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Contraviento

Breve noticia de la primera «volanteada» en el Río de la Plata

24 diciembre, 2024
Texto antiguo.

El 5 de septiembre bien podría ser instituido como el día de la «volanteada» política en el Río de la Plata. Luego de un frustrado intento de conquista del puerto de Buenos Aires, en 1628,  la flota holandesa desparramó en la costa abundantes papeles impresos en español contra las autoridades españolas. Quizás, haya sido esta la primera «volanteada», y posiblemente también pintada con motivos políticos en el Río de la Plata. Veamos esta sorprendente historia.

Agitando en el humedal costero

El gobernador de la Provincia del Río de la Plata, Francisco de Céspedes y Figueroa, informado de que posiblemente una flota holandesa se aprestaría a tomar los puertos españoles en el Atlántico, ordenó que se reforzara la endeble defensa de la entonces Santa María de los Buenos Ayres.

La crónica histórica indica que ante la emergencia hizo instalar “el cañón de bronce que tiempo atrás había dejado Hernandarias y cuatro de hierro. Era casi toda la artillería con la que contaba, aunque dadas las circunstancias se sumaron dos medias culebrinas y dos falconetes (cañones menores). En las troneras se armaron horquetas para los mosquetes de muralla y se hizo acopio de pólvora, mechas, cucharas y pelotas de hierro para los cañones”.

Cumplida la preparación, envió «atajadores» en descubierta y distribuyó atalayas en la barranca para vigilar el río y dar pronto aviso de las naves enemigas. En la madrugada del 5 de septiembre fue informado de que la flota ya había ingresado al Río de la Plata. Céspedes, convocó a los vecinos mediante un cañonazo, tal como se estilaba en aquellos tiempos ante una emergencia. Se estima que se reunieron en la Plaza Mayor unos 150 vecinos, más los soldados. Todos armados con lo que tenía cada uno. También se sumaron algunos indígenas «mansos» con sus arcos, flechas y macanas (no las habituales de ahora, sino una especie de gran garrote con puntas hirientes).

¡Vuesa Merced, se vienen los holandeses!

Durante el día fueron apareciendo en el horizonte las velas holandesas. Eran cuatro galeones y dos pataches, y al decir del informe posterior, fuertemente armados. El combate parecía inminente. Una de las naves se adelantó para sondear el río, navegando frente a la expectante población. Luego del enigmático recorrido regresó al grupo de naves. Las seis embarcaciones tomaron posición frente a la fortificación, aunque ahora a prudente distancia y arriando el velamen.

En relación con este hecho, y de acuerdo a lo expresado por el historiador naval, Julio Mario Luqui Lagleyze, tal actitud no se habría debido a un acto de superioridad militar, sino a que los bancos de arena detectados por el sondeo bloqueaban el acceso al puerto. Sumado al hecho de una pronunciada bajante del río que les habrían impedido avanzar. La misma dificultad habría sido la que impidió que un bergantín artillado (posiblemente el único, ya que no se mencionan otras embarcaciones) pudiera salir del Riachuelo para tomar posición frente a la flota holandesa.

«Luego de una noche en vela, al despuntar el alba, los vecinos asombrados vieron como la flota holandesa izaba velas y emprendía veloz carrera hacia el sur, demostrando así que se había abandonado la idea de un desembarco y ataque a estas colonias, dejando a sus defensores, que aun con las armas en la mano, desataron su alegría por tan inesperado desenlace».

No ha sido posible, hasta ahora, encontrar testimonios escritos sobre los motivos de la decisión holandesa. Tampoco se conoce quién comandaba la flota y cuál fue su rumbo posterior. Se especula que formaba parte de una avanzada exploratoria.

Lo que si consta en lo informado a la Real Audiencia de Charcas, que uno de los pataches holandeses desembarcó subrepticiamente durante la noche en lo que actualmente se conoce como Vicente López, provincia de Buenos Aires, dejando «desparramados por la costa, gran cantidad de papeles impresos en castellano con leyendas contra España y vehementes incitaciones para que estos pueblos se rebelasen contra la corona española».

Hay dudas en cuanto a lo asegurado por otros historiadores sobre que en las piedras y árboles a la vera del «Camino Real», más o menos la actual Avenida Maipú, en Vicente López, se plasmaron insultantes palabras contra el poder español. Se estima que el lugar del desembarco para el despliegue de la inusitada propaganda para la época habría sido en la ensenada que marcaba el punto más cercano entre el río y el Camino Real. Lugar de habitual paso en el trayecto entre la ciudad y el puerto de San Fernando, y por lo tanto, ideal para desplegar propaganda que penetrara los muros de la fortaleza.

Acuarela representando Buenos Aires en 1628. Firmada por Aldus Verthoont. Surge la incógnita si no fue realizada desde uno de los navíos holandeses del relato.
Acuarela representando navíos holandeses frente a Buenos Aires en 1628. Firmada por Aldus Verthoont. Surge la incógnita si no fue realizada desde uno de los navíos holandeses del relato.

Fuentes:

Breve Historia Arqueológica del Puerto de Buenos Aires – 1536 – 1827 Julio Mario Luqui Lagleyze. Departamento de Estudios Históricos Navales de la Armada Argentina

Gandía, Enrique de. “Historia de los piratas en el Río de la Plata”. Buenos Aires, 1934.