
Por Juan R. Rodríguez Puppo
La famosa frase popular que el año nuevo empieza luego de la llegada del último ciclista el domingo de Pascuas estuvo más viva que nunca en año electoral. Es como si todos hubieran despertado de una larga siesta de preparativos y se lanzaron al unísono a prometer.
Es un interesante entretenimiento para los analistas políticos el poder determinar tras los discursos qué hay de verdadero o falso en cada planteo, o mejor dicho: cuánto de lo planteado es algo realizable en caso que el candidato llegue a ser finalmente en fin de año ungido a la investidura de presidente de la República?
Porque no nos podemos mentir ni hacernos trampas al solitario. Sólo uno llega, en 20 y algo que se presentan. Y si nos ponemos la mano en el corazón todos, y no nos mentimos a nosotros mismos, solo hay tres en 23 que pueden llegar.
O sea que hay no menos de 20 candidatos que nos están hablando de lo que harían si fueran Presidente ya sabiendo que ni en sueños llegan, pero igual nos prometen sus programas e invierten en publicidad (algunos muchísimo dinero) porque su verdadera apuesta es lograr una votación que les permita luego de la interna acceder a lugares privilegiados en listas para luego ser legisladores.
O sea, y que me disculpen quienes participan de este modus operandi, el juego de la política hoy se ha convertido en una inversión de publicidad que deriva luego, si es exitosa, en la obtención de un cargo público legislativo, o luego por designacion directa si tenés la mala suerte de no haber sido electo.
Esto de prometer sabiendo que no llegas..¿estay bien? O está mal?
Uno a esta altura de la vida ya no discute más sobre el sexo de los ángeles. Las cosas son como son y punto. La política es así y hay que respetar sus leyes no escritas.
Dos grandes bloques
Esta tiranía de las leyes de la estadística y los cálculos de probabilidad nos enseñan que estamos frente elecciones internas de partidos que integran dos grandes bloques o coaliciones. Hoy por hoy es así. Y en 23 candidatos sólo hay tres que hoy por hoy pueden llegar al poder. El resto…la ñata contra el vidrio de Discepolín.
Por tanto es razonable pensar que la ley Baglini vive y lucha más que nunca.
Baglini fue un político argentino que alguna vez allá por los 80’s explicó que cuando más lejos estás de alcanzar el poder mayor es el grado de irresponsabilidad promedio de las propuestas o promesas de gobierno que vas a realizar. Y cuanto más cerca estás, más conservadora es tu propuesta o promesa.
Creo que esto aplica a realidad uruguaya de cara a este momento previo de las elecciones internas. Semana de Turismo fue el disparador de este Baglini a la uruguaya. Y todo el mundo salió a prometer lo que ya de antemano saben que no pueden cumplir porque la gran mayoría no va a llegar.
¿Es válido? O mejor dicho es ético prometer así? Cada uno responderá a esta pregunta como le parezca. Yo lo tomo como una consecuencia natural de la actividad política. Además : ¿quién soy yo para abortar los sueños presidenciales de los demás?
Por último, el tirar al ruedo ideas y programas no está mal en la medida sirva para que se sometan a la consideración del ciudadano.
Por tanto estamos viendo una gran división entre dos grupos de candidatos.
El grupo de los tres que pueden llegar, y el grupo de los que ya saben no van a ser Presidentes.
Estos últimos son los que fogonean el debate con ideas o propuestas de gobierno.
Y luego está el grupo de los tres que pueden llegar a ser Presidentes. Esos sotlo apelan a una campaña basada en clichés o emociones o descalificación del otro. O también juegan a la defensiva. Estos raramente propongan algo jugado.
¿Por qué? Porque tienen mucho para perder.
Un Orsi no te define nada en concreto. Es un candidato sarasa.
No ha logrado ni siquiera definirse como hincha de Peñarol. Dijo que era de Peñarol pero también se sensibilizaba con Nacional, o algo así. No puede ni siquiera en el peor momento de la dictadura de Maduro definirla como tal. Habló del concepto “trampita” para calificar la proscripción de candidatos. Esto solo constituiría un factor descalificante de este candidato tibio e indefinido.
Y por el lado de la Coalición la oferta de Delgado si bien es un poco más definida en sus posturas tampoco ofrece garantías de un camino claro y contundente.
Te asegura que no agregará impuestos. La verdad es que yo esperaba una posición más jugada.
Que diga…»pienso achicar el gasto público y mi idea es una nueva fase de reducción de impuestos».
Eso sí..Estuvo atento a la jugada a la hora de acusar a Orsi de politizar la muerte de niños pero ¿alcanza con eso? Me gustaría saber que la Coalición si repite cinco años más vamos hacia reformas más profundas. Me parece que me quedaré con las ganas finalmente.
Nadie arriesga mucha cosa y parecería que en Uruguay no existen ya los extremos. Al menos entre quienes tienen alguna chance de ser gobierno.
La apuesta al «Centro»
Es que la apuesta al “Centro” del electorado tiene para mi una única explicación. En Uruguay NO HAY CRISIS..
El FA en sus 15 años con buena dosis de keynesianismo logró hacernos sentir durante un buen tiempo que la situación económica la tenían bajo control. Recién en los últimos cinco años se les cayó toda la estantería.
Y a Lacalle si bien le pasaron todas las siete plagas de Egipto, se las ingenió para tener una economía en orden y con baja inflación y bajo riesgo país.
Entonces ¿Quién se va a arriesgar en plantear extremismos? Nadie.
Todos apuestan al centro.
Las otras chances
Volviendo a los tres que pueden ganar, una es Cosse. No la analizo porque en sus entrevistas hasta ahora lo suyo fue pobrísimo, y como tiene mucho miedo a arriesgar conceptos no dice nada de nada. A ella se debe analizar por su trayectoria y nada más que por eso. Y su trayectoria indica que lo suyo es ser una gastadora compulsiva.
La interna colorada es la interesante porque es fermental, y allí es donde aparecen los matices de propuestas. Es lo natural cuando sabés que no vas a ganar pero querés mostrar lo que valés para ganarte un futuro lugar en el Parlamento. Y allí los posicionamientos van desde una postura liberal de Gurméndez (apuesta a desregular para abaratar al país); hasta una más de centro izquierda de Robert Silva (su programa de seguridad publica es bastante más completo que los de sus competidores aunque uno pueda discrepar algún punto), o el juego de imágenes marketineras de Ojeda (raro un penalista que consiga tanto dinero para una campaña), pero al menos es una inyección de renovación en ese partido, y una apelación tradicionalmente estatista por parte de Tabaré Viera, que acaba además de sumarse al planteo de reducción de la jornada laboral manteniendo el salario. (Baglini vive y lucha).
Zubía apunta a cuestionar políticas de seguridad de los últimos gobiernos y su discurso es fuerte pero muy focalizado en esas materias. En fin. Para los analistas es la interna más fermental de análisis. O tal vez sea mi subjetividad que me traiciona.
A los candidatos del FA que hoy son conservadores en propuestas les va quedando cuestionar al gobierno por el no abatimiento de la pobreza, y les será siempre complicado explicar coymo no lo hicieron ellos luego de 15 años de mayorías.
La “Trampita”, parafraseando a don Orsi, de unos y otros será demostrar que son coaliciones con propuestas muy diferentes unos de los otros.
Si me ciño SOLO a lo que veo en los discursos y como todos quieren ser de CENTRO Y HABLAR AL CENTRO
Termino por pensar que son las dos coaliciones parte de un mismo sistema en el que lo único que interesa a unos y otros es llegar al poder y colocar a su gente en cargos. Aún así y como liberal sigo encontrando mayor tino y mayor responsabilidad en la acción de gobierno en la Coalición reypublicana. Se valora el esfuerzo de este gobierno por impulsar una ley impopular como la reforma seguridad social y la reforma educativa contra viento y marea. Tal vez sea solo por esas dos razones que valdría la pena renovar el crédito a la Coalición. Por haber cultivado la cultura de la responsabilidad desafiando la tentación demagogica que es el alimento permanente del FA y de todo partido populista.
Será poco tal vez, pero valoro tamaño esfuerzo de este gobierno, y el FA sotlo me asegura un pais con más impuestos y mayor inseguridad. Los delata la vaguedad del programa y la pobreza intelectual de sus candidatos. Gobernarán para los que quieren igualar para abajo; admiraron al Kirchnerismo y ya con eso solo uno ya sabe cual será el camino de pobreza propuesto. Mayor gasto, más deuda, aventuras empresariales con aval del Estado y mucho asistencialismo clientelista. La película ya la dieron acá y en otros países. No quiero verla de nuevo y menos con actores «de reparto» muy berretas en los roles protagónicos.