
¿Dos victorias a lo Pirro? es el resumen a primera vista de las elecciones del domingo. Se debe tratar de opinar según lo que se piensa que ocurrirá, no según lo que cada uno querría que pasara
Salvo Manini Ríos y Mieres, todos los demás candidatos se consideraron ganadores el domingo. Cabildo Abierto, por sí mismo, le costó quizás las mayorías legislativas a la Coalición.
El resultado positivo fue el rechazo a los dos plebiscitos para modificar la Constitución, uno propuesto por el Pit-Cnt y un sector del Frente Amplio para modificar la modificación de la Seguridad Social, y el otro para permitir los allanamientos nocturnos propuesto por la Coalición. Un acto de inteligencia política destacado.
El intento de reforma de la seguridad social es, además de un uso torpe de la Constitución, una confiscación y un dispendio concreto que se pretendía meter por la ventana de la Carta Magna, que contraría todos los principios de seguridad jurídica y de respeto por el derecho de la propiedad, además de obligar a la toma de deuda o al aumento de impuestos, robar a los futuros jubilados aportantes a las AFAP y crear inseguridad e imposibilidad financiera en un régimen que debiera ser de largo plazo.
La reforma de los allanamientos nocturnos también ofrece reparos, porque se trata de una decisión que requiere consenso y muchas seguridades, peligrosa de dejar en manos de los funcionarios y aun del sistema judicial. Una garantía constitucional que no es bueno alterar con un trámite rápido no discutido ampliamente.
El respeto por la Constitución de los votantes
En ambos casos se trata de cambios que requieren debate y análisis, no un artículo redactado por un sector político. El respeto por la Constitución empieza por no cambiarla con procedimientos de urgencia y de democracia directa barata. Paradojalmente el plebiscito previsto por la Constitución… es inconstitucional.
Sin embargo, tan pronto conocido el resultado de las proyecciones de las encuestadoras, el presidente del Pit-Cnt, apareció, en una suerte de cadena nacional, afirmando que “la lucha continúa” y que las AFAP debían desaparecer tarde o temprano y estaban condenadas.
Además de no respetar la decisión ciudadana, que le acababa de dar un cachetazo ejemplar al rechazar de plano su propuesta, en una falta de respeto al pueblo decidió seguir insistiendo, vaya a saber por qué medios, sembrando así más incertidumbre sobre un sistema que debería ser más que estable. Una prepotencia en línea con el desprecio por la democracia y las instituciones que tiene la informal central obrera en todas sus acciones.
Hay algo más sobre este punto. El programa interno del FA, que se ha ocultado celosamente durante la campaña electoral, prevé realizar reformas y confiscaciones parecidas a la del plebiscito si obtiene el gobierno. También especifica que esos cambios se financiarán con nuevos impuestos.
Los riesgos de un gobierno del Frente
A la luz de los resultados de la elección de legisladores y de las posibilidades presidenciales del Frente, los inversores y ahorristas podrían tomar nota ya mismo para protegerse de esos ataques, que no sólo confiscan la propiedad privada y roban a los aportantes, sino que pone en manos del estado en su peor formato de manejo las inversiones en entes públicos y privados locales, con un costo imposible de medir.
Como el socialismo universal, el Frente insistirá una y otra vez hasta conseguir un frontis de legalidad en sus propuestas confiscatorias.
Para concentrarse ahora primero en las presidenciales, el resultado de 44% de los votos para el Frente y 47% para la Coalición, no es un índice contundente de nada, más allá de efímeros entusiasmos. Por un lado, el Frente sueña con repetir el crecimiento que tuvo en 2019, olvidando convenientemente que no hay tanta cantidad de votos disponibles para captar. Las declaraciones de Fernando Pereira de que intentará dar vuelta los votos de su contendiente suenan algo exageradas u optimistas.
También la idea de que la Coalición Multicolor perderá el mismo porcentaje que en 2019, parece demasiado optimista, o pesimista, según desde donde se la mire. No sólo como sostiene la alianza multicolor porque esa unión está más consolidada y comprendida, sino porque la composición de votos es distinta.
La Coalición buscará conservar sus votos de hoy, más que aumentarlos
La campaña de la coalición tenderá más a conservar los votos de hoy que a conseguir nuevos sufragios, que no vendrían del exterior vía Buquebus su santo nombre, sino de los partidarios de Gustavo Salle, tan impredecibles, caprichosos y peligrosos como su líder, ya que es conocido que los votantes frenteamplistas no votan por sus candidatos sino por su ideología inmutable.
Para dar una dimensión de la situación, no un pronóstico, ni mucho menos, a continuación se presentan, transpuestos a valor 100 total, los votos adicionales a los obtenidos que debería conseguir la Coalición en algunos supuestos de crecimiento del Frente Amplio. Un modesto servicio.
Crecimiento porcentual supuesto de los votos actuales del FA versus crecimiento que debería obtener la Coalición para ganar la presidencia:
Y simétricamente, cuánto debería obtener en % de votos adicionales el FA si la Coalición perdiera estos porcentajes sobre los votos de hoy.
O alguna combinación de estos valores.
Cada uno puede imaginar el desarrollo que prefiera, pero los objetivos posibles están dentro de los guarismos mostrados.
Si ahora se estudian los resultados en el Senado y en Diputados, es evidente que le resultaría mucho más cómodo gobernar al FA que a la CM. Aunque este no será un argumento de peso como algunos imaginan en el balotaje.
La imposible tarea de negociar con el actual Frente Amplio
Es cierto que si el presidente electo perteneciera a la Coalición tendría la imposible tarea de negociar algunas leyes con el Frente, que no tendrá ninguna intención de hacerle ningún favor. Y si se intentase negociar, habrá que comprender que cualquier negociación con el Frente implica más impuestos, más deuda y más gasto. Con lo que el mayor y casi único aporte de un gobierno de la multicolor sería frenar el dispendio y la apropiación, en las cámaras no dando la mayoría especial y desde el Ejecutivo no proponiendo ni aceptando nuevos impuestos o gastos que el progresismo marxista necesita como oxígeno.
No hace falta un gran esfuerzo para comprender que los diputados de Salle se comportarán en línea con su jefe, o sea que tarde o temprano mostrarán su condición de socios frenteamplistas. El vecino kirchnerismo es experto en estas bellezas políticas.
También los inversores y ahorristas seguramente se prepararán para protegerse o huir de este escenario adverso, en un contexto donde la propia elección presidencial no luce fácilmente asequible para la Coalición.
Los efectos se comenzarán a notar en los próximos días, a medida que los discursos cesen y se analice con frialdad el panorama. Es esperable que no se llegará a una exageración como la de la fuga en masa tras las PASO 2019 en Argentina, pero nadie correrá en el próximo mes a invertir localmente. Ni en los próximos 5 años, tal vez.
La creencia de que nada cambiará demasiado nunca en Uruguay no será fácilmente compartida esta vez por quienes deben arriesgar su patrimonio en el país. Las tres herramientas económicas del Frente Amplio: inflación, deuda e impuestos, más que herramientas objetivos principales, que además servirán para financiar su imprescindible gasto, satisfacer su resentimiento contra el capital y el ahorro y avanzar con el plan de confiscaciones del influyente Pit-Cnt, serían generosamente usadas. Y eso es conocido aunque no verbalizado.
El período de gobierno que termina corre el serio riesgo de haber sido apenas un efímero respiro.