
Francisco destacó la «sabiduría, delicadeza y entrega» de Ratzinger poco antes de que el féretro fuera transportado al interior de la basílica de San Pedro para su sepultura.
El féretro de Benedicto XVI, fallecido el sábado a los 95 años, fue transportado este jueves al término del funeral presidido por el papa Francisco al interior de la basílica de San Pedro para su sepultura.
Las exequias del pontífice alemán, quien renunció al trono de Pedro en 2013 tras 8 años de pontificado, fueron «solemnes pero sobrias», como deseaba Benedicto XVI.
Mientras 195.000 personas desfilaron durante tres días de capilla ardiente, de lunes a miércoles, ante los restos de Joseph Ratzinger, cuyo cuerpo yacía en un catafalco cubierto por una tela dorada, rodeado por dos guardias suizos vestidos de gala, frente al altar mayor de la basílica de San Pedro.
Fuentes vaticanas calculan unos 50.000 asistentes a la ceremonia.
La misma, duró una hora y 20 minutos y fue concelebrada por unos 4.000 religiosos, entre cardenales y obispos de todo el mundo, en la que participaron varios jefes de Estado y de Gobierno, incluido los presidentes de Italia, Polonia, Hungría, Portugal, el rey Felipe de Bélgica y la reina emérita española Sofía, así como diplomáticos de varias nacionalidades.
Al término de la sepultura, el Papa Francisco de pie, ayudado por su bastón y sin paramentos, bendijo el ataúd y lo tocó con su mano para despedirlo.