Las cosas como son…
Así decía una recordada campaña publicitaria de Sprite, donde se revelaban unas cuantas verdades incómodas. Muy lejos de la genialidad de aquellos creativos, pero motivados con el mismo objetivo de incomodar vacas sagradas, demos inicio a este racconto.
Romina Celeste es Inocente.
En verdad, no pretendo sostener la inocencia de la más famosa ex militante del Partido Nacional sobre los cargos que se le imputan, sino demostrar que no es ella la única culpable de los mismos, y no me refiero a su compañera de causa ni a los misteriosos operadores político/partidarios/informáticos/coacheadores de Sinaloa o Buenos Aires conque algunos sueñan.
Muy por el contrario, cualquier eventual responsabilidad que pueda demostrarse debería ser en justicia replicada hacia todos quienes tomaron parte como partícipes primarios, vale decir quienes otorgaron un aporte sin el cual no se hubiera podido cometer el delito. De aplicarse este criterio, además de por una vez y para variar hacer Justicia, con mayúscula, se estaría desenmascarando a la mayor Asociación para Delinquir conocida. Para ello hagamos un poco de historia reciente.
Palo y Palo Reloaded
Uruguay salía poco a poco de la pandemia y empezábamos todos a ponernos de pie nuevamente, lamer heridas y recomponernos de un golpe terrible a nivel mundial. Más o menos por ahí comenzaron a verse en distintos lugares de Montevideo unas llamativas pintadas en muros, tanto por su estilo como por su mensaje y origen.
Con mensajes altamente confrontativos, en un estilo visual que llevaba a recordar de inmediato a la vieja “Brigada Palo y Palo” del ex Diputado Daniel García Pintos, se atacaba al Frente Amplio desde el Partido Nacional, en un hecho desacostumbrado en la actividad política capitalina por décadas.
Esos mensajes aparecían firmados primero con iniciales, luego con una agrupación identificada con un Diputado de Canelones y finalmente con un nombre, Romina. No pasó mucho tiempo para que fuera “descubierta” por diversos órganos de prensa, que no dudaron en destinar generosos espacios para dar a conocer al público masivo su persona.
Así, supimos que se trataba de una persona transexual, conocimos algo de su vida pública, nos enteramos de sus aspiraciones, (“quiero ser la primera Diputada trans de derecha”), y jamás supimos absolutamente nada de los dos elementos que pueden ser causa de atención pública en una figura política, a saber sus ideas y su apoyo popular. La única señal al respecto fue en oportunidad de la elección juvenil del Partido Nacional, de octubre de 2022, donde su agrupación obtuvo apenas un puñado de votos.
Vale decir, estábamos ante una “militante”, como así se la identificaba, que pintaba (feos) carteles en muros, que hostigaba desde redes sociales a sus adversarios con mensajes simplistas, de la que no se conocía planteo, proyecto o idea alguna y que no contaba con votos.
Esos hechos incuestionables no impidieron, empero, que casi todos los medios fueran muy generosos al asignarle centímetros o segundos, que participara de los principales programas del medio cual una figura política, que el Honorable Directorio del Partido Nacional le autorizara el uso del Lema con una Agrupación Departamental y que principales referentes políticos se ocuparan de ella, lo que a la postre terminó siendo fatídico para, al menos, uno de ellos. No recordamos ningún caso en que un militante del “llano” recibiera ya no la misma atención púbica, sino ni una ínfima fracción de ella. Nunca, de ningún Partido. Claramente, no lo obtuvo nadie de la original «Palo y Palo».
Así llegamos al episodio frente a la Intendencia, durante la visita de Lula, cuando la mediática militante decidió ir a protestar contra la presencia del mandatario brasileño, en un acto tan legítimo como carente de cualquier significación política. Entonces pasó todo lo que pasó, que derivara en su primer procesamiento penal, previo examen psicológico que también se hiciera público en esta suerte de “Gran Hermano político” que parecía existir en torno a esta persona.
A fondo y sin frenos
El procesamiento penal, así como la difusión de su pericia psicológica, no impidieron que siguiera siguiendo una presencia habitual en los medios de comunicación, ni que su Agrupación sufriera menoscabo alguno en los registros electorales del Partido Nacional.
Así, en uno de sus habituales shows mediáticos planteó haber sido víctima de un eventual abuso por parte de un Senador.
De inmediato se produjo la fulminante reacción del Ministerio Público y Fiscal, la cobertura absoluta del tema por casi todos los medios de comunicación y la aparición en escena del Consultorio Jurídico de la Facultad de Derecho de la UDELAR, actores que nunca parecieron reparar en la absoluta endeblez probatoria de la denuncia original ni en la futilidad de las acciones desde el punto de vista de un eventual reproche penal, en tanto la denuncia solo se sostenía por entonces en dichos de la mediática denunciante, sobre un eventual hecho que de ser real habría prescrito tiempo atrás.
Finalmente, y tras una suerte de “pesquisa privada” donde la propia denunciante llamaba a eventuales denunciantes, se sumaron otros testimonios que suponemos contarían con mayor respaldo probatorio y se activaron los mecanismos punitivos. No obstante, lo real y cierto es que el inicio del caso fue absolutamente huérfano de toda seriedad desde el punto de vista formal, lo que no fue óbice para que los medios e importantes actores institucionales dieran su respaldo a la mediática militante, en formas que hoy resultan llamativas y generan suspicacias.
En efecto, en el día de hoy el Consejo de la Facultad de Derecho tratará una carta enviada al Decano por el Colegio de Abogados, en la que se pide conocer en profundidad los criterios para la admisión de casos que se atienden en el Consultorio Jurídico de la Udelar y la Clínica de Litigio Estratégico, “en qué medida se tienen en cuenta los criterios generales del Código de Ética para la abogacía Uruguaya”, cuáles son “los mecanismos de control que ha implementado la facultad” para que esos criterios se cumplan, y cuáles son las “limitaciones” éticas aplicables para los abogados que acceden a casos como docentes y al mismo tiempo ejercen en la actividad privada.
El campo orégano
Preso Penadés, nada parecía detener a la otrora combatiente de los muros, o al menos eso parecía creer. De esta forma, no debería haber sorprendido a nadie que en busca de una nueva consagración mediática lanzara otra acusación hacia protagonistas políticos, esta vez desde sus redes y hacia el precandidato Yamandú Orsi.
Una vez más la acusación parecía “floja de papeles”, como la calificara magnánimamente el Bicho Amaral. Sin embargo, una vez más fue recogida por medios de comunicación e instalada en medio del debate nacional, hecho sin el cual el libelo jamás habría abandonado las inmediaciones de la charca donde se produjo.
Nuevamente medios de comunicación y principales figuras nacionales se convirtieron en partícipes necesarios de la operación, instalando con fórceps en la agenda un tema que no resistía el menor análisis.
Afortunadamente, el Hada de las Casualidades de la que habla Leo Masliah intervino en la forma de la asignación de competencias fiscales, derivando el tema a la Dra. Sandra Freitas, quien lejos de convertirse en caja de resonancia manejó la causa con la reserva que correspondía y condujo las actuaciones en busca de la verdad material y no de fabricar los papeles que le faltaban a la denuncia.
Lo demás es historia sabida. Hoy los mismos que fabricaron el “fenómeno Romina” se explayan sobre sus últimas acciones, en otro ángulo del morbo que alimentaron durante este tiempo, mientras desde todas las filas se rasgan vestiduras por el peligro de las “denuncias falsas”, incluso los mismos que tiempo atrás firmaron una denuncia contra quien había denunciado lo que a la postre era una falsedad, y aplaudían que una Fiscal hubiera intentado acceder a las fuentes de un periodista, con la venia de un Juez y la complacencia policial.
Vacas sagradas
Esta cadena de hechos cuestiona entonces unas cuantas “verdades reveladas”. La primera de todas, aquella de “hay que creerle a las víctimas” más allá de las reglas de la sana crítica. No es el primer caso en que una víctima falta a la verdad, recordemos el sonado caso de la “violación grupal” del Cordón, o la cacareada Operación Océano, que terminó siendo un charquito.
Sucede que la víctima es tan falible como toda parte de un proceso, sea por la intención que sea, y adjudicarle carácter de verdad absoluta a sus posiciones en un contrasentido que nos retrotrae a las épocas de los Juicios de Dios.
Por ello, es saludable que gracias a Romina y sus actos hoy todo el sistema político y gran parte de los operadores del Derecho pongan sus barbas en remojo y comiencen a entender que no se puede cobrar al grito de la tribuna y convertir al Poder Judicial en terreno de vendettas personales, al influjo de falsas denuncias y desbordes de poder. Es sano que entiendan eso quienes apoyaron esos desbordes judiciales en el pasado, y también quienes pretenden derogar garantías constitucionales justificándose en eventuales decisiones judiciales futuras, cual si fueran actos divinos.
No está de más recordar, en efecto, que el mismo Poder Judicial que dictó la prisión durante varios meses de jóvenes inocentes víctimas de una falsa acusación, o que ordenó incautar el teléfono de un periodista, sería quien franquee en el futuro eventuales allanamientos nocturnos.
Tranquis, nosotros…
Así las cosas, resulta claro que Romina Celeste y su cómplice directa son responsables por urdir una denuncia falsa. Resulta también claro que la misma no hubiera logrado el objetivo de trascender y dañar de no haber contado con el apoyo de múltiples elementos, que se constituyen así en partícipes necesarios, imprescindibles del daño buscado hacia la figura del pre candidato presidencial frenteamplista.
Medios de comunicación, banales operadores jurídicos en busca de fama, actores políticos y sociales que por muchos meses fogonearon a la “Furia de Gran Hermano” vernácula y hasta el Directorio del Partido Nacional que por meses postergó una decisión obvia, demostrando una vez más que los problemas nunca se solucionan solos, comparten la responsabilidad por haber prohijado este fenómeno y, si la Justicia no fuera una entelequia, deberían hoy compartir el banquillo de los acusados con Romina Celeste.
Sin olvidar, por supuesto, a los petulantes sobrevaluados que pretenden adornar sus desnudos cuellos de carroñeros con plumas ajenas, mientras hablan de coachs internacionales o manejan cifras de gastos en redes sociales equivalentes a más de media hora de publicidad televisiva en horario central.
Por todo esto, comiendo pop instalados en uno de los pocos medios que no participó de este «raid delictivo», nos dedicamos a ver “las cosas como son”, como bien decía Sprite…