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Contraviento

Juventud Atrapada: Un Futuro Sin Libertad

7 diciembre, 2024

Precarización laboral y una educación fallida limitan el futuro de los jóvenes en Uruguay.

La juventud uruguaya enfrenta una realidad preocupante: altos niveles de desempleo, precarización laboral y un sistema educativo que no los prepara para un mundo cambiante. En este contexto, las nuevas generaciones son cada vez más vulnerables a discursos populistas que prometen soluciones rápidas, pero perpetúan la dependencia , limitan su libertad y desarrollo personal.

El desempleo y la precarización: barreras a la autonomía

Con un desempleo juvenil que alcanza el 23%, sumado a bajos salarios y condiciones laborales precarias para quienes logran insertarse en el mercado, los jóvenes uruguayos ven obstaculizado su camino hacia la independencia económica. La falta de oportunidades dignas no solo frena su capacidad para proyectar un futuro, sino que los coloca en una posición de vulnerabilidad que alimenta la desconfianza en las instituciones y en el valor del esfuerzo personal.Un dato de la realidad hay 100000 jóvenes entre 14-29 años que no trabajan ni estudian

Gráfico 1 ( Fuente INE)

                                                       

En este panorama, es más fácil que las promesas de un Estado protector encuentren eco entre los jóvenes, quienes perciben la estabilidad asistencialista como una alternativa frente a un sistema laboral que no les ofrece garantías. Sin embargo, este camino refuerza la dependencia, en lugar de empoderarlos para asumir el control de sus vidas.

Un sistema educativo que asiste, pero no libera

El sistema educativo uruguayo, lejos de ser un motor de emancipación, refuerza las limitaciones que enfrentan los jóvenes. En primaria, el enfoque asistencialista busca igualar oportunidades, pero no fomenta la autonomía ni el desarrollo de habilidades críticas. Al llegar a la secundaria, el problema se agrava: con una tasa de egreso de apenas 43%, la educación no logra ser finalista ni prepara a los estudiantes para enfrentar un mercado laboral competitivo y en constante cambio.

La reciente reforma educativa introdujo un enfoque por competencias, pero la falta de preparación docente y la resistencia al cambio han impedido una transformación real. Este fracaso perpetúa un modelo que no conecta la educación con las demandas actuales, dejando a los jóvenes sin herramientas para desenvolverse en un entorno laboral cada vez más exigente.

En este enlace hay parte de mi opinión referente a este temática

https://contraviento.uy/2024/07/20/asistencialismo-educativo-obstaculo-para-el-aprendizaje/

Porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no terminaron la educación secundaria y no asisten a ninguna institución educativa.

Gráfico (Fuente BID)

 

La clase política y el statu quo

La clase política uruguaya tiene una cuota importante de responsabilidad en esta crisis. Al preservar el statu quo y evitar reformas estructurales, mantiene un sistema que no ofrece a los jóvenes las oportunidades necesarias para desarrollarse plenamente.

    • Asistencialismo en lugar de mérito: En lugar de fomentar políticas que premien el esfuerzo y la innovación, se priorizan programas que garantizan la subsistencia, pero no la independencia.
    • Ausencia de incentivos para el empleo juvenil: Falta una estrategia integral que facilite la inserción laboral con condiciones dignas y salarios justos.
    • Educación desconectada del mercado laboral: La política educativa no aborda la necesidad de preparar a los jóvenes para un mundo cambiante, perpetuando su desventaja en un mercado competitivo.

 

El atractivo del discurso populista

Las crisis recurrentes han generado una sensación de vulnerabilidad en los jóvenes. Ante esta incertidumbre, es natural que busquen en el Estado un respaldo. El asistencialismo se presenta como una solución rápida y tangible frente a problemas inmediatos, mientras que las ideas liberales requieren confianza en el largo plazo y en las propias capacidades.

En este contexto, el discurso populista se presenta como una salida tentadora para los jóvenes. Promesas de soluciones rápidas y apoyo estatal ilimitado resuenan con fuerza entre quienes sienten que no tienen alternativas. Sin embargo, este enfoque no aborda las causas estructurales de sus problemas y refuerza la dependencia en lugar de fomentar la libertad y la autonomía.

Una visión de futuro: libertad, mérito y oportunidades

Para revertir esta situación y garantizar un futuro más libre para los jóvenes, es necesario un cambio profundo en las políticas públicas:

           Claves para salir de la trampa 

 

  1. Reformar el sistema educativo: Asegurar que la educación sea finalista, conectando a los estudiantes con el mundo laboral y fomentando habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la adaptabilidad.
  2. Incentivar el empleo juvenil: Diseñar políticas que combinen capacitación, incentivos fiscales para las empresas y programas que ofrezcan experiencia laboral real. (Estudiar el fracaso actual de esta política, rigidez laboral ? , industria del juicio ?)
  3. Fomentar el mérito y la autonomía: Implementar medidas que promuevan el esfuerzo individual y el emprendimiento, premiando la iniciativa y la innovación.
  4. Compromiso político con las nuevas generaciones: La clase política debe asumir su responsabilidad y trabajar en soluciones estructurales que prioricen el bienestar y la independencia de los jóvenes.
  5. La prédica de los mayores: un discurso que no conecta Los mayores solemos transmitir ideas liberales a través de relatos de esfuerzo personal y superación. Hablamos de la importancia del trabajo duro, la responsabilidad y el mérito. Sin embargo, para muchos jóvenes, estas historias no resultan totalmente convincentes. Crecen en un contexto diferente, marcado por la incertidumbre económica, la precarización laboral y el impacto de crisis externas recurrentes
  6. El problema no es solo el mensaje, sino cómo se comunica. Los mayores predicamos valores liberales, pero muchas veces no los acompañamos con acciones concretas que reflejen esos principios. Cuando los jóvenes perciben incoherencia o sienten que las oportunidades no son las mismas, el discurso pierde fuerza y credibilidad.

El desafío: construir un futuro más libre

Uruguay no puede permitirse perder a una generación atrapada en la precarización y la dependencia. Garantizar la libertad de los jóvenes pasa por ofrecerles herramientas reales para desarrollarse, premiar el mérito y brindarles oportunidades dignas. Solo así será posible construir un país donde las nuevas generaciones sean protagonistas de su destino y no rehenes de un sistema que los limita.

         Salgamos de la lógica , no exportemos talentos