
Hace ya más de dos años publiqué esta nota en el portal Contraviento, a propósito de la reiteración de siniestros provocados por conductores alcoholizados.
En la misma nota hacía referencia a que la proliferación de este tipo de siniestros, obedecía a la escasa, esporádica, y casi ausencia de controles aleatorios de alcoholemia sobre los conductores.
Para documentar dicha afirmación, aparte de la proliferación de eventos, y de un importante número de los mismos que no son registrados, establecía comparaciones con el nivel de fiscalización que se produce en países desarrollados, donde se toman en serio la seguridad vial.
Dos años después sigue ocurriendo lo mismo, sin que se perciban cambios en los niveles de fiscalización, ni preocupación alguna por parte de las autoridades.
Una vez más se demuestra, que tal como ocurre en muchas otras áreas del país, la fiscalización y cumplimiento de las leyes parecería ser un tema de menor importancia, para los organismos responsables de aplicarlas y velar por su cumplimiento.
El problema, además del costo en vidas humanas, del elevado número de lesionados que provoca, con el consiguiente costo en salud y seguridad social, hay un factor muy importante, y es que el Estado tiene la obligación de proteger la vida de los ciudadanos, en especial de los menores de edad, y la omisión en los controles, expone a ciudadanos inocentes, a sufrir lesiones y poner en riesgo de vida, de la mano de conductores alcoholizados.
No hay muchas expectativas de que esta situación cambie, dado que llevamos varios años alertando sobre la magnitud del problema, y además, acaba de ser nombrado al frente de la UNASEV, el ex director de tránsito del departamento de Canelones, departamento en el cual se aplicaban menos de 100 multas por año, por espirometrías positivas de control.
Ello ocurría en un departamento con 600.000 mil habitantes, por lo cual se aplicó la paupérrima cantidad de una multa cada 6.000 habitantes.
Si se hubieran publicado el número de controles realizados, podríamos comparar con la fiscalización en otros países, pero parecería que no existe interés en que la población conozca el nivel de fiscalización aplicado por los organismos responsables de llevarla a cabo.
Sobre el trabajo de las intendencias en áreas urbanas, se dispone de muy escasa y puntual información, por lo cual no podemos analizar los niveles de controles que realizan cada una de las intendencias.
Llama la atención que la IM de Montevideo omite en su informe de siniestralidad 2021, los datos sobre la incidencia del alcohol en la siniestralidad del departamento. Parecería que es mejor no hablar de ciertas cosas.
https://montevideo.gub.uy/sites/default/files/biblioteca/2021siniestralidadfinal_0.pdf
En su informe sobre siniestralidad del año 2022, la Intendencia de Montevideo vuelve a omitir informar sobre la incidencia de conductores alcoholizados en los siniestros del departamento. Si no hablamos, el problema no existe.
https://montevideo.gub.uy/sites/default/files/biblioteca/informesiniestralidad2022-v.7-1_0.pdf
En 2023 aún no han publicado el informe. Seguramente se debe a que las cifras han seguido aumentando, como lo evidenciaban los datos de los tres últimos años publicados, donde todos los ítems analizados mostraron incremento sostenido en las cifras, cercanas a un 20% en muchos casos, que las autoridades se empeñaban en mostrar como una mejora, comparando caprichosamente con años de siniestralidad mayor.
En Suecia, por ejemplo: En una publicación sueca, fechada en diciembre del 2020: “DRINK-DRIVING FACT FILE SWEDEN” se deja constancia que el número de pruebas policiales de alcohol en carretera en Suecia ha disminuido drásticamente desde 2010, pasando de casi 2,7 millones a 1,3 millones en 2019, una reducción de más del 50 % en menos de una década.
https://etsc.eu/wp-content/uploads/SMART-COUNTRY-ANALYSIS_SWEDEN_04.pdf
Esto implica que pasaron de hacer unas 262 espirometrías de control/1000 habitantes, a unas 126/1000 (tomando una población de Suecia de 10.300.000).
O sea que en la situación actual de disminución de controles, Suecia hace, aún a pesar de este retroceso, 12 veces más controles que Uruguay por cada 1.000 habitantes, como pueden ver al comparar con las cifras publicadas por la Policía Caminera.
Luego de múltiples pedidos de acceso a la información sobre la cantidad de espirometrías de control que realizan los organismos responsables de gestionar el tránsito en el país, se logró conocer datos sobre la cantidad de procedimientos realizados por la Policía Caminera en rutas nacionales:
https://970universal.com/2022/03/09/espirometrias-en-rutas-que-tanto-nos-estan-controlando/
Los datos indican que en 2021 las espirometrías casi se triplicaron con respecto a 2018.
En 2018 se realizaron 13.695 espirometrías en todo el año en rutas nacionales, mientras que en 2021 se hicieron 36.279 análisis.
Si bien parece una buena noticia, que se hayan triplicado el número de procedimientos realizados, si lo comparamos con lo que se hace en otros países, nos muestra lo lejos que estamos de alcanzar un nivel de control suficiente para que sea eficaz, en controlar la presencia de conductores alcoholizados en rutas nacionales.
36.000 espirometrías anuales, significa que se hacen unas 100 espirometrías por día, en todo el país. Ello equivale a decir, que por cada departamento del país, se hicieron apenas 5 controles por día.
¿Se dan cuenta lo que significa, como percepción de fiscalización, o como medida disuasiva eficaz, que por ejemplo, en todo el departamento de Canelones, con medio millón de habitantes, o en Montevideo con un millón y medio, se hagan sólo 5 espirometrías al día?
Si lo analizamos en número de controles cada mil habitantes, tenemos que se hicieron 10 controles apenas, cada 1.000 habitantes.
El otro punto de vista, es el análisis sobre la efectividad y eficacia de los controles. De acuerdo a los datos publicados por la Policía Caminera, parecería que se controla donde no hace falta, y no se controla donde proliferan los conductores alcoholizados.
¿Cuáles han sido los resultados de los controles?
¿Reflejan la realidad del problema?
En cuanto al nivel de positividad en los controles aleatorios, no es de extrañar que el porcentaje de espirometrías positivas fue disminuyendo de 4% en 2018 a 0,4% en los últimos dos años, dada la muy baja tasa de controles existentes en relación a la población del país.
Estos resultados evidencian, al compararlos con los resultados publicados por UNASEV, en su informe sobre siniestralidad vial del año 2021, que al parecer la selección del lugar y momento de realización de los controles, no son los adecuados para detectar a los conductores transgresores, que conducen habiendo consumido alcohol.
De los datos de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (UNASEV), que tienen un subregistro que puede superar el 20%, se encuentra que 1.035 conductores de los que participaron en siniestros de tránsito durante 2021, se les detectó presencia de alcohol en sangre, representando el 6,7% del total.
Esto es casi 17 veces mayor que los resultados de los controles de la Policía Caminera.
El promedio de espirometrías positivas registradas de lunes a viernes es de 4% (10 veces mayor que lo hallado por Policía Caminera en sus controles), valor que se triplica los días sábados (11,4%) y se quintuplica los días domingos (18,3%).
Esta distribución no presenta cambios respecto a lo registrado en años anteriores. – Es elevada la presencia de alcohol en sangre en conductores que participan de siniestros de tránsito, en el horario de las 0 am a las 7 am, alcanzando su máximo a las 4 am, donde la participación de espirometrías positivas alcanza el 49%.
En otro estudio publicado que compara las tasas de fiscalización y sanción entre distintos países Europeos, podemos ver los siguientes resultados:
España, a la cola de Europa en número de sanciones y controles de tráfico
En 2009 había en el departamento de Canelones, unos 130.000 vehículos (no logré encontrar cifras más actuales sobre la flota vehicular empadronada en Canelones)
De acuerdo a estas estimaciones, con 85 multas aplicadas por espirometrías positivas, en un año, en todo el departamento de Canelones, estaríamos hablando de una multa cada 1.529 vehículos, o sea menos de 1 multa por cada 1.000 automóviles.
España aplica 5 multas cada 1.000 vehículos, mientras que Estonia y Eslovenia, ambas al tope de la tabla, aplican 25 y 30 multas cada 1.000 vehículos, respectivamente.
Montevideo no ha publicado los resultados de la gestión de seguridad vial en el 2023 aún, y en su informe anterior omitió el capítulo sobre controles de alcoholemia y siniestros vinculados a conductores alcoholizados.
Para ver datos a nivel nacional, sobre espirometrías positivas detectadas en siniestros de tránsito, pueden consultar el informe de UNASEV:
Informe UNASEV siniestralidad vial 2023
Para que tengan una idea de la magnitud del problema podemos ver un listado de los eventos ocurridos en los últimos meses, vinculados exclusivamente a conductores alcoholizados:
De ellos, los más graves con consecuencias mortales fueron los siguientes:
Las leyes que no se fiscalizan, no pasan de ser letra muerta en el papel, sin consecuencias sobre la realidad.
La omisión en realizar suficientes controles por parte de las autoridades, tiene graves consecuencias sobre la población, muchos de ellos inocentes que no consumieron alcohol al movilizarse.