En un fin de semana atípico, con veda electoral, y felizmente desconectado de las homilías de estos días, puede que esta información se le haya pasado por alto.
Probablemente, para no causar alarma, nuestras autoridades no han querido emitir una alerta, pero un periodismo que cumple a cabalidad su papel debe arriesgarse y poner la información a disposición del público para que este disponga de ella según su leal saber y entender.
La cuestión es que, desde hace un tiempo circula en varios países de América Latina, aunque no exclusivamente, un virus sumamente contagioso y que, una vez instalado en una sociedad determinada, se muestra particularmente resistente a su erradicación.
Con el evento electoral, hay una afluencia que se espera importante de ciudadanos provenientes del exterior, muchos de ellos de zonas donde el virus circula frecuentemente y que, cualquier debería saberlo ya, provoca estragos.
Como es poco lo que puede hacerse para evitar su circulación, lo que habitualmente se recomienda es tomar medidas profilácticas como, por ejemplo, evitar aglomeraciones, prevenirse de contactos no deseados y mantenerse a distancia de cualquier elemento que se sospeche pueda ser portador del virus.
En caso de sortear exitosamente el riesgo de contagio de este domingo, habrá que volver a estar muy alertas para el último de noviembre, donde los factores de riesgo volverán a estar presentes y, mucho se teme, con renovada virulencia.
Por lo que sabemos, en caso de evitar el contagio en esas dos instancias, por un lustro estaríamos libres de mayor riesgo.
Lamentablemente, si así no fuera y se produjera un contagio generalizado, conviene estar preparado para convivir con el virus, tomando las medidas profilácticas correspondientes, antes que este comience a atacar sus defensas.
Ampliaremos.