Escribe Alfredo Bruno
Tras casi un año de cuestionamientos a su titulación académica, el sedicente Economista Daniel Olesker se dignó dar su versión de los hechos. Ello, lejos de aclarar la situación ha contribuido a enrarecerla más, sumando nuevos protagonistas el eventual hecho. No obstante, queda claro que la culpa no es suya. De Olesker, claro. Ni del chancho. Ni de… En fin!
Cual una ópera buffa, presentemos este caso de acuerdo a los principios de la Poética de Aristóteles, y su clásica estructura de tres partes.
Prótasis o planteamiento
Tras el sonado caso de Sendic y sus medallas de oro el tema de la veracidad de la formación curricular que se adjudican los administradores de la “cosa pública” tomó especial realce, sobre todo en un país donde hace muy poco tiempo cayó toda una organización criminal internacional dedicada a vender diplomas falsos.
A ese interés público coadyuvaron otros sonados casos, como el de la ex Diputada Susana Pereira y su inexistente título de Maestra, el del ex Senador Leonardo de León que no poseía el título de «Ingeniero Agrónomo» que se atribuía, el caso del ex Subdirector Técnico del Instituto Nacional de Rehabilitación Gustavo Belarra que no era sociólogo, al igual que el ex secretario político del Frente Amplio y Director del Impo, Gonzalo Reboledo, la Encargada del Área de Evaluación Psicológica y Seguimiento de Sanidad Policial Laura Anzalone, carente del título de Psicóloga que se adjudicaba al igual, entre otros casos, que la otrora candidata a la Vice Presidencia de la República Graciela Villar, quien ostentaba en su currículum un título de Psicóloga Social un tanto particular, considerando que nunca terminó el Liceo.
Por ello, resultó llamativo el silencio general en torno a las inquisitorias que durante casi un año nuestro Compañero en ContraViento Juan Ramón Rodríguez Puppo realizara en relación a la titulación del ex Senador y ex Ministro Daniel Olesker, fundamentalmente en su condición de Profesor Titular Grado 5 del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República y de Profesor de Economía del Trabajo en el Postgrado de Derecho Laboral en Facultad de Derecho.
Epítasis o nudo
Ese silencio del locuaz ex Legislador se rompió finalmente el 12 de enero de este año, (recordemos esta fecha), cuando a través de un Hilo en Twitter dio a conocer una serie de consideraciones, que se resumen en dos puntos básicos, a saber 1-que no culminó la carrera en la UDELAR, 2- que obtuvo un título de Magister en Economía en el exterior que no revalidó aquí y que por ende carece de la condición de Profesional Universitario, gracias a lo cual jamás aportó obviamente a la Caja de Jubilaciones Profesionales ni votó como Egresado en Elecciones Universitarias.
Hasta aquí lo esencial.
Luego se entra ya en el ámbito anecdótico, donde el simpático exponente sostiene que su título de Magister obtenido en un año y medio es superior al título de Economista de la UDELAR del que carece, extremo sobre el cual no nos corresponde pronunciarnos.
Tampoco entraremos en el análisis de sus dichos en cuanto a que logró ingresar a la Universidad Católica de Lovaina presentando como mérito para ello una investigación no arbitrada, como ha sido la mayoría de su “producción académica”.
Ni siquiera mencionaremos que, hasta la Declaración de los Ministros Europeos de Educación de Bolonia, el 19 de Junio de 1999, el panorama académico europeo era un tanto laxo, y recién a partir de entonces, y fijando la meta para el 2010, se buscó la adopción de un sistema común de titulaciones legibles y comparables, ya que hasta entonces cada centro educativo actuaba a su aire.
Tampoco, obviamente, haremos mención en que la Universidad Católica de Lovaina expresa en la presentación de sus varios Masters en Economía que los mismos están dirigidos a titulares de un primer título universitario.
Todos esos elementos, si bien muy importantes y lapidarios en la sumatoria, no constituyen lo más delatador de la mens rea presente en esta aventura.
Defensa de Oficio
“Menos es más”, suele decirse y ello toma especial realce a la hora de intentar una defensa, donde a veces al intentar construir un relato se dejan a la vista las huellas de ese proceso.
Parte de la defensa de Olesker, ya sea por acción propia o la de sus amanuenses, se centró en difundir presuntas páginas web de Lovaina y Udelar, donde ambas lo recogen y homenajean como uno de sus más destacados alumnos.
En el plano local encontramos al sitio de la Facultad de Ciencias Económicas y de la Administración, donde se referencia al Sr. Olesker en la sección «Académicos Distinguidos».
Ahora bien, una simple consulta al motor WayBack Machine de archive.org permite conocer el hecho incuestionable de que dicha URL, es decir la dirección única y específica de esa página, no había existido jamás, hasta días antes del descargo de Olesker. Concretamente esa página se publicó por primera vez el 7 de enero, apenas 5 días antes del Hilo en Twitter.
Veamos que pasa con la presunta web de la UCL, donde el dirigente socialista se encontraría en la dentro de los 100 alumnos más destacados de la Institución en sus 500 años de existencia. En efecto, allí funge en el lugar 86 de una lista que muestra en su tercer puesto al Presidente colombiano Gustavo Petro, otro que ha tenido problemas por andar flojo de papeles…
Ahora bien, la simple observación de la URL, edurank.org/uni/catholic-university-of-louvain/alumni/, nos permite apreciar que no se trata del dominio de la Universidad, sino de una organización privada, Edurank, que asegura ser «una clasificación independiente basada en métricas de 14.131 universidades de 183 países» y que sostiene utilizar «una base de datos patentada con un índice de 44 909 300 publicaciones científicas y 1 237 541 960 citas para clasificar las universidades en 246 temas de investigación».
Invitamos a los amigos lectores a que observen los resultados de esa base de datos, en relación a los «100 Notables Alumnos de la Universidad de la República» a los efectos de calibrar la seriedad de esa clasificadora.
Volviendo a la clasificación para los 100 Notables de Lovaina, una nueva consulta a WayBackMachine nos permite saber que esa página fue creada el 12 de enero de 2023. Si, el mismo día del hilo en Twitter de Olesker.
Casuales casualidades, como canta Daniel Amaro…
A su vez en las últimas horas han surgido nuevos elementos que rarifican aún más el panorama. No obstante, no es esto lo más extraño.
Catástrofe, o desenlace.
Como sabemos, el Sr. Daniel Olesker es Profesor Titular Grado 5 del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República.
Por ello ha surgido una pregunta espontánea en gran parte de la opinión pública nacional, en el sentido de se es posible el haber accedido a dicha posición sin contar con un título de grado.
La respuesta es simple. Si, se puede.
Para el acceso a la docencia universitaria es menester “ganar” el respectivo Concurso por esos cargos, en todos sus grados y para poder presentarse a ellos no se necesita tener título, excepto en aquellas Carreras que requieren titulación habilitante por estar Colegiadas.
El tema pasa por demostrar competencia, a través de diferentes parámetros, que brindan determinada cantidad de puntaje. Obviamente, el contar con Título de Grado, así como eventuales posgrados, ayudará al aspirante a lograr puntos, pero de todas formas puede sumar unidades a través de su actividad docente y creativo investigativa, que significan en los concursos al menos el 50% de los puntos.
No obstante, es importante señalar que en rigor tampoco se requiere de ganar un Concurso para el ingreso como Docente en la Udelar, ya que podrá contratarse a personas que posean capacidad probada e idoneidad moral para desempeñar transitoriamente funciones docentes determinadas, en calidad de docentes contratados. Podrá igualmente designarse a personas que posean las mismas condiciones para desempeñar funciones docentes en calidad de docentes honorarios, en la forma y con los cometidos específicos que establecerán las reglamentaciones respectivas. Asimismo, toda persona de competencia notoria y moralmente idónea podrá ser autorizada a desempeñar funciones docentes en carácter de docente libre, incluso para actividades equivalentes a cursos o tareas de la enseñanza curricular. En este último caso las tareas que dirija y en cuyo contralor participe tendrán el mismo valor a los efectos del cumplimiento de las exigencias del Plan de estudios que las correspondientes dirigidas por los docentes designados o contratados a ese fin.
Ese Reglamento, cuyo original fuera aprobado el 15 de abril de 1968, así como sus sucesivas modificaciones por el Consejo Directivo Central de la Universidad de la República posibilita que incluso un analfabeto podría acceder a las plazas docentes siempre, claro está, que cuente con la venia de “la mayoría absoluta de componentes del Consejo”, lo que convierte a cualquier resolución, por muy disparatada o aberrante que sea, en un acto absolutamente incuestionable, un Dogma de Fe.
Todo ello basándose en la Ley Orgánica de la Universidad, N° 12.549 de octubre de 1958, por la que el Estado resignó todo tipo de control, lo que posibilita que se pudieran manejar situaciones con la misma lógica que en un club de amigos.
Viene a cuento recordar que en el período dictatorial se añadió al Artículo 192 de la Ley Orgánica Militar el malhadado “Inciso G”, que establecía que las Juntas de Oficiales generales de cada Arma podían por mayoría obligar a pasar a Retiro a los colegas que no fueran de su agrado.
No obstante, nunca innovaron tanto como la UDELAR, al punto de que durante toda la dictadura para poder ascender a General siempre fue necesario haber sido previamente Coronel y así sucesivamente. Al parecer los grados militares son más importantes que los diplomas para sus detentores.
Por ello, lo del título. La culpa no es del chancho.
Esperemos, al menos, que todo este sainete no termine en Netflix