
El acercamiento de los dos verbalizadores de la bronca de la sociedad molesta mucho al neomarxismo y su agenda apocalíptica
El viaje del presidente argentino a Davos y su posterior encuentro con Donald Trump tuvo una fuerte repercusión mundial no sólo mediática. Además ha servido para que los defensores del wokismo, socialismo, comunismo y toda la batería de consignas que se llaman la Agenda 2030 hicieran parangones y descalificaran las ideas y propuestas de cada uno de los dos políticos atacando al otro.
También aprovecharon la oportunidad para negar toda vocación totalitaria en las ponencias propias, en especial la de ser neomarxistas y totalitarios, padrenuestro que rezan cada vez que pueden, como el lobo del cuento. Algunas radios y periodistas de Argentina, otrora prestigiosos, se plegaron apasionadamente a este movimiento, seguramente luego de profundos análisis.
Están locos
La primera descalificación es personal. Se los acusa de locos o de enfermos psiquiátricos, como si sus opositores fueran una joya de equilibrio o tuvieran un certificado de limpieza de drogas, adicciones u otros inhibidores del correcto razonamiento.
A Trump se lo acusa de delincuente, felizmente a Milei aún no, pero se omite la larga lista de delitos de la familia Biden, que culminan en el sobreseimiento del presidente americano por senilidad, rara dicotomía: un mal que le permite ser inimputable y al mismo tiempo presidente de la aún primera potencia mundial.
Se los acusa por caso de antidemocráticos y de vocación dictatorial. Tal vez porque han comprendido antes que nadie que para salir de la enorme estafa de los sistemas políticos universales hay que patear el tablero y no intentar negociar con la mafia multisectorial que se llama poder pero se podría llamar Cosa Nostra. Que a veces se traduce en impunidad o corrupción compartida, a veces en ideología oculta, a veces en miedo o deseos de perdurar, a veces en simple necesidad de pertenecer.
Uruguay, o lo difícil de un cambio
Uruguay tiene mucho para analizar sobre este aspecto: sobre cómo se desperdició la oportunidad única de hacer cambios importantes en el rumbo del país, sobre cómo se le entrega servida en bandeja una carta ganadora al Frente Amplio, sumiso de la Agenda 2030, tratando de forzar una reforma previsional imposible y regalándole al sociowokismo de cabotaje un plebiscito delirante, aunque sea constitucional, que conducirá a una muy probable derrota en las elecciones generales, a un aumento confiscatorio de impuestos y a alguna confiscación de la libertad. ¿Harán falta contemporizadores sensatos o locos? El epíteto de locura empieza a parecer un elogio, diría Erasmo.
Es cierto que en el caso de Argentina muchos opinadores destacados dicen ahora que no todo es corrupción ni todos son corruptos. Generosos. Sería bueno conocer el listado. La cancelación de la pauta publicitaria generada por el “no hay plata” ha hecho milagros de conversiones y convicciones.
La lucha contra la dictadura de las orgas
La realidad es que ambos tienen costados parecidos, pero no son iguales, aunque coincidan en varios puntos de su prédica. Y también se imponen por varias razones similares. Ambos luchan y desprecian las burocracias gobernantes, inclusive las supranacionales. La ONU, la OMS, la OTAN, por ejemplo. Milei no tiene ni tiempo ni autoridad para meterse en el tema.
Trump comprende mejor el punto. Las orgas burocráticas supranacionales, integradas por comunistas resentidos de tercer nivel intelectual y cuarto nivel de catadura moral muchas veces, pasan por encima de los estados, es decir por encima de sus democracias. La cancelación es uno de sus mecanismos. Como son las pedreas e incendios callejeros y las manitetaciones y similares.
La OTAN, influida y conducida por la Unión Europea, garantía de fracaso, es una orga costosa, inútil, peligrosa, burocrática, perdedora y bélicamente inoperante. Estados Unidos no tiene que quemar la cuantiosa contribución que aporta anualmente a ese juego de guerra. Menos ahora, cuando la política animémonos y vayan de Biden la ha dejado sin armamento adecuado por varios años, junto con Europa, cuya visión estratégica en cualquier tema es la de un ciego.
Los profetas del bien los acusan de profetas del bien
Sesudos opinadores argentinos sostienen ahora que ambos líderes ven todo como una lucha entre el bien y el mal, y ellos se sienten que son el bien, lo que los autoriza a no escuchar al resto que supuestamente son el mal. Interesante frase. Olvidan los 20 años de destrucción kirchnerista de Argentina, de un movimiento que despreció toda inteligencia, todo enfoque serio, toda advertencia, toda sensatez.
¿O se están olvidando del encierro pandémico para salvar a la humanidad, según el delirio de la OMS, de los que fueron principales abogados Fernández y Biden? ¿Y qué tendrán para decir de la pretensión de la orga conducida por el terrorista Tedros Adhanom que ahora pretende que el mundo firme un tratado por el que se compromete a obedecerla en caso de una pandemia? ¿Comprenderán que luego del tratado viene la nueva pandemia? Seriamente piensan que los que creen que encarnan al bien universal son Trump y Milei, los dos loquitos?
El pecado de soberbia del neomarxismo woke
¿Hay alguna demostración de soberbia mayor que la de pretender salvar a la humanidad del augurado fin del mundo profetizado por los superiores de Biden vía pandemia, cambio climático, y plagas bíblicas similares? ¿Algo más peligrosamente religioso y dogmático que las cancelaciones, las políticas de género, sexo, igualitarismo, tolerancia delictiva, educación con títulos garantizados y bondad académica infinita y analfabeta, cupos de disfrazados y transgéneros como si fueran discapacitados o como si con ello se garantizara la eficiencia de cualquier sistema? Trump y Milei, con su descalificación que a veces raya en la grosería, están en contra de esas supersticiones.
Tal vez las groserías son las mismas que las que muchos votantes lanzarían si tuvieran la oportunidad de hacerlo. Tal vez por eso los votan. Tal vez por eso se ganan el mote de locos. No por una historia clínica.
Hagan el ajuste, pero el gasto no se toca
Las políticas para frenar el gasto de Milei reciben los mismos repudios que las similares de Trump. El Partido Republicano, (no es Trump, como dicen los improvisados) se opone al aumento infinito del gasto, incluyendo la ayuda bélica a Ucrania, que ya es inviable, y que no tiene control alguno, ni en origen ni en destino. Así como Rusia sacrifica soldados sin importarle nada, EEUU sacrifica dólares que imprime sin importarle nada.
A Milei cuando elimina un gasto o una transferencia improcedente se lo acusa de desfinanciar la educación (¿) la salud, la alimentación, porque todos los beneficiarios de la emisión suicida imputan el dinero que ahora no se les regala a esos gastos, no al gasto superfluo y ladrón, que sigue en pie. Y la prensa enojada porque ha perdido también su prebenda asiente y reprueba.
Se esconde que la que «se cansó» es la mayoría de la sociedad
Hay muchas diferencias. Trump es proteccionista, Milei no, uno es antiestatista el otro no, uno quiere liberar la economía y el comercio, el otro no. Uno es keynesiano, el otro se convirtió a la escuela austríaca hace tres años, dice. Pero ambos son capitalistas y creen en el mercado, perdón por el exabrupto. Ambos están en contra del gasto desbocado y la emisión.
Los dos representan a una parte de la sociedad que se cansó. Dicen los exégetas como si recitaran los Evangelios. Omiten decir que es una mayoría que se cansó. Omiten decir que ambas sociedades se cansaron del robo estatal y sus socios, en sus diversos formatos. Se cansaron de la dictadura de la filosofía que florece en Europa, que la llevó primero a destruir su producción de energía al dejar morir las usinas atómicas, luego a encarecer ridículamente su producción con sus políticas para luchar contra el cambio climático, luego a prohibir los combustibles fósiles, luego a retroceder, luego a quedarse sin gas por improvisación estratégica y finalmente a arruinar a sus productores agrícolas (y del resto del mundo tonto) embarcándolos en una batalla que perdieron el mismo día en que la tierra empezó a girar en torno al sol. Su “ayuda” a Ucrania redondeó la catástrofe estratégica.
Europa: el modelo terminado de la Agenda 2030
Europa es el mejor espejo del resultado final de la Agenda 2030. Sin producción, sin industria, sin agro, sin empleo, llena de deudas y con una inflación reprimida en euros que es inevitable. La España de hoy es una caricatura, una mueca de esa Europa.
Se acusa a Trump de ser proruso y amigo de Putin. Y por eso se le endilga no querer inmolar más plata en una guerra que nadie entiende. Justo al “loco” que no tuvo guerras durante su mandato. Cuando China decida que es buen momento para retomar el control de Taiwan, las políticas, y estos comentarios de expertos al instante, seguramente serán revisados. Y no es Trump el que promueve el acercamiento a Rusia, hace rato.
Durante la segunda guerra mundial, cuando buena parte del establishment europeo como el de EEUU estaban en favor de Hitler, Roosevelt y Churchill no vacilaron en aliarse con su peor enemigo ideológico, el comunismo del sanguinarios dictador Stalin, para derrotar al nazismo. Hay que leer a Kissinger, no a Trump.
Los cuerdos que supimos conseguir
Si tuviera que elegir sólo entre Trump o Biden, la columna preferiría a Trump. Si tuviera que elegir entre Trump o Milei, la columna preferiría a Milei. Si tuviera que elegir a alguien para desmontar el sistema perverso argentino, la columna no encuentra a nadie más que a Milei, con todos sus defectos y los que le quieran agregar. No parece muy original. Así pensaron y siguen pensando la mayoría de los argentinos. Aunque algunos descalifiquen el valor del mismo balotaje que inventaron cuando creían que les convenía.
Alfonsín, el sobrio padre de la democracia, se paró un día y pidió derecho a réplica a una homilía sacerdotal. Otro día increpó a un “gordito”. Otro día inventó un complot inexistente y encarceló a gente inocente. Finalmente, aprobó una reforma de la Constitución para permitir la reelección de Menem, un escándalo político y financiero que se tapó y digirió en silencio la prensa. Su cordura no estaba en duda.
Alguna vez Paul Samuelson, primer premio Nobel de economía y reconocido seguidor de Keynes, acuñó una célebre frase: “cuando todo el mundo está loco, estar cuerdo es una locura”. Evidentemente, sólo vale para los keynesianos. Aunque quizás sólo un loco se anima a cortar un nudo gordiano podrido e intricado. Eso vale para los dos países en decadencia. Make América great again! Make Argentina great again!
¡Loor al gusano loco! – decía en 1953 Wimpi, el gran pensador uruguayo en su cuento sobre un nematodo rebelde que quiso ser mariposa. “Como la rosa está, ya, dentro de la semilla, dentro de él se preparaba una aurora de Franciscos, de Leonardos, de Galileos y de Colones”.