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Contraviento

Uruguayos y el tatuaje: “Y yo te llevo a todas partes”

12 enero, 2025
Uruguayos y el tatuaje

Un enigma azul celeste que viene desde el fondo de la historia.

… Hoy los jóvenes se tatúan para activar un proceso de diferenciación, ya no lo hacen como antiguamente se hacía, para ser “uno más”, sino que lo hacen para ser “uno menos”; hoy no es una práctica cultural heredada, sino una práctica cultural adoptada”. Tal observación es de la doctora en Ciencias Antropológicas, Valentina Brena Torres.

Detalla en “Procesos de construcción y clasificación del tatuaje en el Montevideo actual”, que el difundido tatuaje comercial actual es un fenómeno relativamente nuevo. Si bien en las cárceles uruguayas la práctica existía desde antiguo, el estigma de «ser tatuado» “era cosas de presos, marginados, marineros, prostitutas, y en los mejores casos, viajeros, afirma.

Rayas azules, celestes y blancas

No obstante, el tatuaje como marcas pigmentadas o simples cicatrices autoinfligidas viene desde muy antiguo en los habitantes de la Banda Oriental. La antropóloga Teresa Porzecanski, en el capítulo tatuajes de su obra “Curanderos y caníbales” señala al respecto que el marino portugués Lope de Sousa (en 1531, por estas tierras) describió en su diario de viaje “marcas o tatuajes debajo de los ojos” en las mujeres chaná-beguá.

Por su parte, el jesuita alemán Antón Sepp, en “Relación de viaje a las misiones jesuitas” (1733) menciona que desde temprana edad los varones yaros (habitaban ambas márgenes al sur del actual Río Uruguay) comienzan a hacerse marcas y cicatrices. Pero es Félix de Azara, quien describe sobre el tatuaje iniciático de las adolescentes charrúas. Señala que “a la nubilidad de las jóvenes se les realiza tres rayas azules que caen verticalmente sobre la frente, desde el nacimiento del pelo hasta el extremo de la nariz, siguiendo la línea media, y se les trazan otras dos que cruzan las mejillas”.

Distingue de tal situación a las mujeres minuanes. Las cuales solo lucían las tres líneas verticales prescindiendo de aquellas sobre las mejillas. Agrega, Azara, que para realizar este tatuaje “se señalan estas rayas picando la piel, y por consecuencia son indelebles”. Tal observación, sobre las tres rayas azules, es refrendada por el frenólogo francés Pierre-Marie Dumoutier, en cuanto a que la charrúa María Micaela Guyunusa, las tenía.

Queda planteada la duda sobre si Guyunusa pertenecía a los minuanes, o por otros motivos, no había agregado las líneas sobre sus pómulos. Existen testimonios de la época que señalan el hecho de que los minuanes, si bien habían sido integrados por los charrúas, mantenían algunas de sus costumbres originales. Lo curioso es que no hemos encontrado en la relativamente abundante bibliografía sobre Guyunusa, mención a estas líneas en su frente.

El historiador Alcides D’Orbigny en “El hombre americano”, repara en la costumbre de los pampas, a la nubilidad de las jóvenes, de “realizarse tres líneas verticales desde la naciente del cabello hasta la punta de la nariz y otras dos transversales sobre las sienes”. Consideraba que ambas agrupaciones, y otras aledañas, partían de un mismo tronco étnico.

Por su parte, Francisco Bauza, en “Historia de la dominación española”, describe; “… Al hacerse núbiles, (su rostro) era marcado con tres rayas azules o blancas”. Incorporando así al color blanco para algunos diseños.

Los hombres de estas comarcas también lucían tatuajes; “… las mujeres se pintaban tres rayas azules en las sienes y los hombres otras del mismo color en las mejillas” concluye Pedro Stagnero, en los charrúas. Por último, el marino alemán Ulrico Schmidel, que acompañara la expedición de Pedro de Mendoza, en la Segunda Fundación de Buenos Aires, dejó testimonio sobre que las mujeres timbúes “están siempre rasguñadas y ensangrentadas debajo de los ojos”.

Y te llevo a todas partes

Si bien muchos compatriotas han desechado la idea de lucir tatuajes u otras marcas estéticas, y se vanaglorian de ello, quizás descubran ahora que una parte de los uruguayos lucen un tatuaje desde sus primeros momentos de vida. En efecto, “En Uruguay, desde 1940 hasta 1978 para la vacunación BCG se utilizó la técnica de multipunturas. Se administraban gotas de linfa vaccinal sobre la piel del brazo derecho del recién nacido y se realizaba simultáneamente un tatuaje en el dedo gordo del pie izquierdo a los nacidos en el Hospital Pereira Rossell”, según detalla el Dr. Julio Magliano, de la Unidad de Lesiones Pigmentadas del Hospital de Clínicas “Dr. Manuel Quintela”.

Advierte, el Dr. Magliano, que; “Desde el punto de vista dermatológico, hay que tener presente este momento en la historia de la vacunación por BCG, ya que aquellos recién nacidos que se les realizó el tatuaje, hoy adultos, presentan lesiones azules en el primer dedo del pie izquierdo. (…) como lesiones redondeadas de escasos milímetros, azules o azul grisáceas”.

Fuentes consultadas:

Procesos de construcción y clasificación del tatuaje en el Montevideo actual”. Dra. en Ciencias Antropológicas. Valentina Brena Torres.

Curanderos y caníbales”. Licenciada en Ciencias Antropológicas Teresa Porzecanski.

Importancia actual del tatuaje: La vacuna BCG”. Dr. Julio Magliano/ Dra. Leticia Quercia/ Dr. Miguel Martínez/Dra. Alejandra Larre Borges. Dermatología. Facultad de Medicina. UdelaR. Montevideo.