
Por Roque García
Montevideo festejó los 300 años, y es un dato de la realidad: el evento fue una fiesta, llena de gente joven música y animación. Contra este hecho incontrastable existen al menos dos posturas como ciudadano: algunos lo disfrutaron simplemente, y otros sintieron que una vez más la Sra. Cosse había empujado leve, pero firmemente, las cosas para que se ajustaran a sus intereses y no al consenso social. Y esta no fue la primera vez, y posiblemente no sea la última vez que lo haga.
Si Ud. lector, más allá de su orientación político partidaria, es del primer grupo que disfrutó el evento y no le quedó un gusto amargo le pido que no siga leyendo, y le envidio la inocencia. Si es del segundo, tengo una serie de reflexiones que me gustaría compartir.
No es esta seguramente la primera vez que Ud. notó este patrón recurrente en la Sra. Cosse, de jugar al límite entre administrar la cosa publica y lanzar su carrera personal. Una carrera en la que llegó a la IMM más que por sus votos propios, por las idas y venidas del Sr. Martínez. Recordemos que luego de la derrota en las urnas, el Sr. Villar fue convocado por frenteamplistas independientes para que lanzara su candidatura a la IMM, que en ese momento el Sr. Martínez aseguró públicamente más de una vez que no lanzaría su candidatura departamental, lo que convenció a Villar de competir. Luego Martínez cambió de opinión y el voto socialdemócrata de Montevideo se dividió. Esos barros trajeron estos lodos.
La rara osadía de Cosse
La Sra. Cosse, hay que reconocerlo, con una osadía rara en la escena política nacional más de una vez ha enfrentado a los ciudadanos a una serie de hechos consumados, y ante toda esa pujanza asertiva -repito- muy rara en nuestras tierras grises, Zabala, sus cañones, los fuertes y todo eso, nada pudieron; reconozcámoslo.
Ahora ¿y Montevideo? Digamos que Ud. es de izquierda ¿no está cansado que la IMM se haya convertido sistemáticamente en la plataforma para lanzar las carreras personales de potenciales presidenciables? ¿No será el momento de buscar servidores de la cosa pública sin más ambición que ser reconocidos por sus servicios a la ciudad de Montevideo?
UD no tiene la impresión que la burocracia de la IMM se ha convertido en el botín de facciones dentro del Frente, y que al final pareciera que lo menos importante es administrar la ciudad? ¿Y de Ud., ciudadano de a pie, quie6n se preocupa? Pan y circo solo funciona si el pueblo se deja engañar. Recuerden que desde siempre “al pueblo pan y circo” es una sentencia despectiva hacia el pueblo, hacia la gente.
Pero, por otra parte, si Ud. no es votante del Frente estos 300 años forzados, ¿no deberían hacerlo reflexionar sobre cómo presentar los candidatos a las elecciones? ¿Tiene algún sentido seguir presentando candidatos sin equipos, sin campaña, todos o casi todos políticos que lo usan como una estación de pasada para cargos mejores? La Sra. Raffo compitió y siguió. ¿Quería ser intendenta? ¿Cambio rápido de opinión o me pareció a mí?
¿Así van a convencer a la gente? ¿sin propuestas basadas en fundamentos técnicos innovadores? Solo jugados a ¿nosotros vamos a hacer lo mismo, pero para nuestro lado?
En definitiva, menos para los inocentes, estos 300 años tienen que ser un llamado de atención en todo el espectro político, pero no entre las cúpulas; no escribo para ellas, sino entre los ciudadanos de a pie que merecen respuestas concretas en una ciudad que presenta muchísimos desafíos: limpieza, grafitis, ciclovías entre otros.
¿No es el momento en el que los ciudadanos de a pie exijan a sus líderes candidatos comprometidos con la ciudad y no con su carrera personal? Servidores de la cosa pública, sobre todos servidores. Quizás Ud. piense que le pido demasiado a la gente normal, pero, bueno, tengo fe en la gente normal, porque soy una persona normal. Quiero pedirles a las cúpulas partidarias candidatos, que se pongan la camiseta de Montevideo durante todo el periodo, ¿será mucho pedir?
¿Ud. que dice?