Frente a los problemas que presentaba el asegurar un caudal suficiente y en condiciones de agua para potabilizar, los cuadros técnicos de OSE buscaron nuevas soluciones, y las encontraron en viejos proyectos aprobados y jamás instrumentados.
En efecto, el origen de la eventual solución puede rastrearse en el “Canal Zabala”, ambicioso y completo proyecto que presentaran José María Carrera y Serapio de Sierra, que abarcaba riego, navegación, aprovisionamiento de agua potable y energía eléctrica, además de complementarse con radicación de colonos inmigrantes en el área del Santa Lucía, desde la picada de Almeida (o de Las Piedras) en el límite de los departamentos de Canelones, Florida y Minas (actual Lavalleja), hasta su desembocadura en la bahía, próxima al puerto de Montevideo.
El proyecto fue oficializado a través de la Ley 2907 de junio de 1890, e inicialmente incluía un canal con una longitud aproximada de 80 kilómetros con un ancho de fondo de 14 metros, y una cota de 62 metros en su arranque, para la correcta navegabilidad de embarcaciones de porte de 300 toneladas (35 metros de largo por 5 metros de ancho). El canal atravesaba tres arroyos que se canalizaban por medio de acueductos acordes con sus anchos. El embalse, considerado como depósito de alimentación de aguas, correspondía a 3.500 hectáreas con un cubicaje estimado de 150:000.000 metros cúbicos.
La idea, obviamente, no llegó a buen fin, pese a contar con propagandistas de alto nivel como Eduardo Acevedo Días, pero dejó sembrado el germen de una represa aguas arriba del Santa Lucía, que sería retomado medio siglo después, durante el gobierno de Juan José de Amézaga, con Tomás Berreta como Ministro de Obras Públicas.
OEA 1970
Esta opción tomaría nueva relevancia en 1970, como parte de un estudio denominado “Desarrollo de los recursos hídricos e hidráulicos de la cuenca del río Santa Lucía” realizado por el gobierno uruguayo y financiado por la OEA en 1970.
En efecto, en 1968 el gobierno uruguayp0 solicitó a la OEA la provisión de asistencia técnica para la ejecución de un proyecto de desarrollo en la cuenca del Santa Lucía, en el que también participaría la Organización Panamericana de la Salud.
En ese informe “se estudiaron 7 posibles embalses: 5 dentro de la cuenca, en los ríos Santa Lucía (Picada de Almeida), Santa Lucía Chico (Paso Severino), San José (Rincón de Carvallo), en los arroyos Casupá y La Virgen y una barrera contra la intrusión salina en el bajo Santa Lucía (Las Brujas), y 2 fuera de ella, en el arroyo Mosquitos, afluente del Solís Chico y en el Solís Chico. Además, se analizó la posibilidad de atender el sistema Montevideo Metropolitano por medio de una captación de las aguas del Río de la Plata al oeste de Montevideo y su aducción hacia Aguas Corrientes, la actual planta de tratamiento del sistema.”
La lectura de ese informe, que ponemos a disposición en Contraviento, resulta altamente interesante, en tanto en él se traza una hoja de ruta que, medio siglo después, nos vemos obligados a recorrer por primera vez.
Así, por ejemplo, en un capítulo destinado a los eventuales problemas ANTES de la concreción de Paso Severino se señala: “Si no es posible bombear de aguas abajo… debido a la intrusión de agua salobre, se puede construir una presa provisoria de tierra en el lecho del Rio Santa Lucía, aguas abajo de la desembocadura del San José. Esta presa, de tierra suelta y de la altura mínima para prevenir la intrusión de agua salobre desde abajo, será destruida por el agua en la primera ocasión en que suba el caudal del río, pero el aumento de caudal implica el término del período de emergencia”.
Vale decir, una de las medidas de emergencia que OSE adoptó recientemente y que ha entrado en funcionamiento días atrás.
Se está construyendo una represa provisoria en Paso Belastiquí para extender la reserva de agua en la zona metropolitana.
— Telemundo (@TelemundoUY) May 22, 2023
La obra requiere de una inversión de US$ 500.000. pic.twitter.com/kVETHS1a3B
En lo relacionado a la presa sobre el Arroyo Casupá, el informe de 1970 llegó hasta a sugerir una ubicación posible, “a unos 11 Km aguas arriba de su desembocadura, en la Estancia «La Picada»/ uno de los sitios más favorables de la cuenca para construcción de una presa, desde los puntos de vista geológico y topográfico. Se trata de un valle rocoso y estrecho con excelentes condiciones de fundación y retención del agua, con abundante material de construcción en la zona y reducida ocupación de la tierra. Ofrece además en la margen izquierda una amplia cañada que puede utilizarse para el vertedero”
Hoy podemos apreciar, gracias a la tecnología actual, que no estaba nada errado su diagnóstico, en tanto allí existe una suerte de “presa natural”.
Sin embargo, como es habitual en Uruguay, los años pasaron y de ese proyecto de desarrollo fue poco lo que se hizo, hasta que en 2013 OSE encarga a Aguasur, empresa privada de propiedad pública cuyo capital está compuesto por OSE en un 95% y la Corporación Nacional para el Desarrollo en un 5%, un estudio sobre las diferentes alternativas posibles para asegurar el abastecimiento de agua potable hasta el año 2050 en el sistema metropolitano.
Hace falta explicar que pasó con esos proyectos?