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Contraviento

La pública felicidad abortiva, algunas discrepancias, y la verdadera felicidad

29 enero, 2025

“Solo una cosa no hay. Es el olvido.

Dios, que salva el metal, salva la escoria

y cifra en su profética memoria

las lunas que serán y han sido.”

Jorge Luis Borges “Everness”

 

El pasado domingo publicamos una columna en Contraviento, titulada “Anatomía de la pública felicidad abortiva” (https://contraviento.uy/2025/01/26/anatomia-de-la-publica-felicidad-abortiva/)  que pretendía dar respuesta a las declaraciones del propuesto Sub-Secretario de Salud Pública Dr. Leonel Briozzo, acerca de que “la Ley del aborto da pública felicidad” entre otros conceptos para argumentar que es una exitosa Ley que es mejorable, en línea con lo expresado dos días antes por la futura Ministro Lustemberg.

Nuestro amigo y co-Columnista Dr. Manuel Da Fonte tuvo la amabilidad de hacernos llegar “algunas discrepancias” con la nota, las que también han sido publicadas con ese título (https://contraviento.uy/2025/01/26/algunas-discrepancias-sobre-la-la-anatomia-de-la-publica-felicidad/) las que, por provenir de quien provienen y lo fundado de ellas, constituyen una oportunidad para enriquecer el debate, a la vez que precisar conceptos y efectuar alguna corrección de lo que pudo ser mal expresado.

Al mismo tiempo, esta nueva nota nos permitirá insistir en el propósito de debatir este tema, volviendo a poner todo el énfasis que sea necesario en advertir a nuestros ciudadanos, sobre el propósito declarado del elenco ministerial, que será el encargado de velar por la salud de todos, de avanzar en modificaciones de la Ley del aborto en aspectos como ampliar el plazo hasta las 20 semanas de embarazo y, con ello, hacer posible resolver poner fin al embarazo en casos de malformaciones que “pongan en riesgo la vida extra uterina” del niño.

Las discrepancias del Dr. Da Fonte

 

Respecto de este párrafo “Si, en cambio, el objetivo de la Ley fuera el de evitar las muertes maternas por abortos clandestinos, los resultados quedan en el debe. Ni se sabía con certeza, cuando se aprobó la Ley en 2012, cuántas mujeres morían por esa causa (que, sin embargo, formaba parte del relato, la horrible cantidad de muertes evitables) y tampoco se sabe ahora.

Si en 2021 murieron 2,54% más hombres que mujeres y en 2022 la relación se invirtió en 3,30% más mujeres, y la principal causa en ambos sexos son las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, no parece que la Ley haya evitado tantas muertes, mucho más si tenemos en cuenta que sigue vigente la otra epidemia de muertes de mujeres, la de la violencia sexual, que también “solucionamos” por Ley.”, el Dr. Da Fonte realiza las siguientes precisiones: “En este caso no es cierto que no se han evitado las muertes maternas por abortos clandestinos. Es algo constatable, aunque se carezca de cifras, por todos aquellos quienes trabajamos en medicina crítica (Block Quirúrgico y CTI).

No sólo han descendido, sino que ha desaparecido por completo, como patología la ocurrencia de muertes maternas por abortos clandestinos. También han desaparecido, porque ha dejado de ser un negocio lucrativo debido a la ausencia de clientes, las clínicas de abortos clandestinos. En ambos sentidos la ley ha sido un éxito, y ha logrado que todas las mujeres, con independencia de su condición socioeconómica hayan podido acceder a la realización de abortos en condiciones seguras. O sea que en ese aspecto discrepo totalmente y la afirmación de que los resultados quedan en el debe, no la comparto.”

Nuestra respuesta

Probablemente como resultado de una redacción confusa, nuestro corresponsal deduce algo que no es lo que el columnista afirma. Cuando afirmamos que los resultados sobre muertes por aborto quedan en el debe nos referimos a que, vistas las cifras de muertes de mujeres año por año desde 2012, estas prácticamente no han variado. Ergo, o bien las cifras estimadas en los años anteriores (debido a que la clandestinidad disfrazaba las causas) en los que el tema estaba en debate eran exageradas o en ese lapso hubo alguna patología que incrementó su incidencia -hasta compensar las muertes presuntamente evitadas- algo poco probable. La realidad es que, en los últimos años, muere anualmente casi la misma cantidad de hombres que de mujeres, y en ambos casos la prevalencia de la causa son las enfermedades cardiovasculares y luego el cáncer.

Recordemos que evitar esa presunta cantidad de muertes evitables, era el principal argumento para, no ya despenalizar el aborto (cosa con la que, en lo personal, siempre estuvimos de acuerdo y trabajamos por ello, ya que, en la práctica la Ley no se cumplía) sino hacerlo un servicio público gratuito (para la mujer que aborta, no para el erario) tan normalizado como una extracción de muelas.

Otras discrepancias del corresponsal

Más adelante transcribe, de nuestra Columna: “Como se puede advertir, en solamente 12 años, hemos caído un 35% la cantidad de nacimientos. En cambio, el número de abortos pasó de los 4781 de 2012, a los 10898 de 2023, lo que configura un crecimiento del 228%. Dicho de otra manera, bastante más brutal: si en 2012 la relación entre abortos y nacimientos era del 9,95% y esta ha pasado a ser del 34.72%, quiere decir que, en Uruguay de cada 3 niños engendrados, nacen solamente 2 y el restante queda como material de descarte en un quirófano.”

Respecto de él, el Dr. Da Fonte afirma “Es absolutamente cierto la caída de la natalidad, lo cual no tiene en principio  vínculo o relación directa ni total, con la cantidad de abortos, que si mira la evolución después de los primeros 3 años de vigencia de la ley que lo despenalizó (el aborto era un delito penal para la madre que lo practicaba además de para los que lo ejecutaban).

El Código Penal de Uruguay establecía penas de prisión que iban desde los tres a los nueve meses para las mujeres que se practicaron voluntariamente un aborto (Art. 325), y penas de seis a veinticuatro meses de prisión para quien colabore en su realización (Art. 325. bis), las cifras de abortos, lejos de aumentar, se estabilizaron en el entorno de los 10.000 abortos anuales, desde el 2015 al 2023.

Es lógico que, en los primeros años de puesta en marcha de un sistema nuevo, las cifras sean inferiores, pero que después de aceitado el mecanismo las mismas se incrementen. Sin embargo, después de ese incremento inicial, se constata una meseta en el número de abortos y no el crecimiento constante de sus cifras, que justifique el descenso persistente en la natalidad (pasando de 49.000 nacimientos en 2015, a 31.000 en 2023) que seguirá su profundización debida sobre todo a factores socio culturales muy marcados, además de la falta de estímulos económicos y sostén, para las familias con varios hijos.”

Nuestras precisiones sobre lo dicho

En este párrafo se mezclan dos datos, índice de natalidad y cantidad de abortos que, sumados, aportan un tercer elemento a considerar, que es el número de embarazos producidos por año.

Con respecto a los números de natalidad las cifras son incuestionables y marcan, en el lapso de 2012 a 2023 un descenso del 35%, pero, en ningún caso la columna sostuvo que el aborto tuviera incidencia en la baja. Sí sostuvo, y sostiene como es obvio, que tiene inobjetable incidencia en la bajísima natalidad.

En relación con los abortos, la columna parte de una cifra de 4781 en el año de vigencia de la ley, el 2012, hasta los 10898 del año 2023. Aún si se considera poco fiable aquella cifra inicial, los años posteriores marcaron una tendencia en aumento, que tendió a estabilizarse en los últimos años en la franja de 10 a 11 mil anuales.

Lo que sostuvimos allí, y mantenemos ahora es que lo relevante, es considerar esos números, en relación con el número de embarazos producidos, porque en la medida que estos se reducen constante y aceleradamente, aquellos se mantienen constantes. Por tanto, porcentualmente, ha habido un brutal crecimiento, pasando de un casi 10% a un casi 35% que coincide, precisamente, con la baja de nacimientos.

Para decirlo crudamente: a menor cantidad de material disponible (embarazos “abortables”) un mismo número de abortos, constituye un incremento.

Para mostrarlo por el absurdo, supongamos que la cantidad de nacimientos cayera a 10 mil por año -un tercio del actual- y el número de embarazos se mantiene, como porcentaje pasará al 50%. ¿Se podría sostener que es lo mismo?

Menor cantidad de embarazos, misma cantidad de abortos, menor cantidad de nacimientos.

Observaciones finales del Dr. Da Fonte

Por último, en un párrafo siguiente el Dr. Da Fonte escribe “Como estimativo de la cantidad de abortos que se realizaban antes de la ley de despenalización del aborto, se cita en una publicación: https://www.gub.uy/ministerio-desarrollo-social/sites/ministerio-desarrollo-social/files/documentos/publicaciones/1887.pdf 18.

«De las estimaciones cuantitativas sobre el número de abortos inducidos en el marco del contexto restrictivo, la última disponible -que tiene más de diez años- era previa a la difusión masiva del método químico (con medicamentos) en el circuito clandestino. Para ese entonces, donde el procedimiento se canalizaba principalmente a través de clínicas, se estimaban 33000 abortos inducidos sobre 47000 nacimientos (Sanseviero, 2003).»

Por lo tanto, aunque de las cifras mostradas en la gráfica se puede afirmar que se visualiza un incremento de los abortos de un 228%, no creo que la misma tenga sustento real, dado el desconocimiento previo de la cifra real de abortos clandestinos. Es raro, además, que un fenómeno médico se incremente en un par de años en esa magnitud, casi epidémica, y luego, sin mediar medidas de contención alguna, y por el contrario, se le hace accesible a todas las mujeres en forma legal, se estabilice en la misma cifra en toda la década siguiente. No es creíble del punto de vista médico epidemiológico.

Un detalle menor, hay otro pequeño error, donde afirma que de cada tres niños engendrados nacen solamente dos, en realidad sería lo correcto afirmar, que de cada 4 niños engendrados, nacen solamente 3. Si bien los abortos son un tercio de los nacimientos, el porcentaje de abortos, si lo consideramos sobre los niños engendrados, en realidad sería de un 25 %. Son dos modos de ver los mismos números.

Con respecto a ello…

Con referencia a este párrafo, solo algunas precisiones. El 228% citado de incremento de abortos de 2012 a la fecha, se basa en ese número (oficial) de 4781 que, si se quiere se puede obviar, lo que no modificará en que desde 7 mil y pocos, se haya pasado a 8 mil y haya seguido creciendo hasta pasar el umbral de los 10 mil y de allí, lentamente, sigue creciendo hasta casi los 11.000.

En cuanto a la información proveniente del MIDES de 2013, que ya entonces tenía 10 años, provienen de estimaciones cuantitativas por las que llegan a 33.000 abortos “inducidos” contra 47.000 nacimientos. Dadas las cifras oficiales posteriores, esos guarismos se parecen más a las bases sobre las cuales estimaban las presuntas muertes por aborto clandestino.

Le asiste razón cuando nos hace ver que las cifras actuales muestran que, de cada 4 niños engendrados, nacen solamente 3, correspondiendo el restante, un 25% a los abortos, y no como erróneamente sostuvimos que de cada 3 solamente nacen 2 niños. Un error.

La frase en nuestra columna, debió decir “de cada 4 niños engendrados, nacen solamente 3 y el restante queda como material de descarte en un quirófano”, que hubiera sido lo preciso, e igualmente impresionante.

Hechas estas necesarias aclaraciones a las importantes observaciones de nuestro compañero columnista, volvamos a poner énfasis en el meollo de la cuestión: una Ley -que no nos gusta y que nunca habríamos votado- pero que se cumple, funciona correctamente, de pronto se torna indispensable y urgente “hacer ajustes”. En más, claro, nunca en menos.

En el siguiente capítulo intentaremos aportar algunas pistas de por dónde van los tiros.

La verdadera felicidad de una Ley fecunda para sus creadores

 

Desde que publicáramos nuestra columna en respuesta a las declaraciones del Dr. Briozzo y que las leyéramos una y otra vez, hemos estado intentando entender qué motivaciones podría haber tenido como para, en esa entrevista al diario “El País” sostener cosas tales como…

“la ley ha demostrado que ha sido un avance en términos de derechos y yo diría, de felicidad pública, porque las nuevas generaciones ya no tienen presente la angustia y terror que causaba un embarazo no deseado hace 15 años atrás, que podía llevar incluso a la muerte de la mujer”. Y agregó que esa ley implica “un cambio cualitativo en términos de derechos y de equidad, y esto es indiscutible”.

Más adelante señaló “que buscará hacerle cambios a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que él impulsó. Por ejemplo, planteó ampliar los plazos que limitan la realización de un aborto a las 12 semanas de gestación. (quien será Ministro, Lustemberg, manejó las 20 semanas, claves porque es donde se realiza la Ecografía estructural que detecta posibles malformaciones, otra posible futura causa de aborto). Incluso opinó que Uruguay debería “tender” a considerar que el aborto no sea delito bajo ninguna circunstancia.” ¡Up!

Entonces me acordé de aquél viejo consejo de “Garganta profunda”, el mítico informador secreto en el Caso Watergate: “sigan la pista del dinero”.

Como es obvio, Garganta tenía razón.

 La Ruta del dinero IPPF

 

Tan lejos como 2001 -recién una década después el Dr. Briozzo llegaría al Ministerio de Salud Pública como Sub-Secretario en el gobierno Mujica- fue el fundador y Director General de la “Asociación Civil Iniciativas saludables” para trabajar en la defensa y desarrollo de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer”, léase aborto legal y gratuito, entre otras cosas.

Una de “esas otras cosas” es que Iniciativas Saludables es la responsable de haber realizado el mediometraje “Ana”, una película rodada gracias a un convenio con la IPPF (International Planned Parenthood Foundation) de la que recibe financiación. Según el sitio periodístico “El Disenso” del 26 de julio de 2018, la ONG del Dr. Briozzo había recibido de Planned Parenthood la suma de “al menos” USD 1.806.489 (un millón ochocientos seis mil cuatrocientos ochenta y nueve dólares) en ese año, con el que se confeccionó el filme, usado luego por la ONG para su difusión en el exterior .

Cabe destacar que, según publicación de la OPS (https://search.app/ZYVParKXYp4bzHCp6 ) la Asociación Civil Iniciativas Saludables fundada por el Dr. Briozzo “es una ONG de profesionales de la SSyR, con base en el Hospital de la Mujer del Centro Hospitalario Pereira Rossell, que desarrolla su actividad desde hace 11 años”.

Es decir que funciona en el propio Hospital donde el Dr. Briozzo se desempeñaba como Director, careciendo de local propio. Sin conflicto de interés alguno.

En esa fecha de 2018, participando en un evento en el Senado argentino organizado por la IPPF, si bien revistaba como Asesor Externo de esa entidad y Presidente de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe, según se podía comprobar en el sitio web de IPPF, el Dr. Briozzo se encargó de aclarar que no tenía conflicto de intereses ya que “no había tenido remuneración alguna” para estar allí. Desinteresado Briozzo.

Pero la abundante financiación de Planned Parenthood a la ONG de Briozzo no queda allí, porque según el Diario “El País” (https://www.elpais.com.uy/informacion/ong-locales-apoyan-a-polemica-clinica-abortiva) solamente en 2014, IPPF aportó a 3 ONGs uruguayas la suma de 563.000 (de los cuales USD 446.506 correspondieron a Iniciativas Saludables, USD 73.070 a Cotidiano Mujer y USD 43.533 a Mujer y Salud en Uruguay)

La (tristemente) célebre Planned Parenthood y el “negocio” de los fetos

 

Con presencia en decenas de países, esta organización estadounidense, fundada en 1916, proporciona diversos servicios médicos, opera más de 600 clínicas en ese país, y en 300 de ellas realiza servicios de abortos.

Con alrededor del 40% financiado por distintos fondos federales, el resto lo aportan distintas fundaciones, dentro de las cuales se destacan la Open Society Foundation (George Soros) y la Fundación Melinda y Bill Gates.

A raíz de una investigación federal y posterior denuncia judicial, iniciada en base a unos videos donde aparecían dos profesionales de la organización en una charla sobre el manejo de tejidos fetales, el Congreso de los EEUU abrió una investigación que provocó enorme revuelo en la población estadounidense y mundial.

Finalmente, la investigación realizada por el Congreso sobre las actividades ilegales de la IPPF denunciadas, reveló que la organización estaba involucrada en la venta ilegal de órganos y tejidos procedentes de fetos abortados.

Como resultado, la IPPF admitió la práctica y prometió que dejaría de cobrar por estos tejidos en el futuro. Además, la investigación llevó a una posterior investigación federal por parte del FBI y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

A raíz de este escándalo, la financiación estatal se vio seriamente cuestionada y provocó varias renuncias en 2018 y 2019, entre ellos la del Director Alvaro Bermejo y de quien dirigía la entidad desde 2006, Tewodros Melesse.  

Poniendo el foco donde importa

 

Si bien el objetivo de la columna inicialmente era el de aclarar y responder a las fundadas discrepancias del Dr. Da Fonte con nuestro artículo original, las que aclaramos en la medida de lo posible y rectificamos cuando entendimos que correspondía, manifestamos desde el inicio que la discusión de detalles, no nos podía desviar del verdadero foco.

Apuntamos, desde el inicio, a desnudar el exabrupto del Dr. Leonel Briozzo de considerar que, la realización de diez mil abortos anuales era un hecho que traía “pública felicidad”.

Siendo esto muy importante, no era el único propósito. No menos importante era analizar y denunciar el propósito de ampliar el plazo desde las actuales 12 semanas hasta la semana 20, haciendo hincapié en que es en esa semana que se realiza la ecografía estructural que permite detectar malformaciones.

Igualmente importante era dejar en claro que en torno al aborto, y su producto el feto abortado, existe un oscuro negocio que de ninguna manera puede ser ignorado.

Y, como estas cosas no suelen brotar de debajo de las piedras por generación espontánea, sino que obedecen a agendas de largo plazo y que, generalmente cuentan con un extenso entramado de apoyos externos, seguimos la ruta del dinero que financia la Agenda “en derechos sexuales y reproductivos” patrocinada por la ubicua y tentacular Planet Parenthood y que, en Uruguay, gira en torno al Hospital de la Mujer instalado en el Pereira Rossell y dirigido entonces por el Dr. Briozzo, y gestionado por su propia ONG Iniciativas Sanitarias.

Tanto como todo ello, era de interés dejar en claro el supremo cinismo que constituye afirmar que con la Ley que hizo al aborto legal y gratuito, se terminó el negocio de las clínicas abortivas (lo que es cierto) sin decir, a la par, que el Estado (en particular el Hospital de la Mujer) son las clínicas abortivas, que solamente son gratuitas para las mujeres que abortan, pero siguen siendo un negocio muy rentable para las tantas “Iniciativas saludables” que pululan en torno al mismo negocio.

Como siempre, lo que suceda dependerá, también, de lo que los ciudadanos, informados, hagamos y dejemos hacer.

Para nosotros, liberales pero firmes defensores de los valores judeocristianos que nos definen como civilización, la pública felicidad no puede ser otra que la de la vida plena de todos los orientales.