El 6 de octubre de 1973, fuerzas combinadas de Egipto y Siria invadieron Israel durante la festividad de Yom Kippur. El 16 de ese mes, en respuesta al apoyo occidental a Israel, la (OPEP) Organización de Países Exportadores de Petróleo suspendió la producción y entrega de petróleo a occidente. El valor del barril pasó de 2,90 dólares a 11,90 dólares.
Luego que Israel rechazara la invasión, capturando además amplios territorios de ambos países, se acordó el cese de hostilidades el 25 de ese mes. La derrota militar acentuó el boicot árabe, que generó en occidente aumento de precios, desabastecimiento, desocupación y caída general de los índices de actividad, con severos efectos inflacionarios para la economía mundial.
Los países occidentales respondieron con una serie de medidas de contingencia. Pero también comenzaron a planear maneras de acotar su dependencia de los combustibles tradicionales. Fue entonces qué tiempo después comenzó la más grande y extensa campaña publicitaria a nivel global: el culto al calentamiento global.
Hubo un tiempo diferente
En tanto, en los medios científicos circulaba la hipótesis de indicios de un enfriamiento de la Tierra. Tal hipótesis, extendida aunque también discutida, se basaba en las series de datos de temperaturas promedio globales que mostraban una estabilización con leve aunque persistente tendencia a la baja. En agosto de 1973, el climatólogo británico Hubert Lamb, publicó en la edición especial de El Correo de la Unesco, dedicada a los avances en la meteorología mundial, un extenso artículo titulado: “Desde hace 30 años la Tierra se enfría. ¿Está cambiando el clima del planeta?”
En ese artículo describe la discusión científica y fundamenta su hipótesis: “… En algunos de los primeros trabajos científicos sobre este tema, publicados de 1950 a 1960, se atribuía el calentamiento a la producción por el hombre de anhídrido carbónico al quemar combustibles fósiles (carbón, petróleo, etc.), lo que incrementó la cantidad de ese gas en la atmósfera casi en un 10 % durante la primera mitad de este siglo”. (…) Pese al aumento de la producción de ese gas, debido al incremento de la industrialización y de la combustión de petróleo y otros combustibles, la tendencia de la temperatura se invirtió. En efecto, durante los últimos 25 o 30 años la tierra se ha vuelto a enfriar progresivamente. Ese enfriamiento fue especialmente sensible hacia 1960”.
Concluye afirmando que: “El descenso de la temperatura desde 1945, más o menos, constituye el más prolongado que se conoce desde que se empezó a registrar la temperatura”.
El aleteo de una mariposa…
Mientras tanto, el Reino Unido, uno de los países más afectados por la decisión de la OPEP, dispuso reducir la producción y las horas de trabajo industriales. Tal situación generó protestas y huelgas, en especial de los fuertes sindicatos mineros ingleses del carbón. Al tiempo que la crisis económica mundial se profundizaba, la hipótesis del enfriamiento global llegaba a las portadas de medios de alcance mundial como la revista Science News, de marzo de 1975, o el periódico New York Times, del 8 de abril de 1977, entre otros.
La inestabilidad social en el Reino Unido llevó a que en 1979, mediante moción de censura del Parlamento, se destituyera al premier laborista James Callaghan. En su lugar se nombró a la líder conservadora Margaret Thatcher. Pero en los laboratorios ya se observaba un cambio de tendencia en las gráficas de temperatura con una reversión del enfriamiento. Esto motivó que la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos sugiriera al entonces presidente James Carter crear una comisión para estudiar esos cambios en la temperatura promedio global.
Algo se estaba gestando
Mientras tanto, en el Reino Unido, en marzo de 1984, se dispuso una huelga general por el cierre de una mina de carbón considerada improductiva. Margaret Thatcher declaró ilegal la huelga. No está claro si Thatcher convocó a Sir Crispin Tickell, o este le hizo llegar una interesante propuesta. Lo cierto es que Tickell, climatólogo de Harvard y autor de “Cambio climático y asuntos mundiales: sobre los peligros del enfriamiento global” y Thatcher mantuvieron una reunión.
Se cree que Tickell le recomendó explorar los conceptos de cambio climático para desarrollar argumentos en contra del carbón. La finalidad era debilitar la huelga que paralizaba al Reino Unido. Se entendieron, Thatcher era graduada en química de Oxford. Conocía la acción de los elementos que influyen en el clima y las teorías al respecto. Tickell se convirtió en asesor del gobierno. Un grupo de científicos se encargó de elaborar un relato ideológico del cambio climático antropogénico. Efectivo para convencer a los ciudadanos británicos en su difícil gestión contra los mineros del carbón.
Resultó, porque en la reunión del G7 de junio de ese año se habló por primera vez de “cambio climático”. Se emitieron directivas expresas para los ministros de medio ambiente. Al año siguiente el tema estaba en la agenda oficial del G7.
En tanto, la huelga continuaba. En noviembre de ese año, casi tres cuartas partes de la población estaba en huelga, incluyendo a los mineros. Los huelguistas perdían empuje ante la opinión pública harta de los conflictos y vicisitudes económicas y la hábil argumentación en contra del carbón y petróleo. La huelga finalizó meses después con la derrota absoluta de los huelguistas.
En 1987, Sir Crispin Tickell fue nombrado embajador de Gran Bretaña ante la ONU. A partir de su gestión, los gobiernos comenzaron a aumentar impuestos a los combustibles tradicionales, a la vez que destinar grandes sumas de dinero para subvencionar las energías alternativas. En la conferencia del 27 de septiembre de 1988 en la Royal Society de Londres, Thatcher estableció los fundamentos del cambio climático que hoy se discuten. Fragmento que reproducimos aquí.
Un año después, 8 de noviembre de 1989, en discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, convenció a los líderes mundiales. Deberían abandonar la dependencia de los combustibles tradicionales y reemplazarlos por otro tipo de energías. A partir de ese momento la tendencia a un enfriamiento global se olvidó en los laboratorios gracias a las enormes subvenciones estatales que aún hoy persisten. Pasando a ser de gran interés la hipótesis transformada en dogma científico del calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero.
“La historia del proceso a partir del cual se llega a la idea actual del Cambio Climático producto del Calentamiento Global Antropogénico, resulta sumamente importante para comprender los procesos sociales involucrados”, doctora en Ciencias de la Atmósfera e investigadora argentina, Rosa Hilda Compagnucci. Integrante del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).