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Contraviento

Amodio: «Mujica acordó con los militares un pacto de silencio»

23 diciembre, 2024

Amodio Pérez:la carrera política de Mujica, enancada en una mentira, tuvo incluso el apoyo de las FFAA

Mujica hizo un pacto de silencio
Enorme repercusión ha tenido la entrevista realizada por Graziano Pascale a Héctor Amodio Pérez, que puede verse en el canal de Youtube de nuestro portal. Más de 30.000 visualizaciones ha tenido hasta el momento, totalizando unas 5000 horas de reproducción. El que sigue es un resumen editado de la entrevista mantenida con Contraviento. Al final incluiremos el link a la nota completa sin editar.

 


¿Cuándo fue la última vez que vio a Mujica?
– Creo que fue el 22 de mayo del año 1972 en el local que se llamaba el Patoruzú en la jerga interna. Era una fonda que estaba en la calle Martín García, el bar Santizo.  Ahí había un berretín grande, enorme, y fue ahí que lo vi en la mañana siguiente al momento en que Alicia Rey se entregó en las cloacas, a propósito,  precisamente para que el grupo que huía con ella, entre los que estaba el Pepe Mujica,  pudiera salvarse. El Pepe me abrazó, me dijo llorando, muy emocionado, la negra se entregó para salvarnos, Y después ya no lo vi más.

– ¿Qué tareas o responsabilidades compartían ustedes en la dirección del MLN?

– Ninguna.  Estábamos en columnas diferentes y por lo tanto nunca tuvimos funcionamiento en conjunto, a no ser algunas conversaciones que tuvimos en la cárcel de Punta  Carretas sobre temas generales o sobre temas internos o problemas suscitados en la planificación de las fugas.  Nunca tuvimos nada en común salvo en la segunda fuga,  la que culminó el 12 de abril,  porque él estaba  en el grupo que dirigía los presos en Punta Carretas en ese momento, y yo era el encargado de la fuga

– ¿Qué diferencia tuvo con él en ese momento?

– Ninguna en ese momento Para mí era un compañero más.

– ¿Cuáles eran las tareas que se le encomendaban a Mujica él tenía en la dirección del MLN?

– Lo máximo a lo que él llegó lo máximo que llegó fue a integrante del Comando de la Columna 10, tarea que compartía con dos compañeros más. Esa columna se ocupaba de acciones de reclutamiento, de finanzas y pertrechamiento. Fue una columna débil dentro del MLN.

– ¿Qué reputación tenía Mujica en aquel momento dentro del MLN?

– Era un compañero más, como tantos otros, como los cientos que estábamos presos en Punta Carretas por ejemplo. No se destacaba por nada, era un compañero más.

– ¿Cuándo fue la última vez que vio a Lucía Topolansky?

– El día de la Financiera Monty (NdR Se refiere al asalto ocurrido el 14 de febrero de 1969  a la Sociedad de Crédito Financiera Monty S.A. donde robaron 2.400 dólares y se llevaron libros de contabilidad) Ella salió conmigo, nos subimos a un ómnibus en 18 de julio y nos fuimos. Se la entregué  -creo recordar- a Candán Grajales . Nunca más la vi.

– ¿Cómo tomó sus declaraciones en el  libro Los Indomables y  la confirmación por parte de Mujica de los dichos de ella, en el sentido de que en base a acusaciones falsas algunos militares fueron injustamente presos?

– Pues lo primero con una enorme sorpresa, enorme, mezclada con una íntima satisfacción, porque de alguna manera ella venía a confirmar lo que tanto Álvaro
Alfonso desde hace años como yo más en los últimos tiempos veníamos diciendo tanto en la prensa como en nuestro programa El Cernidor. Esto es, que había militares presos por falso testimonio. No nos quedaba ninguna duda.

– ¿Y eso fue como consecuencia de alguna acción concertada o fue algo espontáneo de, como dice Mujica, gente llevada por el rencor?

– Mujica lo que dice es que los falsos testimonios son de gente rencorosa que quiere vengarse esto que han hecho ellos Yo creo que es una maniobra política nada más, por qué no sé.

– ¿Con qué finalidad?

– Eso es lo que tenemos que tratar de desentrañar. Es una incógnita, es inexplicable que se hayan echado encima conscientemente a todas las fuerzas políticas que los han llevado al lugar que ocupan. ¿No? Se ha enfrentado al PIT-CNT, se ha enfrentado a sus compañeros del Frente Amplio, a su delfín, a la gente que él ha puesto en el triunvirato famoso ese que nos va a gobernar en los próximos 5 años. Entonces es extrañísimo eso.

– Hay quienes dicen que lo hace para obtener el apoyo en el Parlamento de los dos votos de Cabildo Abierto, que los podría obtener en caso de que los militares sean liberados.

– Sí. Bueno, eso es prácticamente un acuerdo hecho según las informaciones que nos han llegado porque es una vieja aspiración de Manini que los militares mayores de 75 años por lo menos tuvieran la prisión domiciliaria. Por lo que nos han dicho esa promesa existe. Ahora,  qué pasa si  eso no sale en las actuales circunstancias?  Porque el vendaval que se levantó precisamente puede impedir que eso se consiga. Entonces Mujica quedaría en una posición un poco incómoda ante Manini.  Aunque seguramente se le va a ocurrir una salida de este estilo «Mirá Guido, hicimos lo que pudimos y no salió; nos tenés que apoyar igual».

Ahora la otra lectura es que con este llamémosle de alguna manera -si cabe el término- sacrificio político de ser el centro de todos los ataques y los agravios de sus propios compañeros de algún modo estaría facilitando elcomienzo del gobierno de Orsi, en la medida en que podría quitarle de encima este tema que hereda del gobierno anterior, que es este reclamo permanente de los militares por una situación que ellos entiendan injusta.

– ¿Pero le vale el precio del descrédito que está adquiriendo? Esa es la duda.

¿Y usted, que  lo conoció y lo trató de una manera intensa, a diferencia de otros compañeros de generaciones distintas, qué impresión tiene. ¿Era una persona preocupada por lo que podían decir los demás? 

– Yo creo que sí que sí. Todos siempre hemos tratado de mantener una coherencia personal, una forma honesta en la forma de conducirnos.

Pacto de silencio

Pero él ya llegó a presidente de la República. ¿Qué otra  recompensa en su vida política podría obtener si llegó a lo más alto?  ¿Qué le puede importar ahora que sus compañeros lo critiquen?

– No, no. Vamos a ver Mujica llegó a la posición que llegó enancado en una mentira histórica. Hay que empezar por ahí, una mentira histórica que es el falso relato. La falsa historia oficial del MLN, la debacle provocada por dos o tres traidores mientras que ellos pobres que eran los que fueron los héroes que resistieron los malos tratos, las torturas y todo demás,  se vieron traicionados. Y eso no es así Eso es falso.  Mujica fue partícipe de los grupos que llevaron adelante las acciones del 14 de abril y fundamentalmente el desastre que fue llevar la guerrilla al interior del país. Él fue cómplice en todo eso.

-Ahora: no hubiera llegado tan lejos -pienso yo, es una conjetura personal-  si hubiera encontrado alguna resistencia de quienes todavía conservaban poder en el país como para impedir esa carrera política como se la impidieron a otros, por ejemplo.

-Yo eso se lo pregunté a Sanguinetti: cómo es que ustedes sabiendo la trayectoria de Mujica después de la salida de la dictadura permitieron y toleraron el falso relato del Pepe bonachón y filósofo?  Y me dijo:  «bueno, lo importante era que se había plegado al sistema democrático». Entonces se le perdonó todo y contó con el apoyo de  toda la prensa, de todos los de los periodistas, de los historiadores. Todas las historias y las biografías de Mujica son falsas.

En el apoyo a la carrera política de Mujica que lo llevó a la Presidencia usted no mencionó a las Fuerzas Armadas. ¿Las incluiría también?

– Si, por supuesto. Porque el MLN acordó con los Tenientes de Artigas, cuya logia estaba bien representada en el cuartel Florida.  Acordaron un pacto un pacto de silencio. El MLN  no iba a reclamar por sus muertos y sus desaparecidos, y en contrapartida los militares no iban a desvelar el comportamiento de Fernández
Huidobro, el Pepe, Donato Marrero, toda esa gente que participó.

– Usted no estuvo en esa lista?
– No. Yo no estuve en esa lista. Nunca participé en las comisiones que trabajaron en el tema de los ilícitos económicos. Es más cuando me plantearon que se iba a formar esa comisión, yo que ya tenía el acuerdo con el general Cristi que una vez  que había ordenado lo que me habían pedido se me iba a dar salvoconducto, lo vi en el aire y lo planteé expresamente: qué pasa con mi situación? Porque ahora que son aliados (con los militares) qué va a pasar conmigo? Y me dijeron «no, eso ya está eso no admite ninguna discusión». A ese grado se había llegado.

– O sea que hubo dos líneas de trabajo entre los militares y los máximos dirigentes tupamaros en la cárcel. Una tenía que ver con la colaboración en el tema llamado de ilícitos económicos ,  y otra  línea de colaboración usted acordó con el general Cristi, y al cabo de la cual le dieron salvo conducto.
– Sí claro. Lo mío fue una decisión personal.  Wassen Alaníz me avisó que él se había hecho responsable de la caída de la Cárcel del Pueblo, pero yo seguía siendo el cabeza de Turco. Entonces a mí no me quedaba más remedio que aceptar el planteo que el teniente Méndez me hizo en el mes de mayo de 1972.  Durante un mes yo me negué a aceptar el pacto que me habían ofrecido.  Cuando Wassen me dice «el cabeza de Turco sos vos», a mí no me queda otra salida. No me habían matado los milicos, no me iba a hacer matar por mis compañeros.

-¿Porqué usted no participó en esa línea de colaboración con el tema llamado de ilícitos económicos?

– Porque yo ya no quise saber absolutamente nada más en ese momento. Es más, (el coronel Ramón) Trabal intentó que yo participara y le dije que no. Es más, le dije «a ustedes los van a colgar de los huevos».

Bueno, lo terminaron matando en París…

– Eso es otro tema

– ¿Usted no vincula su muerte en un atentado en París  con esto que acaba de decir?
– No, no. Eso es un misterio. Todavía no sabemos quienes fueron los autores.

– ¿No fueron los tupamaros?
– Yo estoy convencido que no porque a esa altura hacía tiempo hacía mucho rato que Trabal había dejado de ser un enemigo del MLN. Estuvieron trabajando juntos para el golpe a la peruana.

¿Sería hilar muy fino decir que ahora Mujica está terminando de cumplir con este acuerdo con Manini Ríos aquel pacto con los militares?

– Vamos a ver. Manini Ríos no tiene nada que ver con la situación de anterior. Era un niño cuando se estaban desarrollando esos acontecimientos. Lo dicho por Mujica a los militares por ahora está en archivos reservados. Pero nosotros hemos conseguido algunas copias a pesar de estar reservadas. Me refiero a las actas tomadas en los cuarteles, no en la justicia militar. Ahí aparecen cinco carillas escritas a máquina a un espacio con información sobre compañeros, sobre características de la organización, sobre los fallos organizativos, etcétera, etcétera. Las leímos en nuestro programa El Cernidor. También conseguimos las actas de Rosencof, de Wassen Alaniz, de Donato Marrero y de Manera Lluveras. De ahí surge información muy relevante.

– ¿Eso no consta en el expediente de la Justicia Militar?

– No. El juez militar no hace las preguntas que hace un oficial interrogador en un cuartel. El juez militar se preocupa por el delito. Del resto se ocupa el S2 y el S3 que estaban en la lucha contra el MLN.

– Volviendo al presente, ¿a qué atribuye la reacción ante los dichos de Mujica dentro del Frente Amplio?
– Hay sectores que no recibieron de buena manera esto que dice Mujica. Pero Mujica no está pensando en que quienes mintieron son del MLN, más bien son de otras organizaciones.  Yo creo que tenemos que esperar para ver la finalidad. Porque yo hasta ahora, por más vueltas que le he dado, no llego a una conclusión que me convenza a mí mismo.  Porque echarse encima sea que prácticamente un héroe a escala mundial, el presidente más pobre del mundo, el filósofo inconmensurable, el prácticamente casi Premio Nobel de la Paz hoy sus compañeros lo llamen batidor o traidor me parece inexplicable.

– ¿Y no será  que está cumpliendo el compromiso asumido hace muchos años?
– No, no. Yo creo que si él lo hubiera querido cumplir ese compromiso, ya lo habría hecho.

Quizás no tenía las condiciones para hacerlo y ahora, luego de ganar las elecciones, las tiene. 
– Bueno, sí. A lo mejor la correlación de fuerza interna en este momento se lo permiten,  pero se han quedado solos ellos dos. Eso es lo inexplicable. Imagínese usted  que en este momento podemos decir que Lucía, el Pepe y yo somos aliados en la misma lucha para que se restablezca el Estado de Derecho que me quisieron aplicar a mí . O sea, es de una ironía tremendo esto (risas…)



La entrevista completa puede verse haciendo clic: