
Carlos Abel Olivera
Hace unos años, escuché a los directivos de una empresa multinacional burlarse de ciertos empresarios locales llamándoles «empresarios cucarachas».
El tiempo pasó, esa multinacional ya no opera en Uruguay, y aquellos empresarios de los que se burlaban siguen sobreviviendo, como lo han hecho durante décadas.
Las miradas nuevas y cuestionadoras son sumamente importantes, desmontan sesgos y tabúes establecidos, impulsan el cambio. Sin embargo, es importante también entender que, generalmente, cuando se ve un problema desde afuera, o recién se está abordando, todo parece más simple de lo que realmente es. Subestimamos el conocimiento de quienes están y sobreestimamos el nuestro. En la medida en que nos vamos adentrando en la materia nos vamos dando cuenta de que las cosas que no eran tan fáciles como cuando las vimos por primera vez y recibimos un «baño de humildad».
Mientras seguimos aprendiendo, vamos recuperando la autoconfianza, pero con una sana cautela que hace que nunca esta sea tan alta como lo era al principio, cuando pensábamos que «la teníamos clarísima». Ese también es un sesgo cognitivo, conocido como efecto Dunning-Kruger, del que todos hemos sigo víctimas. Hay que cuestionarse y cambiar a fondo, pero también aprender de los que están, pues su supervivencia, es, hasta cierto punto, validación de su conocimiento.
Sesgo de experiencia
La contracara del efecto “Dunning-Kruger” es el “sesgo de experiencia” o “falacia del status quo”, por la cual se tiende a pensar que porque algo se ha hecho siempre de una forma, esta es la forma correcta o la mejor forma de hacerlo. Recuerdo hace unos años una discusión con un técnico en un varadero. Estaban montando mal el eje en el barco. Este debe entrar en su logar en posición horizontal o se daña la bocina. En este caso, estaban haciendo mal la maniobra y el eje estaba “barriendo” el metal blanco. Cuando le llamé la atención al técnico sobre esto me respondió enojado: “yo he montado más de 80 ejes en mi vida”, a lo que le respondí: “pues si los montó así, montó 80 ejes mal en su vida”.
Ni tan calvo que se le vean los sesos, ni tan peludo que no se le vean los ojos, humildes cuando novatos, humildes cuando expertos: La sana duda es el mejor camino.