
Escribe Giuliano Giupponi
En los frentes de combate las posiciones se han estabilizado hasta un punto en el que el objetivo parece ser desgastar al otro para poder obtener una ventaja en una eventual mesa de negociaciones, que ambos bandos niegan, pero de la que parecen hoy políticamente favorables a aceptar.
El mayor obstáculo para una eventual negociación hoy parece ser el hallazgo, como en cada zona liberada, de numerosos crímenes de lesa humanidad, asesinatos en masa de civiles y militares, evidencias de cámaras de tortura y testimonios de violaciones y vejaciones hacia la población femenina y jóvenes de ambos sexos de los territorios ocupados por Rusia.
Esa situación, más allá de la militar, hace políticamente muy difícil que el Presidente Volodimir Zelensky acepte negociar con la cúpula actual de la autocracia rusa sin que haya un buen grupo de altos oficiales y funcionarios sentados en el banquillo de los acusados en La Haya, como ocurrió en Nüremberg hace 77 años atrás, con implicancias similares. Sumado a la campaña de bombardeos que ha destruido el 20% de la infraestructura y dañado otro 30%
La Rasputítsa, el legendario barro estepario, hizo su aparición y es hoy el principal obstáculo para que ambas partes puedan intentar avances de casi cualquier tipo.
Hoy hay tres focos principales de combates en los 1600kms de la línea de contacto.
Eje Svatove-Kremmina: en esta zona las defensas rusas, aunque machacadas han logrado resistir y a pesar que los ucranianos lograron controlar y cortar la ruta P-066 y complicar el abastecimiento, prefirieron conservar recursos evitando ataques que la rasputítsa inmovilice y deje expuestos a contraataques.
Eje Bakhmut: esta ciudad sometida a un constante asedio desde hace seis meses ha implicado un número de pérdidas de vidas pocas veces visto en las últimas décadas gracias a los obsoletos ataques en masa.
Aquí el Grupo Wagner se ha hecho cargo de las operaciones con apoyo de chechenos y milicianos. Esto en suma provocó polémica en el frente, ya que Wagner ha reclutado en prisiones rusas de todo el país a miles de convictos para enviar a este frente. No es posible saber con exactitud la cantidad de muertos y heridos en la batalla por el control de Bakhmut, pero la cifra excede con creces las decenas de miles. En las últimas 48 horas las tropas rusas lograron vadear el río Bakhmut y penetrar en Adviika, la lucha ahora en ese poblado es casa por casa y sin materiales pesados, lo que aumenta bajas y penurias.
Eje Sur: luego de liberar Kherson, las operaciones no se detienen, y los rumores se confirmaron. La infantería de marina desembarcó exitosamente en la península de Kinburn, la pequeña lengua de tierra que domina el estuario Dnièper-Bug. Su terreno es imposible para el equipo pesado y las tropas rusas han preferido intentar bombardeos artilleros para que las tropas ucranianas en Herois’ke recuerden que Rusia no va a renunciar a los territorios liberados fácilmente. Aquí los campos de minas son los más densos encontrados en la guerra hasta ahora.
Todo puede cambiar con la llegada del frío y el tan mentado General Invierno. En el imaginario colectivo el invierno ha favorecido a los rusos, pero si analizamos las campañas de invierno de los últimos 3 siglos el panorama cambia porque el invierno ruso perjudica a quien invade la estepa del este de Europa.
Desde el siglo XVIII, Carlos XII de Suecia, Napoleón Bonaparte, el mismo Stalin en la Guerra de Invierno con Finlandia y Adolf Hitler, que son los más conocidos, todos han logrado hacer sucumbir sus ejércitos frente al General invierno. Ahora veremos de qué lado combate el mentado general, que va a depender del grado de preparación de cada bando.
Las campañas invernales en las estepas orientales de Europa favorecen al defensor, las complicaciones logísticas y la pobre preparación invernal vistas hasta hoy cobran más víctimas que los combates en el crudo invierno oriental.
El ejército ucraniano se ha preparado para el invierno. Sólo España envió 70.000 uniformes completos de invierno, sumado a todo tipo de pertrechos, y España no llega a representar el 1% de las donaciones de materiales a Ucrania. La Otan y aliados llevan meses proveyendo ese tipo de material.
En Rusia las noticias no parecen ser auspiciosas. Las agencias ucranianas han difundido imágenes de trincheras repletas de cadáveres congelados, y aunque puedan ser propaganda, la georreferenciación indica que es una situación demasiado generalizada para ser una excepción. Solo los grupos PMC Wagner y los Kadyrovitas, un 20% de la tropa rusa en combate, están correctamente preparados para el invierno. Del resto, al menos la mitad aún conservan los pertrechos de Otoño, y nada parece indicar que la situación vaya a cambiar. La orden de los oficiales es despojar a los cadáveres de sus uniformes o comprarlos en el mercado negro si tienen los recursos. Esta situación aumenta las penurias en filas rusas.
La rasputítsa en un par de semanas se volverá a congelar y las operaciones móviles se retomarán. Veremos entonces si los aprendizajes son útiles en combate y si, como parece perfilarse la situación, Rusia ataca para poder obligar a sentarse a negociar un armisticio a Zelensky desde una posición de fuerza o si Zelensky logra reeditar los éxitos de los últimos 3 meses. Los dados están en el aire.