Párrafos extractados de la Declaración del Comité Central del Partido Comunista, Montevideo, del 13 de febrero de 1973, a apenas 4 días del Golpe de Estado. la Declaración, publicada en el Semanario Marcha del 16 de febrero, se publica en su totalidad en imágenes.
Los acontecimientos que vive nuestro país son, sin duda, los más graves que ha conocido su historia en muchas décadas. Ellos son la consecuencia prevista, en el XX Congreso de nuestro Partido, de la continuidad de la política que aplicó Pacheco Areco y que ha proseguido el actual Presidente Bordaberry. Son la consecuencia de un régimen y de gobiernos dominados pro la «rosca» oligárquica e imperialista, atenta exclusivamente a la defensa de sus intereses de clase, enfrentados a los de los trabajadores y a la inmensa mayoría de la nación, que han agravado en forma inaudita los padecimientos de aquellos, el hambre, la carestía, la desocupación y que han hundido a la república en una tremenda crisis económica, social, política y moral. Por todas partes estallan las pústulas de la corrupción administrativa, de los negociados escandalosos, del saqueo de centenares de millones de dólares que pertenecían ala nación y de decenas de miles de millones de pesos de fondos públicos que, en ultima instancia, salen del bolsillo de los trabajadores, del vilipendio de la dignidad y soberanía nacionales.
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Ante los ojos del pueblo es cada vez más evidente la falsedad de los dilemas y enfrentamientos artificiales y mentirosos con que se ha tratado de engañarlo y dividirlo, y surge cada vez más nítidamente que el único dilema real es el que siempre hemos afirmado, o continúa el dominio de la «rosca» oligárquica o se abre paso una alternativa democrática avanzada, que allane el camino a un poder realmente popular. El país necesita cambios, el pueblo quiere cambios, cambios profundos de la estructura económico-social, que pongan fin al dominio de la oligarquía y el imperialismo en la república.
En este proceso, que ha estado marcado por la presencia y la lucha constantes de la clase obrera organizada en la CNT, de los estudiantes, de los maestros, profesores y de otros sectores populares, de Frente Amplio, del Partido Comunista u otros Partidos que lo integran, las fuerzas armadas han pasado a jugar un papel importante. Como ellas mismas lo manifiestan «tomaron conciencia plena de la problemática que afecta al país, a través de su especial participación en el quehacer nacional ocurrida en el último año y han valorado la gravedad de la situación, la que exige una reacción firme, con la participación honesta de todos los sectores del pueblo uruguayo porque en su defecto, irremediablemente, se llegará al caos total». Han afirmado que «las fuerzas armadas no son ni serán el brazo armado de grupos económicos y/o políticos, cuyos personeros, habiéndolo advertido así y para satisfacer sus intereses sectoriales, pretenden apartarlas del camino que deben recorrer».
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Por eso, la divisoria real y profunda de la sociedad uruguaya, el enfrentamiento irreconciliable entre la oligarquía y el pueblo, sigue plenamente vigente. Y es, en definitiva, en el pueblo, en la unión de los orientales honestos, civiles y militares, donde reside la garantía suprema de la victoria en la lucha, que será necesariamente muy dura y que tendrá que enfrentar a un enemigo avezado, artero y sin escrúpulos, hasta derrotarlo completamente, hasta abatir para siempre el poder de la «rosca2, sin lo cual no puede haber salvación para la patria.
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