Saltar al contenido
Contraviento

Pastel de Belém

15 mayo, 2024

Por María José Peñagaricano| @criticamj1

Belém es un distrito  de Lisboa de donde son oriundos estos riquísimos pasteles de crema.  Hoy en día son populares en todo Portugal y en países con su influencia.  En muchos bares de Rio de Janeiro es común verlos en mostradores.

Para hacer unos  8 pastelitos, dependiendo del tamaño de los moldes, necesitaremos:

moldes tipo para muffins

350 gr de masa de hojaldre

250cc de leche entera

½ palo de canela

1 limón

180 gr de azúcar blanca

90 cc de agua

1 cda de harina

4 yemas de huevo

10 gr de manteca

Para decorar, azúcar impalpable y/o canela

Poner a calentar la leche con la piel de limón (sin la parte blanca) y la canela.

Cuando rompa el hervor, lo retiramos del fuego y dejamos reposar 10 minutos para que se infusione.

Mientras tanto, juntamos el azúcar y el agua y llevamos a hervir aproximadamente tres minutos para tener un almíbar liviano.

Una vez que la leche haya reposado, retiramos las cáscaras de limón y la canela, mezclamos con la harina y llevamos al fuego revolviendo enérgicamente para que no queden grumos hasta que espese (como una crema pastelera).

Fuera del fuego, incorporamos el almíbar en la mezcla de leche de a poco, revolviendo. Incorporamos la manteca revolviendo hasta incorporar.

Agregamos las yemas, mezclando para obtener una crema suave y brillante.

Pasar la mezcla por un colador de alambre fino para asegurarnos que no haya ningún grumo.

Calentar el horno a 250°C, con calor arriba y abajo y esperar a que esté bien en caliente.

Enrollar la masa de hojaldre y cortar en trozos de 3 cm aprox.

Colocamos cada trozo en un molde y con los pulgares lo vamos aplastando de adentro hacia afuera cubriendo la totalidad del molde (hasta el borde).

Rellenar los moldes con la mezcla hasta ½ cm del borde para que no rebasen. La mezcla va a crecer y luego “se desinfla”.

Llevar al horno de 10 a 15 minutos o hasta que estén un poco dorados y la crema cuajada.

Sacar los pasteles del horno, dejar templar unos cinco minutos y con cuidado retirar de los moldes y poner en una rejilla.  Si los dejamos en el molde, la humedad hará que pierdan lo crujiente.

Se pueden servir fríos o templados, espolvoreados con azúcar impalpable o canela, a gusto.