Escribe Alfredo Bruno
Varios lectores, amigos y de los otros, nos han preguntado si no seguiríamos refiriéndonos al tema Astesiano, Inteligencia y sus innumerables colaterales. En rigor, nos cuesta volver al tema, primero porque creímos haber dicho lo necesario sobre el punto, y fundamentalmente porque no nos agrada estar reaccionando cada día a cada nueva operación que se plantea en torno a lo mismo. Sin embargo, viene bien hacer una pequeña puesta a punto, sobre todo en base a elementos que confirmaron nuestras primeras impresiones.
No Era Carne Podrida, Sino Pescado Fresco
Nobleza obliga, lo primero es reconocer un fallo. Nos equivocamos.
No se trató de “carne podrida” la operación montada en torno a las filtraciones de inteligencia, como nos refiriéramos en su momento. Resultó ser pescado congelado, de la mejor calidad y de inesperado origen, el Golfo Pérsico. Si, aunque algunos demostraron ignorarlo en el desierto hay mar y en él tienen peces…
Estuvimos en lo cierto, en cambio, cuando aconsejamos no incendiar las praderas sin antes analizar los hechos y sus probables consecuencias. La denuncia en mala hora presentada por el Secretario de Inteligencia Estratégica del Estado fue archivada, como todo hacía suponer, y la pléyade de plañideras salió de inmediato a exigir su renuncia, como también todo llevaba a esperar.
Era el objetivo, marcado como decíamos porque “por primera vez la Coordinación de Inteligencia está a cargo del poder político, de un civil…”
Una Renuncia Que No Se Debió Aceptar
Afortunadamente el Poder Ejecutivo ha dado a la solicitud de renuncia del Dr. Garcé el trámite que merece. No ha tenido igual suerte, en cambio, la Sub Dirección Nacional de Policía, a la que presentó renuncia el Sr. Comisario General (R) Héctor Ferreira, multicitado en los chats con Astesiano que diariamente dan a conocer los voceros de los servicios.
Como también señalamos en su oportunidad, el botín más perseguido en esta operación era la Dirección Nacional de Policía, detentada por primera vez por un “boina negra” ajeno a intrigas palaciegas y juegos cortesanos de poder.
Por eso mismo no se han podido hallar contactos entre el Director Nacional Diego Fernández y el delincuente Astesiano, por lo que han debido conformarse con centrar las baterías en el Sub Director, quien había mantenido varios intercambios con el infiel custodio.
Las investigaciones sobre los mismos demostraron que en ningún momento se violó norma o restricción alguna, ya que en cada caso se siguió el ritual procesal correspondiente, justo y apropiado, No obstante, quedó subyacente una apreciación descriptiva del Sr. Sub Director en relación a un Legislador, la que más de medio país podría tranquilamente hacer suya, que dejaba en posición desairada al Gobierno.
Ante esto Ferreira entendió como su deber renunciar para quitar peso a la Administración, en un acto que lo honra en tanto nada malo había hecho y, en definitiva, no había sido él quien había designado a su interlocutor.
Atención al VAR
Esta victoria pírrica en rigor no habría siquiera de computarse al palmarés opositor, sino que debería fungir como un gol en contra del Gobierno, que inundado tal vez del espíritu del Tornado Alonso y su accionar mundialista está formado en un 10-1, todos colgados del travesaño propio, incapaz de una defensa orgánica, ya ni hablar de un ataque colectivo, jugados al talento goleador del Presidente, quien debe bajar a buscar la pelota, transportarla, desbordar, levantar el centro y cabecearlo en el arco adversario..
No es buena cosa que un equipo deje rodar las cabezas de sus miembros más leales. Sobre todo, cuando además el adversario solo se distingue por su tenacidad, pero cada nueva bomba incendiaria que prepara termina explotando en sus propios pies y ni siquiera lo advierte y continúa avivando la llama.
Cualquiera habría pesado que tras el revés en el referéndum por la LUC se impondría una autocrítica, que pusiera freno y control a la mitomanía y a la fabulación irrestricta. No ha pasado así y cada nuevo episodio lo demuestra,
Así ha sucedido en todo este tema e incluso en sus preliminares, con el caso Marset, del que ya nos ocupáramos también en ContraViento. El gran escándalo relativo a la concesión de su pasaporte llevó a conocer que en realidad había sido posible entregar el mismo solo gracias a un Decreto del año 2014, firmado por Astori.
La posterior cruzada sobre esos documentos, ya con Astesiano en la mira, hizo ver que el tema de las falsificaciones venía de mucho tiempo atrás, que ya en 2019 había sido denunciado, y archivado, y que el primer procesado ajeno a la asociación ilícita no fue un jerarca multicolor, sino un Cónsul en Moscú nombrado en 2013, casualmente, por Astori.
Una vez más lo que nace bien…
La joya de la corona estará, sin dudas, constituida por el apoyo a la Coordinadora Popular y Solidaria de Ollas, con marcha y paro incluido, donde por el reflejo pavloviano de oponerse al Gobierno la oposición quedó indisolublemente unida a un grupo que, como quedará judicialmente demostrado en breve, se dedicó a robar y comercializar en su propio provecho los alimentos que pretendidamente recibían con destino a ollas inexistentes. Lo más tragicómico del caso es que para ello se unió a individuos que ni siquiera eran del FA, dando la espalda a sus propios militantes que durante más de un año trabajaron desinteresadamente con total honestidad y entrega.
El episodio del presunto espionaje sobre dos Senadores orilló el ridículo, al determinarse que una de las presuntas espías era una funcionaria de confianza de uno de los presuntos espiados, y finalmente el ridículo ya fue tomado por asalto con el bufonesco caso del pescado, donde en cualquier país serio ya varios habrían sido formalizados por difamación en base a las descabelladas hipótesis que se manejaron.
Claramente, eso no pasará aquí, en tanto no somos un país serio.
No podemos serlo desde que un porcentaje muy importante de la clase política y sus sosías sindicales, sociales, etc., está empeñado cada día en lograr que el país retroceda o, al menos, que no avance y celebran alborozados algún mal indicador nacional consignado por una ONG de Burkina Fasso o algún periodista de Pluma Verde, al tiempo que ignoran olímpicamente reconocimientos como el reciente de la calificadora de riesgo japonesa R&I, al elevar la nota de la deuda soberana en moneda extranjera de Uruguay a BBB+ con perspectiva estable, lo que supone la máxima calificación crediticia alcanzada por nuestro país..
Aquellos vientos, estos lodos…
Naturalmente, la forma de hacer “política” de la oposición y sus múltiples clones no es nueva, ha tenido ya varios cultores últimamente en la región, e incluso es posible rastrear sus orígenes reales.
Corría el año 1992 en España y ETA asimila el golpe de la caída de su cúpula directiva, al tiempo que recibe el rechazo mayoritario de la sociedad vasca. Por ello, comienza a diseñar una nueva estrategia, que implementará a partir de 1994, ese mismo año en que aquí algunos no tuvieron mejor idea que desafiar el orden institucional en defensa de una banda de cobardes asesinos que continuaría matando por casi dos décadas más.
Esa nueva estrategia etarra apuntaba a “reconquistar las calles” y constaba de dos frentes, en el área terrorista declarar como objetivo de sus acciones a los representantes políticos de los dos grandes Partidos de aquel entonces, el PP y PSOE y en segundo lugar lo que denominaron “socialización del sufrimiento”, que consistía en impedir en todas las formas posibles la vida normal de los ciudadanos, con enfrentamientos diarios, pintadas, iconografía amenazante, llamadas telefónicas personales, insultos en la calle o en los bares, cartas anónimas a los hijos y parejas de los amenazados y la presión que suponía las concentraciones frente a domicilios particulares de todo aquel que se no se plegara a la prédica terrorista.
Las tácticas, denominadas “palo y zanahoria” por los simpáticos etarras, pretendían empujar a los nacionalistas moderados hacia sus actitudes radicales o hacer imposible su vida.
Adaptadas a los nuevos tiempos, es fácil reconocer las principales tácticas e ideas fuerza de esa estrategia de otrora en el actual despliegue de acciones de la oposición uruguaya.
Desde el miserable “cacerolazo” a 10 días de la Emergencia Sanitaria del Coronavirus, hasta las actuales exigencias de renuncia de jerarcas, pasando por las “muertes evitables”, el “colapso de CTIs”, el “#aceptePresidente” por las vacunas rusas y el inefable Albertito y la miríada de acciones diarias con que los diversos operadores de la oposición han combatido el aburrimiento durante estos años, todo nos remite a aquello de “socializar el sufrimiento”, en procura de plegar adeptos a su causa o enfrentar la cancelación social por oponerse a ello.
Naturalmente, esta línea de acción lleva el mismo destino que su antecesora, el fracaso total.
Sucede que ni entonces allá, ni ahora acá hay sufrimiento alguno para socializar, como no sea el de quienes se vieron apartados por las urnas del poder y sus mieles.
Es una pena que Pablo Iglesias en su última visita no se los haya explicado, ya que como viejo abertzale debería conocer esa situación, si bien él mismo es una clara muestra de los problemas que genera el pasarse la vida en tácticas, sin contar con la sombra de una estrategia que les dé contenido.
La demostración aquí en tanto es clara y no la ve quien no quiere. Pese al planteo conservador del Multicolor F.C. sus adversarios solo pueden celebrar diferencias en el entorno de los márgenes de error.
Por ello, no interrumpamos al adversario cuando se equivoca y preparémonos para un 2023 que puede ser mucho mejor, si nos atrevemos a abandonar los planteos defensivos.
Dependerá de nosotros.
Que así sea.