
Hemos detallado la situación de Montevideo en lo referente a disposición final de las aguas residuales. Veamos qué ocurre con el procesamiento de aguas residuales en el resto del país. Tengamos presente que, por la Ley N.º 4.799 de 1913, todo lo relativo al saneamiento de Montevideo (aguas servidas y drenaje pluvial) está a cargo de la I.M.M. En el resto del país, Obras Sanitarias del Estado (OSE) cumple dicha función.
En julio de 2024, OSE anunció obras de saneamiento en casi todo el país. El plan incluía más de 57 mil conexiones de saneamiento y la construcción de 48 nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales. En la actualidad, y de acuerdo con los datos de OSE, Uruguay cuenta con 55 plantas de tratamiento de aguas residuales, (56 con la de Montevideo).
Las aguas bajan turbias
Es nuestro interés actual conocer cómo se disponen las aguas resultantes de tales procesos de saneamiento. A Montevideo el agua residual le está llegando al cuello. En otros lugares, de menor población, aún no se evidencia el resultado de verter aguas residuales sin tratamiento a los cursos de agua.
De las 48 plantas de tratamiento, 17 realizan tratamiento terciario, es decir, un proceso completo de depuración de tales efluentes. Todavía operan 29 plantas que realizan un tratamiento parcial eliminando lo más grosero pero sin proceso biológico y desinfección. Aún persisten 9 plantas que solo realizan un pretratamiento. En tanto que existen 5 proyectos de plantas de proceso terciario, de los cuales 3 son para modernizar plantas primarias y una secundaria, más una nueva en San José.
El plan comenzaba en 11 departamentos, elevando los porcentajes de cobertura del servicio de saneamiento según este detalle. San José de Mayo (pasará de 92% a 94% con saneamiento), Ecilda Paullier (76% a 83%), 25 de Mayo en Florida (13% a 29%), Tacuarembó (79% a 85%), Minas (60% a 82%), Mariscala (14% a 23%), Aiguá (14% a 31%), Rocha (59% a 67%), Salto (79% a 98%), Artigas (60% a 81%), Baltasar Brum (8% a 38%), Tomás Gomensoro (7% a 54%), Vichadero (2% a 26%), Las Piedras sur (2% a 36%), Progreso (1% a 54%) y La Paloma-Aguada-Costa Azul (25% a 39%).
Obsérvese que en ningún caso totalizan 100%. El resto de dichas poblaciones continuará utilizando los antiguos métodos de pozos negros con barométricas, o en algunos casos sin ellas. Se entiende que una planta de saneamiento completa requiere de gran inversión y mantenimiento. Que es un gasto que «no se ve» según la óptica electoral, pero que resulta fundamental para reducir el gasto en Salud Pública y mejorar la calidad de vida de la población. No es poca cosa, si lo observamos con perspectiva nacional.
¿De qué se trata el proceso terciario?
Consideremos que lo genéricamente denominado «plantas de tratamiento de aguas residuales» es donde convergen la red de alcantarillado y las aguas servidas domiciliarias, para su acondicionamiento y posterior disposición final. Tal proceso tiene por finalidad obtener agua de calidad adecuada para su utilización en distintas actividades. Disminuyendo la presión de consumo del agua potabilizada y mejorando la calidad de los cursos de agua donde se viertan.
El sistema tiene cinco etapas: Pretratamiento – tratamiento primario – secundario y terciario que se complementa con desinfección. No es un sistema rígido, ya que en el proceso se pueden incluir procesos o equipos de otra etapa debido al tipo de efluentes tratados y la capacidad de inversión y destino final de las aguas tratadas. Lamentablemente, y por diversas razones, no todas las plantas de tratamiento de OSE cumplen con el proceso completo.
De este proceso de cinco etapas resultan dos productos: agua y lodos procesados. El agua resultante puede ser destinada a usos industriales, agropecuarios, o ser volcada a un curso de agua receptor sin peligro de alteración del ecosistema o atentar contra la salud de la población. Por su parte, los lodos, requieren de un proceso complementario de estabilización y deshidratación. Ambos productos pueden ser una fuente de ingresos adicional debido a que pueden ser comercializados como riego o abono.
Queda muy bien demostrado el sistema terciario en este video institucional de OSE sobre la Planta de Tratamiento de Líquidos Residuales de Ciudad de la Costa:
No tenga miedo, tenga cuidado
Leemos que la transmisión de enfermedades por aguas residuales se da por el contacto con la piel durante el baño, por ingestión accidental o por consumir alimentos lavados con tales aguas. Entre las patologías que detallan distintos estudios médicos sobre el tema, las más comunes suelen ser problemas dermatológicos como erupciones cutáneas, irritaciones y alergias. En los casos más complicados se detallan parásitos, hepatitis A, cólera, fiebre tifoidea y distintos tipos de diarreas. También existe el riesgo de contaminación por exposición prolongada ante determinados productos químicos tóxicos, metales pesados como el plomo, mercurio y otros.
En este breve detalle queda expuesto por contraposición el ahorro de gastos en Salud para el Estado y los contribuyentes. Continuar vertiendo aguas residuales sin tratamiento adecuado a los cursos de ríos y arroyos representa un riesgo innecesario e indigno para un país en que parte de su Producto Bruto Interno proviene del turismo. De acuerdo a informe de la Consultora Ceres, el turismo en 2024 significó un 5,8% del PBI y pronostican un 6,4% para 2025.