El 7 de febrero de 1973, a horas del golpe de estado y ante los hechos que se venían sucediendo en el país, la central sindical emitió una declaración con la que pretendió clarificar su posición frente a eventuales quebrantos institucionales.
Su lectura, medio siglo después, deja abiertas las mismas interrogantes que en aquel entonces.
El Secretariado Ejecutivo de la Convención Nacional de Trabajadores reunido extraordinariamente para examinar el agravamiento de la situación política, como lo demuestran los últimos acontecimientos, DECLARA:
1°) La clase trabajadora organizada, una y otra vez se ha movilizado combatiendo por las reivindicaciones económicas y sociales, por las libertades sindicales y democráticas, unidas a un programa para los cambios estructurales, que termine con la explotación, la corrupción y los negociados de la «rosca» de banqueros, latifundistas, intermediarios, explotadores e imperialistas extranjeros.
2°) En torno a ello hemos rechazado de manera categórica los falsos dilemas, con que una y otra vez se pretende confundir y alejar a los trabajadores y al pueblo de la verdadera línea divisoria que no es otra que la que separa a las fuerzas de la oligarquía y el imperialismo por un lado y a la clase obrera y el pueblo por el otro.
3°) Por lo expuesto de desprende claramente nuestra posición contraria a la política del actual gobierno, representante de la oligarquía, continuador del gobierno anterior en la violación de la Constitución, en el ataque a las libertadores y derechos de los trabajadores y el pueblo.
En consecuencia, ante las actuales circunstancias llamamos a las organizaciones sindicales y al conjunto de los trabajadores y el pueblo, a redoblar el combate reivindicativo y programático, enfrentando la política del gobierno y la oligarquía, poniendo al frente la defensa de las libertades y derechos individuales y reafirmando en la práctica la disposición asumida desde 1964 y reafirmada por los congresos, de ocupar las fábricas y lugares de trabajo, organizando desde allí la salida a la calle, para propugnar que prevalezcan las soluciones favorables al pueblo y oponerse a todo designio antidemocrático.