El informe del MSP sobre el hallazgo de un murciélago infectado con el virus de la rabia en el Centro de Montevideo desató algunas alarmas y replantea con fuerza un tema presente desde hace más de 15 años en el país y sobre el que han fallado las acciones estatales.
Este caso se une a dos casos que habían sido ya detectados en el Litoral, por lo que es el tercer episodio desde noviembre del año pasado en el país.
Los riesgos y su prevención
Esto encierra riesgos en tanto un murciélago enfermo al sentirse débil puede ser presa fácil de mascotas, que resulten infectadas por mordidas o arañazos en su intento de defensa, transfiriendo así el virus al atacante donde puede ser más fácilmente trasladado a los humanos.
Toda esta situación puede ser fácilmente prevenible, según indica el MSP en su Comunicado, manteniendo vacunadas a las mascotas y evitando todo contacto con murciélagos vivos o muertos.
En caso de ser necesario atrapar a un ejemplar eso deberá hacerse con elementos que aseguren protección contra una eventual mordedura o arañazo, como por ejemplo guantes gruesos, y en caso de recibir una lesión se deberá recibir inmediata atención médica, siendo el ideal, de ser posible su captura, trasladar al animal en un recipiente hermético para su posterior análisis.
En su Comunicado, se anuncia además que equipos multidisciplinarios del MSP, la Intendencia de Montevideo y la Comisión Nacional Honoraria de Zoonosis comenzaron recorridas por la zona céntrica de la ciudad informando sobre las medidas preventivas y vacunando perros y gatos contra la rabia.
Cae el mito del Uruguay libre de rabia
Existe una falsa certeza de que no existe rabia en Uruguay desde hace décadas, cuando en realidad lo que no se han conocido son casos de rabia en humanos, desde 1960, y en perros, con el último caso en 1983.
Esa falsa certeza ha hecho relajar en gran medida las técnicas de prevención, al extremo de que la vacunación antirrábica hoy no es obligatoria y su aplicación depende del rigor profesional del veterinario actuante y la responsabilidad del tenedor de la mascota.
La realidad, como suele suceder, es bastante más compleja, como recuerda el propio Comunicado de la CNHZ: “la actual situación es de riesgo para las personas y mascotas que entran en contacto con murciélagos, porque el virus mantiene un ciclo aéreo en estos animales insectívoros de nuestro país”.
Sucede que nuestros dos vecinos, Argentina y Brasil, aún mantienen importantes reservorios de esta enfermedad, que se había logrado eliminar en Uruguay por una enérgica acción oficial, ayudada por elementos geográficos que hoy hay cambiado mucho desde entonces.
Rabia hay una sola…
En efecto, la rabia es una sola enfermedad, y sus divisiones responden al ámbito de su presencia y las diferentes respuestas a ella de acuerdo a las especies atacadas.
El virus rábico afecta a todas las especies de mamíferos como los bovinos, equinos, caprinos, ovinos y porcinos, entre otras, así como también al hombre por ser una zoonosis, siendo mortal en el 100% de los casos.
La rabia es una enfermedad aguda del Sistema Nervioso Central y se considera como una de las más graves zoonosis a nivel mundial para la Salud Pública, por su drástica evolución a la muerte y por su elevado costo social y económico.
El virus de la Rabia pertenece a la Familia Rhabdoviridae, Género Lyssavirus; con 7 genotipos conocidos. La rabia bovina es causada por el mismo virus que ocasiona la rabia en los perros y otros animales, más allá de que hay poca conexión entre la rabia canina y la rabia bovina, ya que existe mucha diferencia en la ecología del virus cuando se encuentra en distintos tipos de huéspedes.
Así las cosas, es perfectamente posible que el virus que porte un murciélago pueda infectar a un humano y eso no sucede fácilmente porque ambas especies no cohabitan habitualmente, lo que puede obviarse de intervenir una especie intermediaria, como perros y gatos, dando paso así a la rabia canina y por transmisión a la humana, por feo y alarmante que pueda sonar.
Rabia en Uruguay
“En el Uruguay, desde el punto de vista epizootiológico, solo tuvo significado la rabia canina, que existió por lo menos desde el año 1807, en que se señalaron los primeros casos en coincidencia con la llegada al país de perros, oriundos de países europeos, atacados de rabia, y no existió en ningún momento el problema de la rabia de animales silvestres, lo que puede explicarse por la configuración del territorio, que es llano, sin grandes bosques y con poca densidad de animales selváticos. En cuanto a los murciélagos, si bien existen en el Norte del país especies hematófagas (Desmodus rotundus) y se ejerce permanente control veterinario por ser una zona ganadera, no se ha constatado hasta el presente la rabia paralítica de los bovinos ni tampoco murciélagos con infección rábica.” Así se expresaba en octubre de 1957 el Director del Instituto Antirrábico del Uruguay Dr. Bernardo Porzecanski, en artículo titulado “El control de la rabia en el Uruguay*
Ese balance del Dr. Porzecansky en 1957 cobra especial relieve si se considera que de acuerdo a publicaciones del Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana de octubre de 1937 “En el Uruguay se trataron en 1927 1,146 personas por rabia; en 1928, 1,023; y en 1929, 1,015; en tanto que en los años anteriores, el promedio de mordidos oscilaba entre 300 y 400.”
A su vez en otro trabajo de la época se marcaba una significativa cuestión estadística: “En el Servicio Antirrábico del Uruguay tratan de 700 a 1,000 personas al año, o sea una por cada 500 habitantes, comparado con una por 6,000 en Paris. (Lussich Siri, J. J.: Bol.Salud Ptib., 1225, obre.-dbre., 1933.)
Sobre las razones de ese éxito en apenas tres décadas el Dr. Porzecansky no ahorra detalles, con la frontalidad propia de su especialidad y de la época: “En el planteamiento de la lucha, se hizo siempre hincapié en concentrar las medidas contra el perro en su foco de mayor densidad y tránsito, que es Montevideo; los focos esporádicos de la campaña y ciudades del interior eran fácilmente circunscritos y exterminados, sin necesidad de gran despliegue de recursos. Montevideo y alrededores, el principal y más antiguo foco de rabia en nuestro país, requirió 10 años de esfuerzos sostenidos, y una eliminación anual promedio de 9.080 perros, para arribar al término deseado… Los perros capturados (promedio anual:11.333) se sacrifican a las 24 horas, excepto los reclamados por sus dueños, que no pasan del 20 % y que son vacunados antes de su devolución… No hubo necesidad de realizar intensas campañas educativas, pero es de hacer notar que nuestra población conoce el problema de la rabia a través de la educación escolar permanente, que incluye en sus programas temas como “Pasteur”, “La rabia”, etc.”
Fácil es entender que esas prácticas que hoy nos suenan bárbaras han pasado al olvido, pese a sus brillantes resultados, y que la situación es muy distinta, tanto en lo que hace a la población canina en todo el territorio nacional como en los importantes cambios que se han producido en el paisaje de éste.
Los cambios que se vienen volando
En Uruguay existen más de 20 especies de murciélagos, casi todas insectívoras, dos frugívoras y una sola hematófaga, es decir que se alimenta de sangre. Esa especie, la Desmodus rotundus, se encuentra en todo el país, pero habita fundamentalmente en zonas silvestres, en grandes colonias que comparte con sus primos insectívoros Tararida brasiliensis y frugívoros, Platyrtynus lineatus.
Así, en esa cohabitación puede producirse el contagio entre ejemplares, independientemente de su alimentación, en tanto el agente activo del virus se halla en la saliva del portador, y los murciélagos se lamen a sí mismos y entre sí, por lo cual es perfectamente posible que un murciélago frugívoro infectado de esa forma pudiera afectar a toda una colonia al integrarse a ella en un proceso migratorio.
Desde allí la forma más clásica de la propagación viene por la acción del vampiro, que se alimenta fundamentalmente de la sangre del ganado, que lame tras hacer brotar a través de cortes superficiales en la piel en zonas de gran irrigación. De esta forma un vampiro infectado con rabia puede contagiar a su víctima, al mezclar su saliva con la sangre de la misma.
No obstante, también los frugívoros e insectívoros pueden ser transmisores involuntarios a otras especies, al ser atacados por éstas en el último tramo de la enfermedad. En el ámbito silvestre clásica zorros, gatos monteses, comadrejas. En áreas urbanas, perros y gatos.
Ahora bien, en los últimos años se han formado importantes jaurías en áreas rurales que además de constituir un problema por el ataque al ganado son también un punto sensible en la cadena de transmisión del virus.
Asimismo, el boom de la forestación en Uruguay y su contraparte en Brasil han generado cambios en los hábitos de vida de los murciélagos. En tanto unos han debido migrar en busca de mejores habitabs otros, los locales, han visto cambiados sus habituales cotos de caza, al fraccionarse las áreas de pastoreo y recibir éstas mayor carga de ganado, lo que lleva a que en una misma área puedan coactuar varias colonias de vampiros diferentes, multiplicando así las posibilidades de contagio y multiplicación del virus..
Por ejemplo, el área forestada en los departamentos de Tacuarembó y Rivera se multiplicó más de diez veces en la década del 90 y primeros años del 2000, en tanto también aumentó su producción ganadera, concentrando de esa forma a más animales en menos cantidad de praderas.
La mesa estaba servida para el drama y este se presentó, puntual, a la cita.
2007, reaparición de la Rabia en Uruguay
En octubre de 2007, luego de 25 años sin registros de rabia en el país, se reintroduce la rabia por la frontera brasilera con un brote o epizootia de rabia paralítica que afectó a bovinos, equinos, ovinos y suinos con más de 300 casos registrados hasta 2014 en los departamentos de Rivera, Tacuarembó, Artigas y Cerro Largo, en todos los casos vinculados a murciélagos hematófagos.
Esto motivó la promulgación del Decreto 550/2007, que estableció las medidas sanitarias para la zona y país, que aún se encuentra vigente.
Asimismo, además del aumento de las colonias de vampiros en el norte del país, en 2013 comenzaron a reportarse murciélagos insectívoros infectados por el virus de la rabia, Guarino, Helena, et al. «Antigenic and genetic characterization of rabies virus isolates from Uruguay.» Virus Research 173.2 (2013): 415-420.
Este cambio epidemiológico representa un problema para nuestro país, ya que estos murciélagos pueden ser urbanos, lo que constituye un riesgo para la reintroducción de rabia en animales domésticos y humanos (rabia urbana).
Uno de esos casos fue el hallazgo de un murciélago insectívoro infectado con el virus de la rabia en Montevideo, en Pocitos, en junio de 2017, que había sido precedido por múltiples episodios similares de vampiros hallados en Prado, Carrasco, Aguada y otros barrios de la capital.
Todo eso llevó a una importante preocupación de la comunidad médica nacional, que se expresara en una reunión de las Academias Nacionales de Veterinaria y Medicina de Argentina y Uruguay convocada bajo el nada sutil título de «Rabia» el 7 de noviembre de 2014 en el Paraninfo de la Universidad.
Esa reunión emitió una Declaración, que terminaba sus Conclusiones con el siguiente enunciado: “Siendo la Rabia mortal para el humano pero evitable, creemos que es necesario nuevamente difundir la noción de “Riesgo de Rabia” en el equipo médico, en quienes trabajan con animales y en la población para que se utilicen todos los elementos con los que contamos para prevenir ésta enfermedad.
A efectos de la sostenibilidad del status sanitario alcanzado por Uruguay en relación a la rabia, es fundamental reforzar y estimular la coordinación, articulación y cooperación a nivel nacional entre las instituciones y organismos públicos y privados, así como con la comunidad y organismos no gubernamentales.
Fortalecer la vigilancia y las actividades de comunicación de riesgo a efectos de la prevención.
Capacitación de los técnicos de todas las disciplinas que tienen competencia en el control y prevención de la rabia.”
Lamentablemente, esa Declaración emitida entre la Elección Nacional y el Balotaje de 2014 fue evidentemente tapada por la vocinglería de la campaña electoral, dado que en los años siguientes todos los puntos de la misma fueron cuidadosamente ignorados desde el Estado.
La inacción como norma
El control canino ha sido solo un campo fértil para enfrentamientos entre actores radicalizados de un sector u otro, los sucesivos cambios de nombres, integraciones y dependencias de la antes COTRIBA solo sirvieron para generar burocracia y hasta hace muy poco las castraciones realizadas por los servicios oficiales eran casi de carácter testimonial.
La vacunación antirrábica sigue siendo absolutamente voluntaria y hasta desaconsejada en algunos casos por profesionales desinformados y la gran consigna que pareció ocupar en forma general la mente oficial en estos años fue “evitar el pánico”, el cual naturalmente jamás se habría producido de haberse tomado las medidas justas en su momento, prevención y educación.
En cambio, se apostó a esconder el problema cuando se presentó, enfrentarlo con medidas tardías e insuficientes y apostar a la suerte para que no volviera a repetirse.
Algo que no debería sorprender, tratándose de la Administración que en tanto en China había decenas de miles de infectados por Coronavirus, y cientos de muertes diarias, centraba su atención en el dengue y el sarampión.
Hoy por hoy
Tras un complejo período en el primer año de vida del Instituto de Bienestar Animal, la actuación del mismo se empieza a encaminar hacia parámetros lógicos, con un marcado aumento en las castraciones a nivel nacional, si bien aún o se ha avanzado al «Uruguay profundo»
Se advierte también un cambio importante en la política comunicacional, reflejado en el hecho de que hoy nos estemos ocupando de este tema. La aparición de este vampiro infectado ha sido una noticia a nival nacional, y no un hecho local silenciado, como sucediera con los brotes de 2007.
No obstante, resta un largo camino, como ya lo señalaba meses atrás a Contraviento la Esc. Ana Cordano, de la Coordinadora Nacional de Protección Animal. De las acciones que se tomen y de la prontitud de ellas dependerá en gran medida el que la rabia, no vuelva a convertirse en un problema sanitario en Uruguay, reapareciendo tras su erradicación, como ya sucediera con la tuberculosis.