Patricia Mango
El Palacio Lacueva (ex Utu) de la ciudad de Santa Lucía, reabrió sus puertas como Centro cultural a partir de una restauración en el piso inferior de los tres que ostenta.
Ubicado en calle Mitre entre calles Felipe Lacueva y Mtra. Maria Elena Lenzue, es de estilo italiano que desborda elegancia y fineza pese al paso del tiempo que ha sido cruel. Ese proceso, comienza a desandarse a partir de la insistente solicitud de comisiones, vecinos, autoridades y demás que cuidan el Patrimonio histórico de la ciudad.
Sol, sillas blancas, vehículos, vecinos observando desde sus casas y mucho color en vitrales infinitos. Así se veía el Palacio Lacueva, el pasado viernes 15 de noviembre. La razón, una inversión de U$S 150.000 que permitió limpiar, mejorar y levantar una batería de baños en esta primera etapa de reconstrucción fundamentalmente de la fachada, informó a Contraviento.uy el Ministro (I) de Turismo Remo Monzeglio.
No es casualidad que Monzeglio sea parte del grupo que incansablemente bregó para que se
reconstruyera esta joya arquitectónica. Como se sabe, es nieto del fundador del primer hotel
turístico que tuvo Uruguay, The Biltmore Hotel. Allí se alojaron personalidades de la talla de
Carlos Gardel, en la famosa habitación 32, visitada hasta el cansancio por fanáticos del zorzal criollo.
Su vínculo con la ciudad es de tal magnitud que, pese a desarrollar su profesión siempre en la
Industria hotelera y por todo el mundo, vuelve a este rincón siempre y se integra a cualquier
actividad de mejora.
En la ceremonia que encabezó, Monzeglio recordó que la idea de mejorar el Palacio que iba rumbo a la ruina, ya tiene años. El ex alcalde Raúl Estramil entre otros e incluso Darío Pedrazzi referente cultural de la ciudad, falleció sin poder ver este anhelo concretado.
En una segunda etapa se remodelará las instalaciones superiores, ya que son tres pisos. Eso demandará al menos U$S 100.000. Fondos que el jerarca “peleó” según recordó y que pese a la pandemia, se mantuvieron en ese propósito.
En las instalaciones del edificio funcionó durante décadas la UTU local. Miles de estudiantes pasaron por allí. Hasta que un aviso oficial determinó su cierre. Entonces se edificó una nueva sede estudiantil, de trazo moderno, en el mismo terreno del Palacio.
El director general de Utu Ing. Agr. Juan Pereyra, que presenció el acto, no solo saludó la iniciativa de recuperar el edificio sino que invitó todo el tiempo a los alumnos presentes a ser parte de la apertura. Los abanderados también participaron del clásico corte de cinta y descubrimiento de placa.
A partir de ahora, no habrá aulas. Mediante un comodato que estudiarán en conjunto Utu y
municipio santalucense, se creará un espacio cultural, para que todo artista que desee, exponga sus creaciones.
El compromiso, advirtió Monzeglio, será de mantenerlo y evitar daños en la construcción.e
Una construcción histórica
Felipe Lacueva – político uruguayo, de reiterada actuación legislativa- , construyó este edificio en 1866. El palacio, otrora su casa, está ubicado en calle Mitre, estratégicamente cerca del Río SantaL ucía, lugar de veraneo favorito de la alta sociedad de la época. Cuentan que allí descansaba José Pedro Varela entre otros destacados intelectuales uruguayos. Y que era común que matrimonios de alcurnia llegaran a la ciudad a descansar entre el lujo y la paz ofrecidas por un entorno único.
De imponente aspecto, el Palacio Lacueva supo ser maternidad “muchos santalucenses nacieron allí” recuerda a Contraviento.uy el ministro interino de Turismo Remo Monzeglio.
Pero sin duda su relevancia la adquirió cuando pasó al dominio de Utu, antiguamente Escuela
Industrial. Un día se cerraron sus puertas -aparentemente- para siempre.
Un movimiento de ex estudiantes, mostró imágenes del deterioro y de cómo se había convertido el lujoso espacio, en un depósito de mugre y muebles destruidos.
Una locataria de nombre Olga, contaba a Contraviento.uy que gente de malvivir se había
apropiado de las instalaciones y que quienes viven en la zona se quejaban de esa situación que ahora quedó revertida. Que dolía ver un lugar de fiestas elegantes, luego centro de estudio con niños jugando en sus escalones, venirse abajo (aunque hay que reconocer que mantuvo su imponente presencia pese a ello).
Mientras escuchaba el relato de Olga, sobre los encuentros de la entonces alta sociedad, bastaba mirar el patio con detenimiento. Emergían sin esfuerzo imágenes de vestidos pomposos, impecables trajes y sonando un vals que invitaba a las parejas a llenar la pista. Como no podía ser de otro modo, el cielo poblado de estrellas. A pocas cuadras, el río manso, reflejando una luna porfiada de verano como telón de fondo. Santa Lucía viajó en el tiempo, en un caluroso mediodía novembrino de 2024.