
Beatriz López
En los intersticios del poder, donde la tradición lucha contra el cambio, emerge una verdad incómoda: la innovación no nace de los
establecimientos, sino de aquellos que vienen desde “afuera” con una percepción única que materializan de forma que a nadie se le ocurrió.
La Trampa de la Exclusión
Recientemente, diversas declaraciones políticas locales revelaron un síntoma profundo de nuestra crisis de entendimiento: la intención de
modificar una carta orgánica para «evitar la llegada de outsiders» o la propuesta de que la innovación tiene que venir del Estado. Ambas tienen la misma línea de pensamiento. ¿Qué tipo de democracia estamos cultivando?
La tentación de la certidumbre y el apego a tener todo bajo controlatenta a la libertad reflexiva cuando ésta surge con lo HUMANO en la confianza. ¿Los políticos confían en los ciudadanos?
¿Sabían que las mejores ideas surgen cuando la “mente” se distrae en la naturaleza o bajo la ducha y no controla? ¿Sabían que los crecimientos exponenciales surgen de la interseccionalidad de saberes y cuando
utilizamos herramientas exponenciales?… y esto de monárquico tiene poco… a puro outsider ¡glup!
Un componente fundamental en la política es la diversidad en acción… Sin embargo, esto denota lo que en verdad muchos temen. Es esta la razón por la que se han hecho grupos de defensa de diversidades que incluyen
a unos pocos (inclusión del latín inclusio “acción y efecto de poner algo dentro”, todos los demás AFUERA) cuando el simple hecho de hacer UNA
distinción sobre el otro es un acto de discriminación.
Hitler fue un hombre donde todo lo quería controlar, y luego del control aparece la apropiación, la separación y en vez de ejercer la diversidad se ejerce la exclusión de la forma más burda, violenta e injusta. Esto trae
como resultado elevar los índices de violencia entre los ciudadanos ¿les suena?
Detrás de esta frase se esconde un miedo ancestral: el miedo a lo diferente y a lo que desafía lo establecido… mi padre le decía “vivir
dentro de un repollo”.
La neurobiología del estancamiento
Pero vayamos de paseo a la neurobiología del estancamiento. Desde la biología del conocer y la comunicación humana, sabemos que la rigidez cognitiva es el antídoto de la creatividad. Nuestro sistema nervioso está diseñado para la flexibilidad cognitiva (nuestra plasticidad es maravillosa; aprender lo nuevo es revivir, regenerar es ecológico para la mente).
Cuando una estructura (sea política, empresarial o social) se cierra, muere un poco. ¿Eso están eligiendo? ¿Son conscientes de ello?
Los outsiders son los arquitectos del cambio. No suelen ser personas fáciles porque tienen otra mirada, perciben de forma distinta lo que ven y
también ven lo que nadie ve.
Los innovadores genuinos:
– No vienen con la agenda predeterminada.
– Desafían los paradigmas establecidos.
– Traen perspectivas frescas.
– Generan disrupciones necesarias, mueven la modorra y el polvo.
A los ejemplos históricos me remito. Los mayores cambios vinieron de
«forasteros»:
– Steve Jobs, no formado en estructuras corporativas tradicionales.
– Elon Musk, ajeno a la industria automotriz.
– María Curie, mujer en un mundo científico masculino.
El verdadero peligro no está en quien llega desde afuera, sino en quienes se aferran desde adentro porque además alargan cada vez más sus tentáculos ocupando más espacios.
La parálisis institucional es el resultado de un sistema inmunológico político sobreactivado que rechaza los anticuerpos de la novedad. Un
sistema que teme al outsider ha perdido su capacidad fundamental: transformarse.
Ampliemos el ancho de banda emocional escuchando aquello que contradiga nuestra zona de confort (no se crece en el confort) se crece en la incomodidad.
Es justamente lo que algunas personas temen, no los líderes. A los políticos, dirigentes, líderes: la innovación no se decreta, se permite. No se controla, se libera. La palabra exacta es que la innovación EMERGE en el espacio relacional que la hace posible. ¿Para qué y para
quiénes están trabajando en un mundo que va a cambiar a pasos más acelerados?