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Contraviento

¿Auto?-convocados, la cuña de otro palo y un deseo de año nuevo

31 diciembre, 2024
Vanesa Brener 

En los últimos tiempos se ha visto un incremento de grupos de personas que se  manifestan por diversos motivos, de distintas formas y en múltiples niveles, en formato «autoconvocados». A mi juicio, el término implica una contradicción, ya que la acción de convocar reúne a por lo menos dos partes, inequívocamente.En la vida cotidiana se aprecia que la participación de la ciudadanía se da en toda actividad. En el ámbito político, en Uruguay, como en el resto del mundo, se han instalado mecanismos de participación que atraviesan las estructuras partidarias y las formas de representación de los partidos políticos, ejerciéndose una democracia participativa, que armoniza con una democracia representativa. Así, por ejemplo, se invita a que el ciudadano actúe activamente en temas públicos, opinando, generando ideas y perteneciendo a grupos. De alguna manera se intentan varias cosas: o cogestionar, o mostrar la ineficiencia/incapacidad del sistema vigente para solucionar situaciones, o dar apoyo a actores ya existentes.

Para el primer caso, ejemplos de cogestión son los Concejos Vecinales y el Presupuesto Participativo, órganos y mecanismos en los que actores sociales pueden opinar ante la Administración. Éstos pueden responder, organizados o no, a una ideología.

En el segundo caso, vemos actores realmente diversos. Encontramos desde  Un Solo Uruguay y familias organizadas por los recluidos en Domingo Arena hasta  organizaciones de voluntariado asistencialistas. Algunos tienen conciencia social, otros van por un Bloque Alternativo de Poder (mientras sea necesario) y otros defienden la aplicación de marco legal vigente. Todos tienen en común la defensa de reclamos sectoriales.
Afortunadamente grupos de autoconvocados que invitan a la denominada «acción directa» escasean y quedan presos de un tiempo, como puede verse y entenderse de la «creación colectiva como forma de resistencia» «Vamos a la plaza», de la murga Metele que son Pasteles y el Colectivo Catalejo, que aún puede verse en Internet.

Para el tercer caso, destaca que en redes sociales surgió un movimiento ciudadano en favor de la coalición de gobierno que hasta determinó la inscripción del lema Coalición Republicana, lo que seguramente quedará en la Historia.

Hasta aquí sería una mera descripción en perspectiva.

Lo que en algunos casos resulta interesante de observar es como grupos que afirman haber sido de conformación espontánea tienen estructuras muy bien organizadas. Por ejemplo, poseen una buena comunicación hacia el exterior: elaboran y difunden mensajes exhibiendo sus intereses y buscando adherentes, así como generan espacios de intercambio, intentando viralizar mensajes, generar tendencias y formar opinión. Esto se ayuda de una buena comunicación interna entre los integrantes, que se reúnen con sentido de identidad y pertenencia; se distribuyen roles y tareas.

La verdad es que siempre existieron grupos de ciudadanos que llevaron a cabo diversas iniciativas pero lo que resulta central con los autoconvocados es que buscan participar de instancias institucionales para tener visibilidad y acceder a distintos niveles en la toma de decisiones políticas.

Muchos actividades y/o reclamos son de absoluta justicia y todos los actores tienen derecho a manifestarse en la forma y modo que permita el marco normativo.

La lógica de los autoconvocados pone en agenda temas, invita a la ciudadanía a participar y pone a prueba la capacidad de los liderazgos partidarios para captar, por lo menos, parte de ese electorado. De hecho, está «todo bien» con los autoconvocados pero a ningún gobierno, de ningún lugar, le gustan porque son difíciles de encasillar y  esto los complica.

Sin embargo, en un País donde está consolidado el sistema democrático, donde se ejerce el pluralismo político y donde están garantizadas las libertades ciudadanas, resulta inaceptable que se incite a la acción directa por grupos de autoconvocados, infiriendo un ataque al sistema democrático.

En una República, en esta República, no se puede permitir que el marco normativo se aplique selectivamente o en función del gobierno de turno. Tampoco que la Justicia no de garantías.
Consecuencia de nuestra democracia plena tenemos ciudadanos autoconvocados pero no forzados, que participan por convicción, conveniencia o quién sabe qué motivo pero intervienen por motu proprio. Sin embargo, hay una distancia grande entre aprovechar el marco normativo y actuar, y la necesidad de defender la aplicación del marco normativo para que detenciones no sean Ilegítimas y  arbitrarias.

Ojalá que la izquierda, a la que tanto le gusta hablar de democracia participativa, se acuerde de la importancia que le da a la figura de lis autoconvocados y use la cuña, aunque no sea de su palo, para laudar definitivamente asuntos del pasado reciente en este Estado de Derecho.

Vivir con seguridad jurídica es lo que permite el ejercicio efectivo de la Libertad y en eso no se puede claudicar.