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Contraviento

Educación y libertad: salir del loop

18 febrero, 2024

 

Por Denise Aín

En el correr de las últimas semanas, algunos temas han sido noticia en los medios y generado debate en redes sociales: entre ellas, que la elección de horas docentes en secundaria y UTU está siendo más problemática que nunca, que los maestros protestan por sus salarios (no por su incremento, claro está, sino porque se difundieron los montos), que las últimas pruebas PISA han arrojado resultados tan pobres como años anteriores y que debe incentivarse la formación docente pues los índices de deserción a ese nivel siguen preocupando.

Me corrijo: no han sido noticia. Simplemente el mismo déjà vu de cada inicio de año. Problemas y promesas de solución que se presentan en loop desde que tengo memoria.

Quizá lo único distinto, sea la cuota de desilusión de quienes creímos que, a cuatro años de iniciada la implementación de la tan mentada Reforma Educativa, se habrían podido resolver no ya cuestiones de fondo, sino algunas tan modestas como la elección de horas docentes.

A la luz de este panorama (desolador, por cierto) tal vez sea hora de preguntarnos si no será más promisorio, dejar de hacer foco sin éxito en estos y otros infinitos problemas, para hacerlo su escenario.

¿Y si además del escenario cambiaran de rol sus actores?

Esto es lo que han hacho países como Nueva Zelanda, Dinamarca, Suecia y Chile, que, sin resultados uniformes, han logrado experiencias exitosas.

Alejados de la Constitución 

Aunque seguramente sean muy diversas las variables que las familias sopesan a la hora de resolver matricular a sus hijos en la educación pública o en la privada, y muchas más en este último ámbito, en términos muy generales, al menos la primera decisión lógicamente está signada por las posibilidades económicas con los que se cuente.

Asimismo, es una obviedad que mayores o menores recursos económicos amplían o restringen los márgenes de libertad para la mayor parte de las cosas en la vida, no obstante, a diferencia de otras situaciones, el derecho a la elección sobre la educación de nuestros hijos es un derecho de carácter constitucional.

Art. 68- “Queda garantida la libertad de enseñanza. La ley reglamentará la intervención del Estado al solo objeto de mantener la higiene, la moralidad, la seguridad y el orden públicos. Todo padre o tutor tiene derecho a elegir, para la enseñanza de sus hijos o pupilos, los maestros o instituciones que desee.”

También la Ley General de Educación 18.437 lo contempla en su Art. 6 (De la Universalidad) “Todos los habitantes de la República son titulares del derecho a la educación, sin distinción alguna. 

El cuidado y educación de los hijos e hijas para que estos alcancen su plena capacidad corporal, intelectual y social, es un deber y un derecho de los padres”

Es abogando por el cumplimiento de la legislación que cabe, como planteaba al inicio, plantearse otros escenarios. Escenarios que habiliten el ejercicio de la libertad, y que por añadidura, promuevan los mejores estándares de calidad posibles en el abanico de la oferta educativa. 

Otros escenarios

De los 81 países que participaron en las pruebas PISA 2022, Nueva Zelanda, Dinamarca y Suecia se ubican en el ranking de resultados muy por encima de la media en las tres áreas de medición (Matemáticas, Lectura y Ciencias). En el caso de Chile, si bien está por debajo de la media, se ubica primero de Latinoamérica.

Este antecedente, refuerza la idea de mirar el escenario que tienen en común, los roles que juegan las familias y el Estado, y en particular, cómo es que logran plasmar en la realidad eso que en Uruguay sólo alcanza a ser un texto.  

Dado que la educación es obligatoria aquí y allí, el Estado debe garantizarla. Ahora bien: que el Estado deba garantizar la educación, no necesariamente significa costearla en su totalidad, sino asignar equitativamente recursos para que sea cada familia la que los gestione.

Estos cuatro países seguramente asignen presupuestos diferentes a la educación, pero la lógica que utilizan es la misma: dividir ese presupuesto entre la cantidad de niños y adolescentes que deben matricularse, y asignar a cada uno de ellos un voucher o cheque educativo, para que sean las familias las que elijan a qué institución enviar a sus hijos. Es decir, para que puedan elegir libremente (o más libremente) hacer uso del derecho constitucional que rige en nuestro país, y del que tan alejados estamos.

Los actores cambian su rol 

Aun cuando no debe haber institución que no se presente bajo el slogan de “educamos en valores”, y aún cuando por cortesía, nadie se atreva a preguntar en cuáles, lo cierto es que las escuelas y liceos además de cumplir con su misión de educar, aspiran a ser lo más rentables posible, si no quieren correr la misma suerte que los cuatro colegios que recientemente han debido cerrar sus puertas.

Aun cuando se trata de una simplificación exagerada, es dable pensar que cuanto mejor cumplan su misión las instituciones, en mejores condiciones estarán de asegurar su rentabilidad.

De hecho: ¿quién no querría matricular a sus hijos en aquellas que logran mejores estándares educativos? O en aquellos que tienen el plus de ser bilingües, o de contar con campos de deporte, o de destacarse por contratar maestros y profesores titulados y experientes en lugar de estudiantes que han desertado (como es usual).

Si bien hoy en día las instituciones compiten entre sí, lo hacen en relación a un público limitado: ese que es capaz de costear la cuota. Con el sistema de vouchers educativos, el aumento de la demanda se incrementaría, y naturalmente, la oferta educativa se verá obligada a competir más y mejor, con lo cual, todas las partes se beneficiarían.

Es cierto que aun cuando somos un país pequeño (y más aún la capital) uno de los atributos que muchas familias toman en cuenta a la hora de elegir escuela para sus hijos, es la cercanía.

En ese sentido, es lógico pensar que en el afán de captar más alumnos, instituciones que hoy se concentran en zona sur y este por ejemplo, comiencen a mirar con buenos ojos instalarse también en otras, más desfavorecidos económicamente, pero cuyos estudiantes estarán en condiciones de invertir esa cuota/voucher que el Estado provee, o esa cuota/voucher más un plus equis, o dos, o los que fueren que pudieran/quisieran.

Es desde ese punto de vista, que también la educación podría democratizarse en mayor medida, propiciando condiciones para que colegios salgan a la búsqueda de estos alumnos que hasta ahora no podían optar más que por la escuela pública, y que en este nuevo escenario sumarían opciones.

Los ensayos

Con nuevos roles y en otros escenarios sólo restaría ensayar y ensayar hasta el estreno.

¿Pero cuánto más se puede seguir ensayando, si mientras se repite lo mismo o se ensayan reformas, las generaciones van pasando sin pena ni gloria? o para ser más precisos, con mucha pena y poca gloria.