“Generalmente digo que salí de la pubertad a los 58 años” (Ingmar Bergman)
Por Denise Aín
Desde que irrumpió el conflicto en el liceo IAVA, la magnitud que fueron tomando los acontecimientos, la posición que fue tomando cada uno de los actores intervinientes, las figuras que de un día a otro pasaron casi que del anonimato a tomar una dimensión pública (me refiero concretamente a Gerónimo Sena) han dado sobrada tela para cortar en todos los medios.
Medidas anunciadas por unos y otro, actos públicos, discursos, declaraciones, debates en programas de tv y por supuesto, también en redes sociales, dejaron al desnudo en un santiamén y sin demasiado pudor, que la irrupción del conflicto poco tenía que ver con un salón gremial, sino con la disconformidad de algunos sectores respecto de la reforma educativa en curso.
Lejos de enfocarme en esto que ya todas las partes admiten abiertamente, me interesa compartir una mirada algo diferente, pero a mi juicio significativa, por no decir dramática.
Con un criterio que más adelante explicitaré pero que por el momento poco importa, seleccioné y transcribo de manera textual cinco declaraciones que he podido recoger de diferentes actores: vocero estudiantil del liceo, docentes, representante de ADES (asociación que forma parte de FENAPES) y de un diputado.
- “Una persona que defiende la democracia y defiende sus derechos, y defiende el diálogo, no tiene por qué ser censurada de esta manera… Es un proceso antidemocrático lo que están haciendo. No estamos en dictadura.”
- “Esto es una intención de demostrar el poder que suponen tienen las autoridades, y que suponen pueden imponer, mandando, para que otros obedezcan.”
- “Acá no se trata de un ejército, no hay subordinados e insubordinados.”
- “Acá se están utilizando términos como que “hay que acatar”, términos como insubordinación, términos que ya fueron, y que, en el ámbito docente, además, nunca pueden utilizarse.”
- “Creo que cualquier persona en su sano juicio, debe respetar los reglamentos digamos, respetar la normativa, pero actuar de acuerdo a su ética y a su moral, y él (refiriéndose al director sumariado) lo que estaba buscando era la participación de todos los agentes involucrados.”
¿A quién pertenece cada una de estas declaraciones? ¿Quién habla en cada una de ellas?
Imagino mientras escribo, las actividades de las revistas de ocio, que se presentan en dos columnas, para “unir la frase con su autor”, y me temo también, que resolverlo no podría lograrse ni siquiera por deducción y con ayuda.
El discurso del vocero estudiantil, de quien como adolescente sí es esperable que procure poner a prueba los límites, romper las reglas, adoptar actitudes desafiantes y desplegar manifiesta rebeldía, en nada se diferencia del de sus docentes, del de representantes sindicales adultos, del de un senador, y por supuesto, que tampoco del del director (del que no hay discurso, pero que se expresa por la vía de los hechos desatendiendo las normas propias de su ejercicio profesional).
Si digo que lo que quiero compartir es una mirada dramática, es justamente, porque el hecho de que los discursos se confundan, es a mi juicio el drama más profundo que evidencia este conflicto, y por qué no, que evidencia la educación.
No me refiero a que se confundan posiciones en el sentido de que exista unanimidad de criterio, sino a lo peligroso de que el discurso de los adultos, sea, en esencia, un discurso adolescente.
Habrá que no perder las esperanzas, y confiar en que a veces, la adolescencia simplemente se dilata hasta la vejez.