viejos de The Diaria Times, pero igual no podés abrir la boca y decir lo que se te ocurra de mí, por más que los paniaguados que viven de mí no te digan nada, porque se te va a complicar conmigo. Mentende’?
-P…p…p…brrr…cof, snif. Snif… buuuuh
-Bueno, ta, no llores más, que me molesta ver a un hombre grande y feo lloriqueando. Andá, lavate la cara, juntate con los tuyos, armen un discursito como para mandar por telégrafo y cuando recuperes el habla hacete el langa con los tuyos para que no te robe el liderazgo de tu bandita la otra forajida . Pero tenelo claro, si querés tener una buena relación tratá de cuidar los modales, no me hagas repetírtelo, que yo soy duro con las ideas y suave con los gatillos y acordate que las nubes pasan, pero el plomo queda. Andá, andá,,,
-P…p…p…brrr…