Por María José Peñagaricano | @criticamj1
Un clásico que no pasa de moda.
1 ½ de chipirones limpios
4 cebollas
½ morrón
3 dientes de ajo
1 vaso vino blanco seco
sal, pimienta y pimentón (me gusta usar mitad dulce ahumado y mitad picante)
Picar una cebolla bien chiquita y saltear. Agregar el ajo picado y los tentáculos también picados. Si los calamares tienen las aletas, sacarlas de un pellizco y también picarlas y agregarlas.
Condimentar y rellenar los chipirones con esta preparación y cerrar con un palillo. No llenar de más. Tener en cuenta que el chipirón se encogerá al cocinar y no queremos que exploten ni se salga el relleno.
Cortar la cebolla en juliana fina, salarla y ponerla a cocinar a fuego suave hasta que esté casi caramelizada. Agregar los morrones también cortados en juliana.
En una plancha con un chorrito de aceite bien caliente, dorar los chipirones de cada lado, un minuto por lado.
Agregar el vino y raspar con una cuchara de madera para que levante todo lo que haya quedado pegado en la plancha. Dejar un par de minutos para que se evapore el alcohol.
Agregar los chipirones y todo el líquido que haya quedado, a las cebollas, agregar un poco de agua y dejar cocinar no más de 10 minutos. Probar que estén tiernos. Recuerden que si los cocinamos de más, se endurecen. Acompañarlos con papas hervidas.