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Contraviento

El indigenismo: La Segunda Conquista de América

4 abril, 2025
El indigenismo: La Segunda Conquista de América

En Uruguay no existen indígenas ni descendientes de aquellos. El último grupo organizado y combativo fue dispersado hace casi doscientos años. Lo que sí existe es una moderna estrategia para poner en cuestión la propiedad privada. El indigenismo representa la Segunda Conquista de América.

Dos, tres, muchos Viet-Nam

La frase «crear, dos, tres… muchos Viet-Nam es la consigna»* resume la teoría de generar múltiples focos de conflicto para crear condiciones de agitación social permanente que dividan y debiliten a la sociedad y el Estado. Logrado esto, lo siguiente es la instalación de un poder autoritario que prescinda de las libertades individuales a fin de «corregir» la situación de anarquía.

Es en este contexto que el indigenismo nada tiene que ver con reivindicaciones étnicas. Es parte de un conjunto de acciones de similares características y objetivos que apuntan a disgregar a la sociedad en múltiples grupos autodefinidos con intereses particulares (indígenas, negritudes, feminismos, diversidades, etc.) que confrontan con el resto de la sociedad.

El despliegue mundial de supuestas reivindicaciones sectoriales en realidad tienden a parcelar a la sociedad en múltiples fragmentos: cultura woke, indigenismo, jerga inclusiva, diversidades, feminismos, ambientalismo, ecologismo, animalismo, veganismo y tantos otros ismos como sea posible. El resultado es un estado de conflictividad permanente que conlleva reparos y hasta temor en el ciudadano a expresarse para no afectar u ofender a estos grupos sin representación verificable.

Debe quedar en claro que está muy bien que cada persona tenga una visión personal o grupal sobre sí misma, la sociedad y el Estado. Así debe ser. Lo que no corresponde es que reducidas minorías impongan, por medio de la fuerza, no de la razón, su punto de vista al resto de la sociedad.

Es que quienes integran estos «ismos» no piensan como usted o yo en que la libertad del ser humano es fundamental para el desarrollo social y económico de las sociedades. No se consideran personas individuales libres. Se perciben como eficientes engranajes de algo mucho mayor y supremo. Esa negación propia es la que impera en estos grupos y en la izquierda en general.

Tierra sagrada

Si bien en los países selváticos de América del Sur existen algunas muy reducidas y desperdigadas comunidades indígenas. Lo más extendido son comunidades que observan un mayor o menor arraigo en costumbres ancestrales, aunque aculturales. Ejemplo de ello son indígenas que emergen de la selva vistiendo camisetas de equipos deportivos.

Uruguay es el único país de América del Sur sin indígenas ni comunidades con arraigo ancestral. Entonces, se preguntará usted: ¿por qué emergen grupos indigenistas en Uruguay?

El surgimiento de estos grupos que se arrogan representación de etnias ha crecido en el continente. No se trata de inocentes reivindicaciones u homenajes a antiguas estirpes. Se trata de una acción concertada que confluye en reclamo de tierras y prebendas, al tiempo que obstaculizan o impiden la producción y propiedad privada.  El proceso para el surgimiento de estos grupos ha sido muy similar.

El basamento ideológico lo encuentran en determinados trabajos sociológicos, antropológicos, arqueológicos y de otras ciencias sociales que le confieren un relativo respaldo argumental con inocultable sesgo ideológico. El revisionismo histórico acude, entonces, aportando conceptos que reafirman los «hallazgos» previos.

Sobre esta base se da el surgimiento de los grupos de afinidad indígena. Los cuales, sin ser tales, se asumen indígenas. En todos estos grupos se aprecia una tendencia hacia cierta superioridad moral por encima de sus conciudadanos. Por (ser) ellos, o considerarse originarios de la tierra. Todos, consideran a sus vencedores como culpables de terribles males y merecen por ello reparaciones históricas. Por eso culminan reclamando determinados territorios, subvenciones y consideraciones especiales.

A fines de noviembre de 2024 se alertaba desde Contraviento sobre la inminente aparición de“colectivos”. Entre ellos, de «grupos étnicos de los que nadie sabía de su existencia».

La canción del humedal

Lo inquietante es que estos grupos han logrado sus objetivos en algunos países. La plurinacionalidad consiste en dividir el poder del Estado en varias comunidades autónomas con sus propias leyes y cultura, incluso su propia bandera. La historia ha demostrado que la pérdida de identidad nacional conlleva la balcanización y luego a pronunciada debilidad institucional.

En todos los casos, estos grupos niegan la autoridad del Estado y reniegan de la historia nacional. Acusan a héroes de la independencia o de la construcción del moderno Estado Nacional de asesinos o genocidas, tergiversando o magnificando los hechos históricos.

Veamos algunos ejemplos cercanos. Al sur de Chile, estos grupos ya tienen control efectivo sobre pequeños territorios, extorsionan e incluso asesinan a propietarios y promueven la independencia del Estado mediante métodos violentos. En la Patagonia boscosa argentina están (¿estaban?) en una etapa previa, aunque también violenta, usurpando tierras privadas que ellos consideran «sagradas» y propias. En la zona árida y petrolera (Vaca Muerta), estos grupos exigen a las empresas cuantiosos pagos por trabajar en áreas que consideran propias y sagradas.

Más cerca del Río de la Plata, más precisamente en el delta del Río Paraná, han surgido grupos «indígenas» que promueven la creación de enormes áreas bajo protección estricta, confiscando propiedades privadas. El motivo sería que son humedales sagrados. Lo concreto es que obstaculizan la ganadería y agricultura local. Las enormes quemas de campos en las islas del Paraná, tendrían que ver con acciones intimidantes.

Aún más cerca, en la localidad de Escobar, a 50 kilómetros de Buenos Aires, un grupo indigenista irrumpió en un barrio privado para evitar que se construya en un sector que consideran sagrado. En el Gran Buenos Aires, ya existen movimientos similares que promueven temas ambientales (humedales, basureros abiertos, bosque nativo, etc.) como bandera convocante para escalar luego en objetivos mayores.

Lo particular es que en todos estos casos su surgimiento y apogeo se han dado bajo gobiernos con simpatías de izquierda.

* Frase de Ernesto ‘Che’ Guevara, 1966