Por Pablo Vierci
Compañeros y compañeras.
El 31 de julio de 1963 se produjo el robo de armas y municiones en el Club de Tiro Suizo en Nueva Helvecia, la primera operación y nacimiento formal de nuestro querido MLN-Tupamaros. Nuestro heroico bautismo de fuego. Hace exactamente 60 años nacía nuestra epopeya, que en su momento podría parecer descabellada, pero que 60 años después, milagrosamente… lo sigue siendo.
Son 60 años de lucha, donde vimos heroísmo, entrega, compromiso y también defecciones y traiciones, como esta cortina de humo de la conmemoración de los 50 años de la dictadura militar (en lugar de la dictadura revolucionaria por la que tanto bregamos), que contó, como guinda en el merengue, con uno de nuestros fundadores, que actuó como un verdadero espaldarazo de los ex presidentes democrático-burgueses.
La verdadera celebración, los 60 años del bautismo de fuego de la Orga, que festejaremos el próximo 31 de julio, quedó de esa manera encubierta por esa trapisonda.
Cabe, en este momento de conmemoración, mirar hacia atrás, para aprender de nuestros errores.
Primero, la defección.
Pepe, ¿por qué nos has abandonado?
No hace mucho te vanagloriabas de entrar a un banco con una Colt 45, y ahora escribes libros con ellos, con una Mont Blanc de punta fina.
Cuando en tu Presidencia, en compañía de otros líderes revolucionarios, escuchamos aquello de “lo político por encima de lo jurídico”, veíamos reverdecer el prado revolucionario de las balas por encima de la forma.
Las leyes no surgen de las lapiceras de los cagatintas bien trajeados sino de las bocas de los fusiles de nuestros descamisados.
Pero no. Te bajaste del bondi una parada antes de la Utopía.
De acuerdo a nuestros cánones de antaño, hoy no serías un guardián de la Cárcel del Pueblo: serías un prisionero. Un Pereira Reverbel, un Frick Davie, un Ferrés, un Embajador inglés. Un Pascasio Báez.
Cambiaste la revolución del “te maté” por la revolución del canapé.
Cuando el martes 27 de junio te vimos en Presidencia, subiendo al estrado con los otros ex Presidentes y el actual titular del Ejecutivo, todos abrigamos la secreta esperanza de que en ese momento único, histórico, ante las cámaras de la televisión mundial, aprovecharías para extraer de tus ropas la “tartamuda”, para ajustar cuentas con el Imperio… Pero en lugar de ello abriste la boca y sacaste la “sin hueso”, para repartir lisonjas alambicadas a los Conceptos Malditos de nuestro Glosario Revolucionario: las libertades burguesas, la democracia, la República, la alternancia en el poder, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis del Anticristo Popular.
¿Dónde fue a parar el “odio revolucionario” que tanto pregonabas? En lugar de granadas y explosivos, ahora colocas buqués de rosas y tulipanes en casas de la oligarquía.
Pero a no desanimar, compañeros. No dejemos que estos 60 años caigan en saco roto.
A pesar de las defecciones, tomemos esto como los dolores de un parto, que alumbrará al “hombre nuevo”, al “bebé nuevo”, de gesto adusto, aguerrido, una Greta Thunberg con pañales.
Mientras no llegan nuestras detonaciones, que sigan explotando los calefones, preparando a nuestros soldados.
La Batalla Cultural todavía la venimos ganando. Al que se oponga a nuestras consignas (“luchamos contra la dictadura”, “Cuba es una democracia”) ¡al ostracismo!, a hostigarlo hasta que nos pida perdón, de rodillas, en algún artículo melifluo, donde se tome tanto trabajo para disimular que pretende incriminarnos a nosotros de haber propiciado la dictadura, que terminará perdiéndose en algún recodo del camino y nadie entenderá si nos acusa o nos apoya.
¡Queremos la revolución del “PERO”!
“La guerrilla Tupamara puede haber alfombrado el camino a la dictadura militar PERO…”, y ahí vienen todas las variantes de los timoratos, que tanto han colaborado con nosotros: “Pacheco era un déspota”, “eran necesarias las reformas estructurales”, “las cosas no estaban fáciles”, “la Guerra Fría”, o, en el lenguaje contemporáneo, “es un tema que debe analizarse en conversatorios transversales y multilaterales con empoderamiento de las Infancias”.
El “PERO” es, hoy por hoy, nuestro principal aliado. “Putin puede haber cometido algún exceso en un caso puntual contra un ucraniano distraído en el tránsito congestionado, PERO la OTAN lo puso contra las cuerdas”, “los americanos están armando a sus vecinos”, lo que sea, pero el PERO debe estar omnipresente. “Cuba puede no seguir puntillosamente todas las formalidades de las democracias occidentales, PERO el bloqueo… PERO la soberanía de los pueblos, PERO las diferencias culturales”.
“Los secuestros en democracia violaron los Derechos Humanos PERO… había injusticia, el agua de OSE tenía sal, los secuestrados en parte se lo merecían, el contexto era otro, o, el comodín de la revolución: ‘en su tiempo fue correcto’”. No hay ni existirá comodín superior para justificar todas las atrocidades. Pues démosle esas herramientas a los obreros del intelecto y de las artes.
Que la babosa embriaguez que les produce el “coraje” de la familia que vivía con niños en la parte de arriba de la sacrosanta Cárcel del Pueblo, opaque la flagrante violación a los Derechos Humanos que cometíamos abajo, en el Búnker Solidario, con presos encerrados en gallineros durante meses, con la amenaza siempre presente de que no bien se encendiera la lamparilla, por la cercanía de las Fuerzas Represoras, serían ajusticiados con un tiro en la nuca. ¿Se puede imaginar una violación a los Derechos Humanos semejante? Solo el terrorismo de Estado compitió luego con nosotros. Pero debemos trabajar día y noche para que los obreros del teclado sigan fascinados con la “familia de fachada” de la casa de arriba en la Cárcel del Pueblo, para no escuchar los alaridos lacerantes de los prisioneros del subsuelo.
Toda vez que nos increpen porque pregonamos la ausencia de libertades, pongamos el PERO en la rueda del debate. Nada más seductor para un asustadizo, que poder ampararse en el PERO cuando se florea en televisión. Hasta los periodistas titubearán ante el relativismo histórico. ¿La dictadura comenzó de verdad el 9 de febrero o el 27 de junio de 1973 o en la nebulosa de los meses o años previos, como sostiene nuestro entrevistado estrella?
Si los Tupamaros perdemos la batalla cultural, que siempre ganamos por goleada, a lo Tony Soprano, con amenazas y ejecuciones ejemplarizantes, perderemos la guerra. Será nuestra claudicación definitiva, nuestro “Pepe”.
Que el ánimo no decaiga, compañeras y compañeros.
Por eso, a 60 años de nuestro nacimiento, cantemos todos juntos, a voz en cuello: ¡happy birthday Tupamaros!