Por Pablo Vierci
-Señores legisladores, con mucho pesar los he convocado a esta última sesión de la Asamblea General para lo que todos ya saben, elaborar un breve comunicado de despedida a nuestros ciudadanos, por causa de este gigantesco meteorito que se aproxima raudo a la Tierra, con el doble de su tamaño, que no solo la hará polvo, sino que terminará con toda la vida existente, humana, animal y vegetal. En razón de que faltan apenas unos minutos para nuestra absoluta extinción, como lo informan las agencias especializadas de todo el mundo, les leo este breve mensaje de despedida que hemos elaborado para contar con el apoyo de los señores legisladores: “El universo y la República Oriental del Uruguay”…
-¡Discrepo, señora Presidenta! Uruguay debe figurar primero, subrayando cada uno de los aportes que este noble cuerpo le haga a este documento.
-¡También me opongo, señora Presidenta! Otra vez nos quieren correr con el poncho, con medidas tomadas entre gallos y medianoche, sin consultarnos previamente, sin que nos tomemos el debido tiempo para un meticuloso análisis por parte de los técnicos de nuestro sector, avasallado como siempre por una mano invisible que todo se lo quiere llevar por delante. ¡De ninguna manera!
-¡Apoyado!
-Allá hay otro legislador que pide la palabra, pero vuelvo a insistir con la premura, el meteorito no se detiene y nos eliminará de un momento a otro.
-¡Otra vez la aplanadora!, ¿siempre lo mismo, señora Presidenta? ¿A nosotros, que no hemos tenido arte ni parte en la redacción de este documento se nos intima a firmar a tapas cerradas? ¡Negativo! No es una cuestión de marcar perfil por marcarlo, privilegiando la interna de cada sector sobre las grandes causas nacionales. Pero si pretenden obtener mi voto a prepo, me tendrán en la vereda de enfrente, señora Presidenta.
-Disculpen los respetables legisladores presentes en esta Asamblea General, pero el tema apremia, el meteorito está cada vez más cerca… tiene la palabra, rapidito por favor.
-Gracias. El apuro corre por su cuenta, Presidenta. Quiero expresar mi absoluta y total disconformidad de cómo se está manejando este proyecto.
-No es un proyecto, señor Senador, es una despedida.
-¡Me opongo! De ninguna manera votaremos un texto donde diga “despedirse”. Nosotros no nos despedimos, señora Presidenta, nosotros siempre estamos llegando, desde los albores de la patria, en esas figuras señeras que marcan a fuego nuestra Historia, por más breve que sea la trayectoria de esta agrupación, porque nosotros somos nuevos pero seremos eternos. Le concedo un aparte al señor Diputado.
-A tal punto llega mi disconformidad con este enjuague, que considero que esta es la gota que rebasó el vaso, y, si cuadra, formaremos otro partido, aunque tenga un solo legislador, yo, y un solo voto, el de mi esposa, porque yo dudo si podré votarme, habida cuenta de las tradiciones que vienen de mis antepasados y me llevan a votar en otro lema.
-Apoyado, Senador. No queremos confundirnos en la multitud. No somos “carne de selfie”, como se dice ahora, señora Presidenta. Los compromisos asumidos tienen un límite, y ese límite es el sacrosanto espacio de la conciencia. Somos principistas, sí, y por eso venderemos caro nuestro voto…
-¡Apoyado!
-Tiene la palabra el señor Senador, por favor, nos quedamos sin tiempo…
-Muchas gracias, señora Presidenta. Sí, señores, si una simple “coma”, como parte de nuestro aporte a este documento, sirve para diferenciarnos, para reflejar nuestra identidad, nuestra manera de hacer política, dejaremos la vida en este recinto en defensa de esa “coma”. Les recuerdo que yo era un ilustre desconocido en las pasadas elecciones, allá abajo en la “lista sábana” y ahora soy alguien popular, prestigioso, me paran en la calle, me hacen entrevistas en la televisión y eso es una oportunidad que me dio la Historia. Esta banca es un Destino, y la Lista Sábana fue el Navío que me trajo a ella, así, con Mayúsculas. No nos dejaremos avallar por la anónima mayoría, señora Presidenta. Le concedo una interrupción, con mucho gusto.
-Entiendo, señora Presidenta que el árbol no debe ocultarnos el bosque. El verdadero tema que urge es la regulación de los inminentes Viajes Espaciales que prepara este señor Elon Musk. Los viajeros a Marte, ¿pasarán por nuestro espacio aéreo? ¿No habrá ninguna regulación, no se abonará al fisco ni un tributo, impuesto o tasa? Parafraseando al gran Ortega, ¡“a las cosas”!
-Creo que no me he expresado con la suficiente contundencia. De lo que se trata es de la extinción de nuestro planeta, en escasos segundos, cuando se produzca la colisión. Hay en este momento 35 legisladores anotados para hacer uso de la palabra. Exhorto con desesperación que sean breves, para poder aprobar por unanimidad o mayoría simple la carta de despedida con nuestros conciudadanos antes de la tragedia inminente. Sí, Senador, un par de palabras apenas, por favor.
-Acá se nos está presionando para firmar algo que huele mal, señora Presidente, como Dinamarca. No admitimos presiones, ni hoy ni nunca. Me detengo en un término que para nosotros es innegociable. El vocablo “futuro”. Si no aparece ese término, que es la esperanza para nuestros jóvenes, para nuestros niños, para nuestra patria amada, no cuenten con nuestro voto, señora Presidenta. Le concedo un aparte al Senador.
-Acá veo que se está manoseando el texto y, como siempre, nosotros quedamos excluidos, afuera de la “mesa chica” que todo lo decide. Exijo, mi sector y yo, que la palabra “felicidad” también figure en ese texto, si pretenden contar con mi voto, de modo que yo pueda explicar luego, en conferencia de prensa, nuestro aporte preclaro a este documento histórico, porque no es la misión de mi sector político anunciar desgracias sino algarabía, esperanza y futuro para las nuevas generaciones.
-Tiene la palabra el legislador. Por favor, nos quedan pocos segundos.
-Gracias, señora Presidenta. Quiero marcar también mi perfil en ese vital documento para que mi impronta sean los signos de admiración, que hacen al impulso, a lo heroico, a la épica, marcas registradas de mi sector. Que yo pueda explicar luego al pueblo cuál fue mi contribución y por qué. Sin signos de admiración, no contará con mi voto, señora Presidenta.
-Tiene la palabra, por favor, un segundo.
-Apoyo a los compañeros que me antecedieron en el uso de la palabra. Nosotros somos como la Propiedad Horizontal, la PH, pasillos en común pero mucha independencia en cada unidad. Firmaremos ese documento si antes negociamos el texto del proyecto de ley sobre Viajes Interestelares que hemos presentado y duerme la siesta de los justos, señora Presidenta. De lo contrario, no cuenten con mi voto.
-La diputada, por favor. Rapidito.
-En un texto tan vapuleado no quiero, no queremos, mi sector y yo, ser otra vez los “hijos de la Pavota”. La diéresis será de nuestra autoría. El documento no tendrá nuestro voto si no aparece una palabra con diéresis, esa palabra tan inclusiva, que se puede decir de las dos maneras, “la diéresis o crema”, que define a la fuerza que comando. Le doy un aparte, como no.
-El meteorito me tiene sin cuidado, señora Presidenta. Siento esto como un chantaje, una presión indebida a una fuerza soberana e independiente. No somos perritos falderos, ni cortesanos, señora Presidenta. Somos una fuerza política enhiesta y soberana que…
-Lo interrumpo, señor diputado, porque hay en este momento 52 anotados para hacer uso de la palabra, pero en tres segundos se terminará todo… tres… dos… uno…
¡BUUUUUUUUUUUUMMMMMMMM!